Nota del editor: Roberto Izurieta es director de Proyectos Latinoamericanos en la Universidad George Washington. Ha trabajado en campañas políticas en varios países de América Latina y España y ha sido asesor de los presidentes Alejandro Toledo, de Perú; Vicente Fox, de México y Alvaro Colom, Guatemala. Izurieta también es analista de temas políticos en CNN en Español.
(CNN Español) – La elección de Donald Trump fue una irrupción de la política como la entendíamos la mayoría de nosotros y un evento contrario a lo que predecían muchos. Meses antes, pocos pensábamos que alguien de las características de Donald Trump (totalmente fuera del sistema político partidista y con sus peculiares o características personales) podría ser electo presidente de EE.UU. Pero al acercarse la elección, esta se volvió cerrada y competitiva: mucho más cuando el director del FBI, James Comey, 11 días antes de la elección hizo público que reabriría la investigación sobre el famoso caso de los correos electrónicos de Hillary Clinton.
¿Ahora, a menos de un mes de la elección de noviembre, más y más personas se preguntan quién ganará esta elección? Pues bien, estos comicios son, en muchos aspectos, más complicados y difíciles de predecir. Por lo que es bueno recordar lo que dije (más allá de lo que algunos falsamente dicen que dije) 8 días antes de esa elección en el programa de Juan Carlos López:
“Esta es una elección cerrada y competitiva y mucho más luego de esto (la declaración de Comey)”. Entonces, si esa contienda ya era complicada de predecir, la del próximo mes es más difícil aún.
Veamos lo que dice actualmente Harry Enten (con su pronóstico, “The Forecast with Harry Enten”, para CNN): Hasta ahora (12 de octubre) Enten proyecta que, conforme a las encuestas de hoy, 11 puestos de la Cámara se han inclinado a favor de los demócratas (contra los 235 de la mayoría republicana en el actual Congreso), pero que el Senado se mantendría en manos republicanas. Recordemos que, en este ciclo, se eligen o reeligen todos los representantes (Cámara Baja). Mientras que el Senado es mucho más difícil para los demócratas porque solo se renuevan un tercio de los 100 escaños, y, de ellos, la mayoría son demócratas (26) más 2 independientes. O sea, los demócratas tienen que defender más espacios que los que pueden ganar en el Senado a pesar de ser minoría (así sea por dos votos).
Lo interesante es que (y dice CNN en sus proyecciones), si aplicamos el margen de error, también los republicanos podrían mantener la Cámara Baja por hasta 230 diputados, o los demócratas ganarla por hasta 262. Esto mismo sucedió hace dos años, donde en la mayoría de esas mismas encuestas a nivel estatal (que en última instancia definen la elección a través de los llamados electores), había más de 10 estados donde se producía un empate estadístico (menos de 2%) y los más importantes por su número de electores eran: Florida, Pensilvania, Ohio y Michigan. Esas regiones las ganó mayoritariamente Donald Trump, pero la mayoría de las encuestas a nivel nacional decían que Hillary Clinton ganaría con ventaja de alrededor de 2-3%: y conquistó el voto popular por 2,8 millones de sufragios.
Por eso advertí una semana antes, y lo sostuve hasta que se declaró ganador Donald Trump en la madrugada del día siguiente de la elección, que sería una decisión muy cerrada. Pues bien, la contienda del próximo mes podría serlo aún más, sobre todo si consideramos que al ser una elección intermedia vota menos gente que en una presidencial. Al participar menos electores, las bases de cada partido son mucho más importante. Y las de Donald Trump y las demócratas están ambas muy bien motivadas. O sea, muy probablemente muchos más partidarios de Donald Trump saldrán a votar, así como muchos más de los demócratas, lo que hace esta elección más difícil de predecir.
Pero más allá de cualquier pronóstico, lo que esta elección de noviembre nos dirá es si Donald Trump es una “anomalía” estadística (o de la historia) o, por el contrario, estamos ante nuevos estándares políticos. Sin duda sostengo, y lo vengo haciendo desde hace dos años, que hay una nueva ecuación política (más allá de conocer completamente cuál es). De ser así, las referencias históricas de lo que suele pasar en comicios intermedios en los primeros dos años de un nuevo ciclo presidencial (entendiéndolo de ocho años y no cuatro), sobre que los demócratas deberían ganar cómodamente el Congreso, no son tan buen referente. Sin duda, como toda información confiable e histórica, se trata de un elemento muy importante para el análisis, pero no un pronóstico confiable sobre lo que podría pasar.
¿Por lo tanto, quién ganará los próximos comicios? No es tiempo de hacer apuestas todavía. Y si por razones de fuerza mayor tuviera que hacerlas, asumiendo no mayores cambios en estas tres semanas (cosa muy difícil en tiempos de Trump), coincido con el pronóstico de CNN de que lo más probable es que los demócratas recuperan la Cámara de Representantes y el Senado permanezca en manos republicanas.
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