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Por Melissa d’Arabian

(CNN) — Al final del Día de Acción de Gracias, cuando la comilona de pavo se ha terminado, probablemente abrirás tu refrigerador y encontrarás toda clase de cacerolas envueltas en papel de aluminio y el agua de salvia que quedó.

¿Qué es lo que debe hacer una persona que ya ha comido mucho y no quiere desperdiciar? Aquí es donde entra Melissa d’Arabian.

D’Arabian es la ganadora de la quinta temporada de “The Next Food Network Star” y presenta el programa “Ten Dollar Dinners” en el canal Food Network.

Ella nos da sus cinco consejos para saber qué hacer con las sobras del Día de Acción de Gracias.

1. Congela los alimentos mientras están frescos

¿Por qué esperar a que tu pavo se haya pasado dos días más para darte cuenta de que estás hasta la coronilla del Día de Acción de Gracias? En el Día de Acción de Gracias, mientras recoges lo que quedó de la cena, inmediatamente separa la mitad del pavo que sobró y guárdalo en bolsas para congelar pequeñas, más o menos una taza o dos para cada porción, dependiendo del tamaño de tu familia. Etiquétalas y congélalas, y ahora tendrás las sobras más frescas posibles que se convierten en un sencillo ingrediente en el congelador a la espera de que las vuelvas a utilizar uno o dos meses después en otra receta: pasta, sopa, quiches, omelettes, etc.

2. ¿Estás cansado del pavo? Engaña a tus papilas gustativas

¿Quieres saber cuál es mi estrategia sabatina para el pavo que todavía tengo por ahí? Opta por algo étnico o regional con estas ideas creativas. Piensa en algo tailandés (pad thai de pavo, por ejemplo), mexicano (taquitos de pavo), o barbacoa sureña (sándwiches de pavo desmenuzado). Un perfil de sabores completamente distinto romperá el molde del Día de Acción de Gracias y te permitirá engañar a tu paladar, haciéndole pensar que tu platillo es una idea nueva y fresca y no un reciclado de sobras.

3. El pavo se ha ido, pero ¿qué pasa con lo que queda? Readapta tus guarniciones

Todos tenemos guarniciones que hacemos tradicionalmente, pero que nadie come tanto como esperaríamos. El resultado es… ¡una sobrecarga de sobras! En mi casa, una de las más grandes culpables es la salsa de arándano. ¿La solución? Simplemente piensa en la salsa de arándanos como fruta para una tarta y utilízala como usarías cualquier otra fruta. Prepara un parfait de yogur o mézclala con rodajas de manzana para hacer una tarta de fruta o un crujiente de manzana. Otra opción sería que la calientes, la viertas sobre helado de vainilla y le des el último toque con nueces tostadas encima para hacer un delicioso sundae.

Incluso puedes calentarla y hacer una fantástica salsa dulce (perfecta para mis taquitos de pavo que puedes ver arriba). El (no muy) famoso camote también es algo que siempre sobra .

Una idea: ¡piensa en el desayuno! Prepara una deliciosa mantequilla compuesta de camote con jarabe de arce y sírvela con bollitos o waffles. Convierte el camote en dulce en un relleno para empanadas o úsalo para preparar muffins de canela y afrecho. Del lado salado, intenta incorporar algunos de los camotes en el puré de papa que te sobró para obtener una deliciosa guarnición veteada de papas. (Lo sé, no te di ninguna idea para hacer algo con el relleno. Pero si te sobró relleno, necesitas una nueva receta. Solo digo…)

4. Los ingredientes también son sobras, así que escudriña el refrigerador

Recuerda una de mis reglas fundamentales para ahorrar dólares en comestibles: la comida desperdiciada es la más costosa que puedes comprar, sin importar qué tan barata que la encontraste en la tienda. Por lo tanto, asegúrate de revisar tu refrigerador para buscar ingredientes que ya estén en las últimas, a fin de que puedas aprovechar todas las sobras en lugar de tirarlas. Utiliza lo que te quedó de la crema espesa que compraste para el puré de papas para hacer un rápido budín casero de caramelo. Usa la mitad de un recipiente de crema agria para preparar la loca ensalada Jell-o de tu mamá. Encuentra una manera para utilizar la mitad restante (¡esos taquitos nos rescatan una vez más!).

Una buena estrategia general es revisar tu refrigerador cada semana (lo ideal es que lo hagas justo antes de planificar el menú o hacer las compras) y colocar a la vista en el refrigerador todos los ingredientes que “tienes que usar” para que no te olvides de ellos.

5. Siéntete bien con menos

En algún momento entre Halloween y Año Nuevo, dedícate a sacar todo lo que ya no necesites y dónalo. Y si sientes los aprietos de la economía ahora que vienen las fiestas de fin de año, haz voluntariado en un refugio para indigentes, en un banco de alimentos o en un comedor comunitario. No hay nada como ayudar a aquellos que son menos afortunados que tú para que sientas agradecimiento por lo que tienes, lo que hará que no compres de más (ni cocines de más) y mantendrá el enfoque de las fiestas en lo que realmente importa: las personas que te rodean.

Y si bien es demasiado tarde como para cambiar la cantidad de comida que compraste para este año, quizá el próximo, esta estrategia hará que compres un poco menos. Pero este año, nos ayudará a sentirnos agradecidos por el simple hecho de tener sobras, incluso si no las convertimos todas en un taquito.