(CNN) – Las argucias empleadas para hacer que el presidente Donald Trump llegue a la Oficina Oval se le están devolviendo y el mandatario está frustrado por esta situación.
Su antiguo asistente ahora ha sido condenado a prisión y su amigo de la compañía de tabloides obtuvo un acuerdo de inmunidad. Trump admitió por separado que su campaña sí tuvo interacciones con los rusos, lo que, incluso si se trata de cosas mínimas que afirma, es un cambio importante respecto a las negativas generales que había realizado anteriormente.
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Las pistas, el dinero secreto para denuncias e interacciones con los rusos, se están volviendo imposibles de mantener separados. Pero el patrón es claro: los esquemas que Trump negó repetidamente que se tramaron para ayudarlo a ser elegido, y los antiguos amigos y miembros de su círculo interno continúan yendo a la cárcel.
Michael Cohen, el noble exabogado de Trump, una vez se jactó de haber recibido una bala por el presidente, pero en realidad serán tres difíciles años en una prisión federal. Ni siquiera la cooperación voluntaria contra el exjefe y el héroe con el que se volcó podría ahorrarle a Cohen años de confinamiento, aunque menos de lo que habían pedido los cinco fiscales.
Que Cohen haya criticado las “sucias acciones” de su exjefe y se haya arrepentido de unirse al “lado oscuro” de Trump, probablemente haga que al presidente le cueste dormir, tras haber señalado repetidamente a su exabogado como una “persona débil” y un mentiroso. Pero Trump está furioso por la condena de Cohen, dijo una fuente de la Casa Blanca a Jeff Zeleny de CNN. La tendencia de sus antiguos socios a enfrentar problemas legales tampoco le ganará a Trump ningún nuevo amigo mientras busca nuevas caras para su administración.
El peligro evidente de trabajar en nombre de Trump es importante para los posibles candidatos a trabajar en la Casa Blanca. Un abogado personal puede ser requerido en última instancia. CNN informó recientemente que el secretario general, John Kelly, al salir de la Caca Blanca, fue interrogado en los últimos meses como parte de la investigación por obstrucción de la justicia de Mueller.
La nueva realidad del presidente
A medida que algunos de los amigos y antiguos socios de Trump se enfrentan a la cárcel, sus enemigos se sienten en ascenso cuando se presentan cara a cara ante el hecho de que Nancy Pelosi será su principal oponente. Trump claramente pensó que podía controlar esa oposición y tratar como villanos al Pelosi y al líder de la minoría del Senado Chuck Schumer, pero esta semana aprendió a la fuerza que el escenario no será fácil.
Cuando Trump invitó a reporteros a la Oficina Oval este martes mientras exigía a Schumer y Pelosi —a quienes llamaba Chuck y Nancy— la necesidad de dinero para seguridad de la frontera y el muro, les dio todo lo que pudieron y, al final, hicieron que Trump se mofara orgullosamente con la posibilidad de un cierre parcial del gobierno. Lo que parecía una oportunidad al principio de la reunión se convirtió en una posibilidad real cuando las dos partes se abrieron ante los periodistas: una lección real sobre por qué es necesario negociar en privado.
