(CNN) – El exnarcotraficante mexicano Vicente Zambada saludó al presunto líder Joaquín “El Chapo” Guzmán con una inclinación de cabeza y una sonrisa este jueves antes de revelar que el cartel de Sinaloa mantenía un presupuesto de corrupción de más de un millón de dólares mensuales.
Zambada, de 43 años, el último testigo colaborador en el juicio a Guzmán en una corte federal de Brooklyn, Nueva York, dio luces sobre los millones pagados por el cartel para corromper a funcionarios de gobierno, durante su camino a convertirse en una de las organizaciones de crimen organizado más importantes del mundo.
Hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, un hombre buscado que supuestamente encabeza el cartel ahora que Guzmán está tras las rejas, Zambada entró en la corte con un uniforme de prisión oscuro. Sonrió y asintió ante Guzmán, que estaba sentado en la mesa de la defensa con un traje azul marino oscuro y corbata.
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Mientras testificaba contra su antiguo mentor, Zambada se refirió repetidamente a Guzmán, de 61 años, en español como “mi compadre” o “mi amigo”. Zambada dijo que conoce a Guzmán desde que tenía 15 años, y que Guzmán es el padrino de su hijo menor.
Zambada declaró que sus responsabilidades con el cartel incluían reuniones clandestinas con miembros de alto rango de agentes de la ley y militares mexicanos que ayudaron a facilitar las operaciones de contrabando y aseguraron la asignación de oficiales “amigos” en regiones clave.
Para sus servicios, los funcionarios del gobierno mexicano cobraron sobornos de más de un millón de dólares cada mes, dijo Zambada.
Ese presupuesto no incluía las primas pagadas después de los envíos de droga exitosos, testificó Zambada.
Zambada declaró que hubo una oferta gubernamental en 2008 para invertir en un barco de la compañía petrolera estatal que podría usarse para transportar 100 toneladas de cocaína. El trato aparentemente fracasó.
Zambada fue arrestado en México en 2009 y luego extraditado a Estados Unidos por cargos de conspiración y tráfico de drogas. Se declaró culpable en un juicio federal contra él en Chicago. No ha sido condenado, pero se enfrenta a 10 años de prisión perpetua y acordó perder 1.370 millones de dólares. Espera que su cooperación lleve a una reducción de su sentencia.
Guzmán se ha declarado inocente de los cargos de narcotráfico internacional y conspiración para asesinar a sus rivales.
El caso contra Guzmán se basa en parte en el testimonio de una serie de testigos cooperantes, en su mayoría antiguos socios del cártel que ya están encarcelados o que han recibido nuevas identidades y han sido reubicados por el gobierno de Estados Unidos.
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El tío de Zambada, Jesús Zambada García, también conocido como “El Rey”, fue uno de esos testigos. En noviembre testificó que había pagado a innumerables funcionarios mexicanos desde 1987 hasta 2001. Una vez, dijo ante el jurado, Guzmán le pidió que le entregara 100.000 dólares a un general militar mexicano para garantizar que el envío de la droga fuera exitoso.
Los abogados defensores han tratado de presentar a los testigos que cooperaron en el caso como informantes poco confiables, que han exagerado el papel de Guzmán en el cartel con la esperanza de obtener sentencias más indulgentes.