Nota del editor: Diana Butler Bass (@dianabutlerbass) tiene un Ph.D. en estudios religiosos de la Universidad de Duke y es autora de 10 libros sobre religión y cultura en Estados Unidos, incluyendo “Grateful: The Transformative Power of Giving Thanks” (HarperOne, 2018). Los comentarios expresados en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Las festividades usualmente provocan estrés, especialmente en las familias que tienen tensiones emocionales, desafíos económicos o que están pasando por una etapa de luto. Sin embargo, después de la elección presidenciales de 2016, ese estrés hizo metástasis en un desorden cultural completo: la ansiedad estadounidense del Día de Acción de Gracias.
Aunque estoy segura de que soy la primera en nombrar esto, hay evidencia real de este desorden. Los científicos sociales Keith Chen y Ryne Rohla descubrieron que los estadounidenses acortaron significativamente sus cenas de Día de Acción de Gracias en los últimos años, especialmente cuando pasan las fiestas con familiares del partido político opositor. Los demócratas que celebraron Acción de Gracias en áreas republicanas gastaron entre 20 y 40 minutos menos en la comida. Los republicanos que visitaron a sus familiares demócratas relucieron las visitas de esta festividad entre 50 y 70 minutos.
El Día de Acción de Gracias se ha polarizado. Solo queremos celebrar con nuestra propia tribu.
En el último año mientras hablaba sobre mi libro “Grateful”, tuve conversaciones en todo el país sobre la gratitud, especialmente el poder de dar las gracias por renovar un país dividido. “Podemos celebrar juntos”, le recordaba a mi público, “la comida, la generosidad de la tierra, los dones de la vida y el trabajo, el placer de las relaciones … y el llamado a servir a los demás como nos han servido”.
Las audiencias vitorearon esta visión. Sin embargo, después de cada discurso, al menos una persona se paraba y contaba una historia de un pariente que arruinaba la cena de Acción de Gracias dando cátedra sobre política, y preguntaba: “¿Qué puedo hacer con la cena de Acción de Gracias?”.
Con esta pregunta, decenas de personas asentían reconociendo la situación, claramente preocupados sobre sus propias familias divididas en Acción de Gracias.
Esto preocupó a los investigadores. “Algunas personas no creen que perder la cena con sus familiares sea un costo particularmente alto”, comentó Rohla. “He hablado con personas que dicen, ‘Bueno, ¿y qué?’. Personalmente creo que es preocupante. Para mí es un síntoma de una disminución más amplia en el tejido social de Estados Unidos”.
Así que, ¿qué podemos hacer en la cena de Acción de Gracias?
Primero, si es muy difícil pasar Acción de Gracias con tu tío el que usa una gorra de ‘Make America Great Again’ (MAGA) o tu hermana, la que usa una camiseta que dice “She Persisted” (en honor a Hillary Clinton), no lo hagas. Pero si optas por no hacerlo, asegúrate de no estar en casa solo viendo un partido de fútbol mientras comes comida congelada.
En lugar de eso, haz un voluntariado. Sirve cenas en un refugio de personas sin hogar. Ve a un servicio religioso. Visita un pabellón de cáncer. Invita a estudiantes internacionales a tu casa y prepárales una cena de Acción de Gracias. Haz algo en Acción de Gracias que fortalezca los lazos entre personas, incluso si es difícil hacerlo con tu propia familia. Contactar extraños puede ser el primer paso para contactar de nuevo a tu propia familia.
Segundo, si debes pasar todo el día con una familia que está dividida políticamente, puedes hacer algunas cosas para bajar la ansiedad, no importa si eres el anfitrión o un invitado.
Si eres el anfitrión, mucho de lo que pasa en la cena depende de lo que hagas para hacer que tus invitados —todos tus invitados— se sientan seguros y valorados. No asumas que las personas se llevarán bien. Incluso si no pelean sobre Donald Trump, puede que peleen por otras cosas que solían ser menos controversiales, como el fútbol o el clima. Sé proactivo sobre potenciales conflictos. Establece reglas de “Acción de Gracias no partidistas”. Hazlas divertidas: no se permite botar comida; no se admiten peleas sobre carnes rojas o blancas, o sobre salsa de arándanos o de bayas enteras; no decidir entre ver FOX o MSNBC durante la cena.
Como anfitrión también puedes fomentar una conversación de una manera en la que se respete a todos. Haz que los invitados escriban por qué están agradecidos, pon esto en un recipiente y luego haz que otros lean por lo que las personas están agradecidas. Ofrece un “menú” de entradas de conversación. Pídele a cada persona que comparta un recuerdo de su Día de Acción de Gracias favorito. Los buenos recuerdos hacen que las personas recuerden momentos familiares significativos y pueden poner las tensiones presentes en un contexto más amplio.
Si eres valiente, aborda directamente las preocupaciones políticas. Pregúntales a los invitados cuándo fue la última vez que tuvieron una cena con alguien de un partido político diferente o cuándo se sintieron verdaderamente agradecidos por las diferentes opiniones y puntos de vista. Si eres republicano, ten una historia lista de tu propia vida sobre lo que aprecias o lo que has aprendido de tus familiares demócratas (y lo opuesto, si eres demócrata).
Si eres invitado, recuerda que eres responsable por tu propio comportamiento. Si tienes una buena relación con el anfitrión, llámalo antes y hazle saber que te sientes ansioso por la visita. Pídele a tu mamá que le diga algo al Tío Joe antes de la cena para aliviar las tensiones políticas, mantener la conversación lejos de temas divisivos, y recuerda que la bondad es parte importante de ser una familia. Prepara estrategias para mantenerte tranquilo. Usa las pausas para ir al baño tácticamente. Desvía la controversia con chistes. Da un largo paseo después de la cena.
Pon una tecla para marcar rápido a tu terapeuta. Trae de regalo el mejor postre posible; si contribuyes con buena comida, es más difícil que la gente se enoje contigo. Si decides meterte en una discusión política, enfréntala tanto con hechos como con humor.
Sobre todo, ten expectativas apropiadas. No vas a convertir a nadie en una cena de Acción de Gracias, pero puedes empezar una nueva conversación con un pariente de quien has estado separado, que podría continuar en el futuro.
Acción de Gracias es la única festividad que los estadounidenses tienen para celebrar la gratitud, para reconocer las bondades de la creación y la comunidad de la que todos dependemos. Y, como con muchos otros aspectos, nosotros como sociedad estadounidense, en este momento, tenemos mucho que hacer.
Es necesario volver a empezar. Este Día de Acción de Gracias recuerda que nuestras vidas son un regalo, que todo lo que tenemos y todo lo que nos sostiene son regalos, y que podemos elegir, incluso alrededor de la mesa festiva más incómoda, estar agradecidos el uno con el otro.