Nueva York (CNN Business) – Estados Unidos y Venezuela atraviesan un doloroso divorcio que tendrá graves consecuencias para la industria petrolera mundial.
Los precios del petróleo en Estados Unidos subieron un 3% el martes después de que el gobierno del presidente Donald Trump impusiera sanciones a PDVSA, la compañía petrolera estatal de Venezuela. Las sanciones tienen como objetivo acelerar la desaparición del régimen del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, al privar de efectivo a su gobierno.
Pero la ofensiva del presidente Donald Trump contra Venezuela también tendrá consecuencias cerca de casa porque Venezuela, país que pertenece a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, es el cuarto importador de petróleo a Estados Unidos.
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Las sanciones de PDVSA probablemente elevarán los precios del petróleo y de la gasolina. Al mismo tiempo, se espera que expriman a los refinadores estadounidenses que dependen de una dosis constante del crudo pesado y barato de Venezuela.
“Esto es sin duda una consecuencia involuntaria de la política exterior de Trump”, dijo Michael Tran, director de estrategia energética global de RBC Capital Markets.
A pesar de las crecientes tensiones entre Washington y Caracas, las dos naciones se han entrelazado hasta ahora en el mercado de la energía. Estados Unidos es el cliente número uno de Venezuela. El país latinoamericano envió 506.000 barriles de petróleo por día a Estados Unidos en octubre, según las estadísticas más recientes del Departamento de Energía. Solo Canadá, México y Arabia Saudita enviaron más crudo a Estados Unidos.
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‘Obviamente, al alza’
Las sanciones de este lunes complican esa relación. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, dijo que las compañías estadounidenses deben hacer pagos a PDVSA en cuentas “bloqueadas” para evitar que el dinero vaya a Maduro.
“No espero que la gente vea un impacto en las bombas de gasolina”, dijo Mnuchin.
Sin embargo, los precios del petróleo en Estados Unidos subieron un 3,7% el martes a 53,93 dólares por barril ya que los operadores absorbieron la conmoción en el mercado.
“Estas son, obviamente, una noticia al alza”, dijo Tran.
El problema es que a pesar de que Estados Unidos se ha convertido en el principal productor de petróleo del mundo, todavía depende del petróleo extranjero de la OPEP y otras naciones.
Con el complejo sistema de refinación de Estados Unidos no se puede confiar únicamente en la mezcla muy ligera de crudo que se bombea desde la cuenca del Pérmico y otras zonas de esquisto bituminoso. Debe mezclarse con crudo pesado, y en estos días, a menudo proviene de Venezuela.
¿De dónde vendrá el crudo?
Mnuchin restó importancia a este problema, señalando que el crudo puede obtenerse en otro lugar.
“Estoy seguro de que muchos de nuestros amigos en Oriente Medio estarán felices de recuperar el suministro”, dijo Mnuchin.
Los analistas están menos seguros.
Arabia Saudita ciertamente tiene el poder de fuego para compensar los barriles venezolanos marginados. Pero Arabia Saudita ha prometido recortar la producción en un intento por absorber el exceso de oferta que puso el crudo en un mercado bajista el año pasado.
Estados Unidos obviamente no recurrirá a Irán para obtener su crudo pesado. El año pasado, Washington impuso sanciones a Irán que crearon ondas de choque en el mercado petrolero.
Y Canadá y México enfrentan restricciones que podrían impedir que su crudo pesado llegue a la costa del Golfo de Estados Unidos.
“Los flujos canadienses y mexicanos hacia Estados Unidos están esencialmente al límite”, escribieron analistas de JBC Energy en un informe el martes.
Canadá está teniendo problemas para sacar sus barriles debido a los límites de la infraestructura.
“Prácticamente todos los oleoductos que salen de Canadá están llenos”, dijo Tran. “Simplemente no hay muchos lugares a donde recurrir para el crudo pesado”.
La administración de Trump estima que las sanciones de PDVSA causarán una pérdida de alrededor de 11.000 millones de dólares en exportaciones para Venezuela durante la próxima década.
Sin embargo, Rystad Energy dijo en un informe el martes que la cifra será “sustancialmente menor” porque el petróleo de Venezuela encontrará un hogar, aunque uno más lejos. China e India, dos economías de rápido crecimiento que necesitan más petróleo, deberían ser capaces de recoger el crudo venezolano a bajo precio.
“Para países como China e India, las noticias de ayer eran similares al lunes negro”, escribió Paola Rodríguez-Masiu, directora de la refinería e infraestructura global de Rystad Energy.
Refinerías, las perdedoras en la batalla entre EE.UU. y Venezuela
Mientras tanto, las refinerías estadounidenses quedan atrapadas en el fuego cruzado entre Maduro y Trump.
Según Rystad, los mayores importadores estadounidenses de crudo venezolano el año pasado fueron Valero, Chevron, Paulsboro Refining y Houston Refining. El principal importador fue Citgo, que es propiedad mayoritaria de PDVSA y ahora también enfrenta sanciones de Estados Unidos.
Mnuchin dijo que ha estado trabajando “estrechamente” con los refinadores de Estados Unidos y anticipa “impactos muy modestos” para la industria.
Los analistas advirtieron que las refinerías estadounidenses ahora tendrán que importar crudo pesado de Medio Oriente en un margen significativo. Es probable que el aumento de los costos reduzca los márgenes hasta un punto insignificante para los refinadores.
“Los refinadores estadounidenses estarán entre los mayores perdedores”, escribió Rodríguez-Masiu.
En un comunicado, Valero dijo que planea cumplir con las sanciones y “volver a optimizar” su suministro de crudo para “minimizar” cualquier impacto.
La Asociación Estadounidense de Fabricantes de Combustibles y Petroquímicos, dijo en un comunicado que respalda el objetivo de la administración Trump de “traer un cambio positivo en Venezuela”.
“Trabajaremos con el gobierno para minimizar cualquier interrupción o impacto negativo en el mercado y los consumidores estadounidenses”, dijo el grupo comercial.
Chevron declinó hacer comentarios.
Industria petrolera en ‘ruinas’
Es posible que la ofensiva de Venezuela acelera el derrocamiento de Maduro, allanando el camino para relaciones más amistosas con el líder opositor Juan Guaidó.
Pero sin importar quién esté a cargo, Tran de RBC advierte que tomará años reparar la deteriorada industria petrolera de Venezuela que está sometida a graves presiones por años de falta de inversión, corrupción y pérdida de talento.
“No estamos convencidos de que exista una solución mágica que pueda cambiar a Venezuela en el corto plazo”, dijo Tran. “La industria está claramente en ruinas. Las cosas empeorarán antes de que mejoren”.