CNNE 580529 - on april 28, 2010 in new orleans, louisiana-

(CNN) – En 2010, la tragedia petrolera de Deepwater Horizon llamó la atención de EE.UU. durante meses. Se perdieron 11 vidas y las comunidades alrededor del golfo de México se detuvieron bajo cientos de millones de litros de petróleo. Sin embargo, al acecho por debajo del nuevo desastre, un derrame más viejo continuaba escupiendo continuamente: una fuga que comenzó cuando otra plataforma petrolera se dañó seis años antes.

El derrame de petróleo Taylor todavía está creciendo después de todo este tiempo; descargando lo que se cree son decenas de miles de litros por día en el Golfo desde 2004. Según algunas estimaciones, la fuga crónica pronto podría ser mayor, de forma acumulativa, que el desastre de aguas profundas, que arrojó hasta 666 millones de galones (o 4,2 millones de barriles) de petróleo en el Golfo. Eso también haría que Taylor se convirtiera en uno de los mayores desastres ambientales en alta mar en la historia de Estados Unidos.

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En septiembre, el Departamento de Justicia presentó un estudio independiente sobre la naturaleza y el volumen del derrame que reclama que las evaluaciones anteriores del daño, presentadas por el propietario de la plataforma, Taylor Energy Co. y compiladas por la Guardia Costera, subestimaron significativamente la cantidad de petróleo expulsado. Según la presentación, el derrame de Taylor arroja entre 75.000 y 113.000 litros de petróleo por día.

En cuanto a la cantidad de petróleo que se ha filtrado desde el comienzo del derrame, es difícil decirlo. Una estimación de SkyTruth, una organización de vigilancia satelital, situó el total entre 3,2 y 15 millones de litros para fines de 2017. Si se toman los cálculos de la presentación del Departamento de Justicia, el número es astronómicamente más alto: más de 579 millones de litros en 14 años.

El doctor Oscar García-Pineda, autor del análisis encargado por el Departamento de Justicia, se negó a comentar a CNN, citando un litigio en curso.

El derrame de Taylor visto desde una patrulla aérea de la Louisiana Environmental Action Network 2015.

Llaman a la comunidad a actuar

El derrame de Taylor comenzó cuando una plataforma petrolera perteneciente a Taylor Energy se dañó y se hundió durante un deslizamiento de tierra causado por el huracán Iván, en 2004. Sin embargo, no fue hasta 2010, después del derrame de petróleo de BP, que la gente realmente comenzó a notar que algo estaba mal. Según los activistas locales, las advertencias no provienen de la Guardia Costera, el Gobierno ni ninguna compañía petrolera. Venían de personas de la comunidad del Golfo que simplemente lo vieron con sus propios ojos.

Marylee Orr es la directora ejecutiva de la Louisiana Environmental Action Network (LEAN). Dice que, en 2010, las personas que realizaban vigilancia aérea cerca del derrame de petróleo de BP empezaron a notar otra forma, una sombra de una mancha de aceite adyacente al derrame principal que no parecía coincidir.

“En 2010, nadie lo sabía realmente. Y tal vez nadie lo sabría ahora, si no hubiera ciudadanos y organizaciones sin fines de lucro que trataran de ser buenos administradores”, dice.

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En 2012, LEAN, junto con el Apalachicola Riverkeeper y varias otras organizaciones ambientales de Louisiana, presentaron una demanda contra Taylor Energy, iniciando años de litigios entre organizaciones activistas, la compañía petrolera y varias entidades gubernamentales. Taylor resolvió la demanda con LEAN, en 2015.

Taylor Energy liquidó sus activos de petróleo y gas y dejó de producir y perforar en 2008. CNN contactó a Taylor Energy para obtener comentarios y no recibió respuesta.

Una estatua que conmemora la Fundación Patrick F. Taylor, la extensión caritativa de la ahora desaparecida Taylor Energy Company.

Un impacto difícil de medir

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Si bien los números muestran claramente que el derrame de petróleo de Taylor se acerca, si no supera, el volumen del derrame de petróleo de BP, eso no significa que el impacto ambiental sea el mismo.

“Este es un aceite que se filtra lenta y constantemente a lo largo del tiempo, por lo que el impacto en el medio ambiente es muy diferente”, dice Amos. “Una de las cosas molestas sobre el derrame de Taylor es que las consecuencias de esto se han mantenido en secreto. No ha habido mucha presión pública o política para hacer la investigación para descubrir cuál es el daño de una fuga crónica, a largo plazo”.

También hay que considerar otros impactos: los impactos en la responsabilidad corporativa, las regulaciones y la transparencia en la industria del petróleo y la viabilidad y los riesgos de la perforación en alta mar, por nombrar algunos. En un momento en que la Casa Blanca ha expresado interés en expandir la perforación en alta mar y varios estados han presentado fuertes planes en oposición, como Oregon, donde la gobernadora Kate Brown acaba de anunciar un plan para prohibir la perforación en altamar a lo largo de la costa del estado, el derrame de petróleo de Taylor está preparado para seguir siendo una piedra de toque dolorosa.