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Taiwán: ¿el tema más álgido entre China y EE.UU.?
04:02 - Fuente: CNN

Hong Kong (CNN) – El presidente de China, Xi Jinping, pidió a Taiwán que rechace la independencia y abrace la “reunificación pacífica” con China, en un discurso conciliador que sin embargo tomó una línea dura sobre la soberanía política y las libertades de la isla autónoma.

Este miércoles, el líder chino dijo que “no se podía ceder ni un centímetro de nuestra tierra”, y agregó que el país estaba preparado para “librar una batalla sangrienta con nuestros enemigos”.

En cambio, el último discurso —que marca 40 años desde que un documento político clave abriera la puerta al acercamiento entre Beijing y Taipei— fue fundamentalmente de procedimiento, e incluso delineó cómo un futuro sistema respetaría los “activos privados, las religiones, las creencias y los credos del pueblo taiwanés y los derechos legítimos”, mientras Xi intentaba retratar la futura unificación de China y Taiwán como algo inevitable.

“La reunificación es la tendencia histórica y el camino correcto, la independencia de Taiwán es … un callejón sin salida”, dijo.

Taiwán ha sido independiente de facto de China continental desde el final de la guerra civil del país en 1949, cuando el gobierno nacionalista derrotado huyó a Taipei. El Partido Comunista de China siempre ha sostenido que Taiwan es parte de su territorio y prometió buscar la reunificación, vacilando entre la construcción de lazos económicos y sociales con la isla y amenazándola militarmente.

Taiwan's President Tsai Ing-wen arrives for a press conference at the Presidential Palace after the national flag raising ceremony in Taipei on January 1, 2019.

La tensión entre ambos lados

El discurso de Xi ocurrió un día después de que la presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen diera su propio discurso de Año Nuevo, pidiéndole a Beijing que “enfrente la realidad de la existencia de la República de China” refiriéndose a la isla por su nombre oficial. También instó a Beijing que “respetara el compromiso de los 23 millones de habitantes de Taiwán con la libertad y la democracia”.

Tsai dimitió como jefa del Partido Democrático Progresista (DPP) en noviembre después de que el partido históricamente independentista sufriera una aplastante derrota en las elecciones locales, que también provocaron que los votantes rechazaran una propuesta de que la isla compita en eventos deportivos internacionales como “Taiwán” en lugar de bajo el nombre de “Taipei Chino “, un apodo adoptado después de las presiones de Beijing.

Aunque reconoció que las elecciones eran una “prueba seria para el gobierno actual”, Tsai dijo que los resultados “no significan que la opinión popular de Taiwan esté a favor de abandonar nuestra soberanía, ni querer hacer concesiones con respecto a la identidad taiwanesa”.

La presidenta de Taiwán también señaló los “intentos de utilizar la apertura y la libertad de nuestro sistema democrático para interferir en la política interna y el desarrollo social de Taiwan, convirtiéndose en el mayor desafío de Taiwan”.

Durante su discurso, Xi dijo que China había “logrado una gran victoria frustrando el movimiento independentista de Taiwan y otras actividades separatistas”.

Lev Nachman, especialista en Taiwán y estudiante de doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de California en Irvine, dijo que esto parecía ser un oblicuo reconocimiento de interferencia en la política de la isla.

“No estoy seguro de que podamos obtener una admisión directa más clara del propio Xi de que el Partido Comunista Chino (PPC) interfiere con las elecciones democráticas de Taiwan”, dijo. “Esto es algo que siempre hemos sabido que era un fenómeno, pero de lo que nunca se había tenido una ‘prueba dura’”.

Nachman dijo que el discurso de Xi mostraba que Beijing “ahora más que nunca anticipa que Taiwan se dirigirá naturalmente hacia un camino de unificación”. “Si el PCC confía en que puede evitar que el PDP mantenga su condición de partido gobernante e incluso puede ayudar activamente a restaurar el poder del KMK, no es necesario utilizar la fuerza”, agregó, refiriéndose al Kuomintang pro-unificación que gobernó Taiwan durante décadas después de la guerra civil en China.

Un grupo de manifestantes proindependentistas de Hong Kong levanta banderas durante la marcha prodemocracia en Hong Kong el 1 de enero de 2019.

Modelo de Hong Kong

A lo largo de su discurso —y el de otros funcionarios chinos que lo precedieron— Xi apuntó a “un país, dos sistemas” como modelo para la reunificación con Taiwán.

Este es el principio por el cual Hong Kong pasó de la soberanía británica a la china en 1997, manteniendo la democracia, el sistema económico y las libertades políticas limitados de la ciudad bajo el dominio chino. Durante muchos años, Hong Kong fue visto como un modelo para Taiwán, un anuncio de reunificación futura, y el discurso de Xi se remonta a esto.

“Un país, dos sistemas se planteó para adaptar la realidad de Taiwán y salvaguardar los intereses y beneficios de los compatriotas taiwaneses … bajo el prerrequisito de garantizar la soberanía nacional y la seguridad nacional”, dijo Xi.

Sin embargo, como en los últimos años se ha visto a Beijing incumplir las promesas de ampliar los derechos democráticos, se ha encarcelado, hostigado y se ha prohibido a numerosas figuras prominentes de la democracia presentarse a las elecciones. Las libertades políticas y de prensa también han disminuido en la ciudad.

“Creo que el llamado a Xi al experimento de Un País, Dos Sistemas muestra cómo se ve una ‘unificación’ ideal desde la perspectiva de Beijing: poner a Taiwán en una posición que permita cierta autonomía, pero lentamente erosionarla hasta que se vuelva a tomar completamente”, dijo Nachman.

“A Xi le gustaría que los taiwaneses se vean en la misma posición que los habitantes de Hong Kong, cosa que no hacen”, agregó.

Hablando en Taipei el miércoles tras el discurso de Xi, Tsai dijo que la isla no aceptaría un arreglo al estilo de Hong Kong y pidió a Pekín que respete la soberanía política de Taiwan.

‘No promete renunciar a la fuerza’

‘Aunque el discurso de Xi fue conciliatorio, enfatizando la necesidad de la “reunificación pacífica”, no descartó la fuerza militar si Taiwán perseguía de jure y su independencia de facto durante mucho tiempo.

“Estamos dispuestos a crear un amplio espacio para la reunificación pacífica, pero no dejaremos espacio para ninguna forma de actividades separatistas”, dijo Xi.

“No prometemos renunciar al uso de la fuerza y reservamos la opción de tomar todos los medios necesarios”, agregó, diciendo que “el tema de Taiwán es parte de la política interna de China (y) la interferencia extranjera es intolerable”.

Si bien no reconoce formalmente a Taiwán, Estados Unidos mantiene fuertes lazos con Taipei, que se han visto apoyados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

En noviembre, la Armada de los Estados Unidos navegó dos barcos por el estrecho de Taiwán y Washington actualizó recientemente su embajada de facto en Taipei, el Instituto Estadounidense de Taiwán, por valor de 255 millones de dólares.