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Trump visitará la frontera en medio del cierre de gobierno
03:27 - Fuente: CNN

(CNN) – Donald Trump ha hecho muchas cosas sin precedentes desde que comenzó a postularse para presidente en junio de 2015. Ha atacado a prisioneros de guerra. Ha intimidado a casi todo el mundo en el mundo de la política. Ha minimizado la violencia de la supremacía blanca que llevó a la muerte de una mujer en Charlottesville, Virginia. Han dicho miles de cosas, literalmente, que no son ciertas.

Pero el truco más asombroso que ha logrado Trump como político -y ahora como presidente- es convencer a los votantes de clase media baja y predominantemente blancos de que él es uno de ellos.

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Me acordé de ese truco el domingo cuando se le preguntó a Trump si podía relacionarse con los trabajadores federales que no recibían el pago debido al cierre gubernamental en curso. Así es como respondió el presidente:

“Puedo identificarme, y estoy seguro de que las personas del lado receptor harán ajustes, siempre lo hacen y harán ajustes. La gente entiende exactamente lo que está pasando. Pero muchas de las personas que no recibirán un cheque, muchas de esas personas están de acuerdo al 100% con lo que estoy haciendo”.

“Puedo relacionarme”.

Exploremos esa idea.

Donald Trump nació en una familia adinerada. Su padre, Fred Trump, era un desarrollador acomodado de Nueva York. Poco después de que Trump se graduara de la escuela de negocios, su padre le prestó 1 millón de dólares para iniciarlo en el mundo de los negocios. En un discurso en 2015, Trump describió el préstamo de esta manera: “Toda mi vida realmente ha sido un ‘no’ y he luchado mucho. No ha sido fácil para mí, no ha sido fácil para mí. Sé que comencé en Brooklyn, mi padre me dio un pequeño préstamo de un millón de dólares”.

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Asumiendo que el préstamo haya sido otorgado en 1968, el año en que Trump se graduó de Penn, hoy equivaldría a un préstamo de casi 7 millones de dólares. Y como el diario The New York Times reveló en una impresionante pieza el año pasado, la cantidad real de dinero que Trump obtuvo de su padre superó ampliamente el millón de dólares. La cantidad iba más por una cifra de unos 400 millones, algunos de los cuales se obtuvieron como resultado de esquemas de impuestos muy cuestionables.

Haciendo a un lado su riqueza, Trump no es exactamente una persona promedio. Se crió en la ciudad de Nueva York y, a excepción de su centro vacacional en Florida, nunca ha vivido fuera de la ciudad. Fue a escuelas privadas hasta la secundaria. Salió con modelos y actrices. Protagonizó una serie de reality en televisión durante más de una década.

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Aún así, Trump de alguna manera, en el transcurso de la campaña de 2016, convenció efectivamente a una buena porción de votantes -especialmente en el medio oeste afectado por las pérdidas en la industria manufacturera- de que él y él solo entendía los desafíos que enfrentaban en la vida. Una y otra vez, en rally tras rally, los asistentes decían a los medios que Trump los había convencido, que canalizaba eficazmente sus frustraciones, su enojo y sus esperanzas.

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Dijeron estas cosas a pesar de que Trump regularmente presentaba señales de su riqueza, su educación de élite, sus diferencias. Luego votaron por él.

Trump ganó el 71% entre los hombres blancos que no tenían estudios universitarios, según las encuestas de boca de urna. Recibió el 61% de las mujeres blancas sin estudios universitarios. Trump ganó el 51% de los votantes cuyo nivel de educación más alto era la escuela secundaria y el 51% similar de los que habían asistido a alguna universidad pero no se habían graduado. Por el contrario, Trump obtuvo solo un 37% entre los votantes con algún tipo de título de posgrado, como él.

(Nota: La educación no es un sustituto perfecto de la clase socioeconómica. Sin embargo, históricamente no hay un mejor indicador en las encuestas de salida que se haya alineado con la tendencia de los votantes de clase media y baja clase como la educación.)

Desde que fue elegido presidente, Trump ha mantenido el ritmo de “soy como tú”. En una reunión de campaña en Dakota del Norte el otoño pasado, dijo esto:

“Me reúno con esta gente, a la que llaman “la élite “. Esta gente. Los miro y digo: “¿Eso es élite?” Tenemos más dinero, tenemos más inteligencia, mejores casas, apartamentos, mejores botes, somos más inteligentes que ellos, y dicen que son de élite. Somos la élite. Tú eres la élite. Somos la élite”.

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Lo que es notable de todo esto es que la gente aplaudió vivamente después de que Trump lo dijo. Trump puede tener más dinero, “mejores casas” y “mejores” embarcaciones que las personas a las que llama élite. Pero la persona promedio de la multitud en Dakota del Norte no tiene ni varias casas ni un bote. Saben que Trump tiene estas cosas, habla de ellas incesantemente y, sin embargo, de alguna forma, creen que él es uno de ellos.

¿Por qué? Mi conjetura es porque, para los seguidores de Trump, no se trata tanto de los antecedentes del presidente, que es elitista en todos los sentidos, sino de quién es él ahora. ¡Lo dice así! Le dice la verdad en la cara a estas élites. Y tiendo a creer que la riqueza y los antecedentes de Trump en realidad lo hacen más creíble con estos votantes porque era una de esas élites, pero ahora las está criticando. ¡Se ha vuelto contra las élites y las élites no pueden con éll! O algo así.

Donald Trump se considera el mejor negociador del mundo, un vendedor extraordinario. Tal vez la mejor venta que ha hecho es la idea de que es un hombre del pueblo. Es la venta la que lo convirtió en presidente.