(CNN) – Evocando una escena de la película “The Social Network”, la pizarra en la oficina de la investigadora y profesora Morgan Levine en la Escuela de Medicina de Yale está cubierta de una serie de letras y números. Vuelve a poner la tapa al marcador de color rojo y da unos pasos atrás para admirar su obra.
Frente a ella, la ecuación se extiende en varias línea, ocupando gran parte de la superficie. Este algoritmo representa una nueva forma de pensar sobre la edad.
“En mi laboratorio, trabajamos en muchos diferentes tipos de mediciones del envejecimiento”, dijo Levine. “Uno de los más recientes está basado en mediciones sanguíneas que se llevan a cabo en cualquier cita con el médico. Básicamente lo que hacemos es tomarlas y combinarlas utilizando diferentes algoritmos para obtener lo que llamamos edad fenotípica o edad biológica”.
Esencialmente, todo el mundo tiene dos edades: una cronológica, qué tan viejo eres según el calendario; y la edad biológica o fenotípica, básicamente la edad en la que tu cuerpo funciona en comparación con los niveles promedio de condición física o de salud.
“Las personas de una misma edad cronológica no tienen el mismo riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular o cáncer, o incluso de morir”, dijo Levine. “Lo que (la edad biológica) hace es darnos una mejor idea de donde se encuentra uno en relación con su edad”.
“La edad cronológica no es realmente lo viejos que somos. Es un número superficial”, dijo el profesor David Sinclair, codirector del Centro Paul F. Glenn para la Biología y el Envejecimiento de la Escuela de Medicina de Harvard. “Todos envejecemos a distintos ritmos según nuestros genes, lo que comemos, cuánto nos ejercitamos y a qué toxinas ambientales estamos expuestos. La edad biológica es la que determina nuestra salud y, en última instancia, nuestra esperanza de vida. La edad biológica es el número de velas que deberíamos apagar. En el futuro, con los avances de nuestra habilidad para controlar la edad biológica, tal vez tengamos menos velas en el pastel que en el anterior”.
Levine y su equipo identificaron nueve marcadores biológicos tomados de una simple prueba de sangre que parecían ser los de mayor influencia en la esperanza de vida. Los marcadores biológicos incluyen el azúcar en la sangre, mediciones del riñón y el hígado y mediciones inmunológicas e inflamatorias.
Levine inserta esos números en la computadora y el algoritmo hace el resto.
Las personas con una edad biológica menor que su edad cronológica tienen menor riesgo de muerte, mientras que aquellos que envejecen más desde un punto de vista biológico tienen un mayor riesgo de muerte y son potencialmente más propensos a desarrollar enfermedades asociadas con una mayor edad.
Pero quizá lo más importante – a diferencia de los resultados de exámenes genéticos – es que estas mediciones pueden ser modificadas. Los médicos pueden tomar esta información e impulsar a los pacientes a realizar cambios en su estilo de vida, dieta, ejercicio y hábitos de sueño, y así tal vez dar pasos para reducir el riesgo y mejorar su edad biológica.
“Creo que lo mas emocionante de esta investigación es que estas cosas no están escritas en piedra”, dijo Levine.
“En realidad, sabemos mucho acerca de cómo cambiar algunos de estos marcadores. Creo que estamos obteniendo la información mucho antes en el proceso, con optimismo, antes de que alguien desarrolle una enfermedad, y luego pueda dar pasos para mejorar su salud antes de que sea demasiado tarde”.
Levine, a quien el envejecimiento le fascinó desde que era niña, incluso ingresó sus propios números en el algoritmo. Los resultados la sorprendieron.
“Siempre me consideré como una persona muy saludable”, dijo. “Soy activa físicamente; como lo que considero que es una dieta saludable. Mis resultados no fueron tan buenos como esperaba”.
Ahora ella trata de dormir más, además de que cambió su dieta y su rutina de ejercicios. “Fue una llamada de atención”, dijo.
Levine está colaborando con un grupo para dar acceso al algoritmo en línea, para que cualquiera pueda calcular su edad biológica, identificar sus riesgos potenciales y tomar los pasos necesarios para mejorar su salud a largo plazo.
“Nadie quiere vivir una vida extremadamente larga cuando tienen una salud muy mala y muchas enfermedades crónicas”, dijo Levine. Al retrasar la aparición de enfermedades y problemas de funcionamiento cognitivo y físico, “las personas aún pueden permanecer inmersas en la sociedad”, dijo. “Creo que ese ese es el ideal por el cual deberíamos estar luchando”.