Nota del editor: El autor es abogado, político republicano y activista. Ha ejercido como vicepresidente en tres términos del Partido Republicano en Florida y dos más como presidente (1980-1990). Ha sido el primer hispano en liderar el partido Republicano en Florida. Al R. Cárdenas fue uno de los principales consejeros y encargados de recaudar fondos para la campaña presidencial de Jeb Bush en 2016.
(CNN Español) – Presidente Trump, una Cámara de Representantes demócrata, y un Senado republicano… qué se puede esperar.
Como resultado de las elecciones intermedias estadounidenses más caras de la historia (unos US$ 4.700 millones gastados en publicidad digital y tradicional), los demócratas controlarán la Cámara de Representantes y los republicanos aumentarán su mayoría en el Senado.
Durante casi 200 años, desde las elecciones intermedias de 1826 los votantes han castigado al partido que controla la Casa Blanca en la primera oportunidad posible luego de una elección presidencial.
Durante las últimas veintiún elecciones intermedias, el partido del presidente ha perdido aproximadamente un promedio de 26 bancas en la Cámara de Representantes y cuatro en el Senado.
Eso no ocurrió en el Senado estadounidense el 6 de noviembre. Por primera vez desde las elecciones intermedias luego de la elección de John F. Kennedy en 1960, el país vio cómo el partido del presidente perdió bancas en la Cámara de Representantes, pero aumentó su control en el Senado.
Los nuevos miembros demócratas de la cámara de representantes serán de los más grandes y diversos en décadas, incluyendo una cantidad récord de mujeres. Esto quizás cause un cambio significativo de prioridades debido a su género, estatus generacional, composición racial y orientación ideológica.
Los demócratas de mayor jerarquía en la Cámara de Representantes han indicado que esperan adoptar amplios cambios de financiación de campañas y leyes de ética, prohibir la reconfiguración de distritos electorales y restaurar estipulaciones clave en la la Ley de Derecho al Voto [de 1965], todo dentro del primer mes de la centésima décima sexta sesión.
Anticipamos que la representante Nancy Pelosi será nuevamente elegida presidenta de la Cámara de Representantes. Se convertiría en la primera presidenta en tener ese puesto en períodos no consecutivos desde que lo tuviera el legendario Sam Rayburn.
El senador Mitch McConnell seguirá teniendo el cargo de líder de mayoría del Senado.
Con tanta división en el Congreso, ¿cuánto puede lograrse en aquella institución?
Puedo visualizar un camino por el que podría llegar un gran proyecto de ley de gasto en infraestructura a la Casa Blanca, y también veo la posibilidad de que llegue un amplio proyecto de ley de inmigración.
Muchos demócratas quizás quieran que el liderazgo de la Cámara de Representantes se enfoque en el juicio político, pero es más probable que en vez de eso, le vayan a dedicar abundantes recursos a investigar a las agencias federales y a las empresas y agrupaciones empresariales que interactuaron con aquellas durante los primeros dos años del gobierno de Trump.
Más allá de proveer fondos considerables al gobierno, el centésimo décimo sexto Congreso enfrentará algunos problemas que solo podrán ser resueltos de manera bipartidaria: aumentar el límite de endeudamiento y lidiar con el impacto que un tope presupuestario federal pudiera tener para el gasto de defensa y el gasto nacional.
La consecuencia de la falta de aumentar o suspender el límite de endeudamiento será la falta de cumplimiento del gobierno con sus obligaciones financieras, algo nunca hecho por los Estados Unidos.
Sin un nuevo acuerdo presupuestario bipartidario bianual, el gasto discrecional en el año fiscal 2020 para la asignación para defensa disminuirá en unos US$ 71.000 millones (11%) y las asignaciones no relacionadas a la defensa disminuirán en unos US$ 55.000 millones (9%) en comparación con los niveles del año fiscal 2019.
El límite de endeudamiento y la posibilidad de un tope presupuestario serán una prueba temprana a la habilidad de los demócratas y de los senadores republicanos de forjar un consenso bipartidario sobre temas difíciles.
No descarto la posibilidad de que el presidente apoye eventualmente un aumento del impuesto al combustible o alguna combinación de medidas de ingresos, a fin de avanzar un aspecto clave de su agenda de política doméstica: un gran proyecto de ley de infraestructura.
También concibo un acuerdo que le daría una victoria al presidente respecto de la pared en la frontera, a cambio de una victoria demócrata en el programa DACA.
Estos dos componentes podrían servir como pilares a los que podrían estar anclados otras estipulaciones.
El año siguiente será aquel en que el Congreso adopte finalmente una legislación completa de privacidad y ciberseguridad. Dado que más y más empresas están enfrentando filtraciones de datos y en el proceso se está dando el robo de información privada, ha aumentado significativamente la probabilidad de que el Congreso actúe.
Vendrá más información en artículos de opinión futuros, pero por ahora observe la retórica del cambio de guardia poselección, y los acontecimientos que haya durante la inminente sesión del Congreso de los miembros que dejan sus cargos.