(CNN) – Joaquín “El Chapo” Guzmán llegó a un aeropuerto de Long Island, Nueva York, con lágrimas en los ojos.
El alguna vez poderoso líder del cartel de Sinaloa estaba acostumbrado a estar rodeado de guardaespaldas. Pero en enero de 2017, era escoltado por agentes federales de Estados Unidos, uno de la agencia de Investigaciones de Seguridad Nacional y el otro de la Administración Antidrogas.
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El arresto de Guzmán en México un año antes y su extradición a Estados Unidos fue la culminación de una investigación y búsqueda de casi 30 años para llevarlo ante la justicia.
El genio criminal que una vez se jactó de su habilidad para evadir la captura e incluso pagó a cineastas por una película sobre su vida, miró con perplejidad a los agentes que lo introdujeron en una camioneta negra.
“Ya no tenía el control. Perdió el control”, dijo a CNN en una entrevista exclusiva Ray Donovan, el agente especial que encabezó el esfuerzo de 22 agencias para capturar a Guzmán. “Está fuera de México. Está en suelo estadounidense. Y para mí, ese sentimiento de derrota que sentimos cuando escapó, eso es lo que él sintió en ese punto: la derrota”.
El largamente esperado juicio de Guzmán comenzó en noviembre en un tribunal federal del distrito de Nueva York con medidas de seguridad sin precedentes. Guzmán se declaró inocente de 10 cargos, incluido el de conspiración para lavar dinero proveniente del narcotráfico y conspiración internacional para elaborar y distribuir cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana.
Los testimonios en el juicio de 12 semanas a menudo fueron dramáticos y sensacionalistas, exponiendo en detalle lo que tardó Guzmán en construir su imperio y allanar su camino al poder. Más de 50 testigos, muchos de ellos agentes, pronunciaron unas 200 horas de testimonio.
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“Creo que antes del juicio, El Chapo era un nombre familiar asociado con la riqueza, el poder, la fama y la fortuna”, dijo Donovan. “El juicio y todos los escalofriantes testimonios mostraron al mundo al verdadero Chapo: asesino despiadado, lavador de dinero, traficante de drogas violento, manipulador, mentiroso, adúltero”.
Al final, un jurado lo halló culpable de todos los cargos.
Dos detenciones, muchas fugas
La historia de cómo Guzmán escapó de dos prisiones de máxima seguridad en México antes de ser sacado de su escondite y detenido por un equipo coordinado de agentes estadounidenses y mexicanos ya se ha convertido en documentales, películas para la televisión e incluso una serie de Netflix.
Pero Donovan, quien supervisó el esfuerzo de varias agencias que finalmente derribó a Guzmán, cuenta la historia desde una perspectiva completamente diferente.
En 2001, Guzmán escapó de la cárcel escondiéndose en un carrito de lavandería. No volvió a ser arrestado sino hasta 2014.
Al año siguiente, Guzmán escapó nuevamente. Esta vez se arrastró a través de una abertura en el piso de su ducha hacia un túnel. Fue entonces cuando Donovan se unió a los funcionarios mexicanos para descubrir quién era el responsable de la fuga y, lo que es más importante, cómo recapturar a Guzmán.
Los investigadores sabían sobre la posible ubicación de casas de seguridad en Los Mochis, Sinaloa. Elementos de la Marina mexicana fueron a los ranchos en los alrededores de su lugar de nacimiento en el cercano Badiraguato, con la esperanza de que la presión obligaría a Guzmán a salir de su escondite y huir a una casa de seguridad.
Los marinos mexicanos no sabían cuáles de las posibles casas de seguridad podría elegir Guzmán, pero tenían los ojos puestos en todas ellas con vigilancia las 24 horas.
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El 7 de enero de 2016, los investigadores vieron que Guzmán bajaba de las montañas, dijo Donovan. Se subió a una camioneta, se cambió a otra y entró a una casa de seguridad que había sido identificada semanas antes, según Donovan.
Horas más tarde, las fuerzas de seguridad hicieron su jugada. Una vez más, Guzmán intentó huir, esta vez a través de una puerta oculta en un armario que conducía a un túnel de aguas residuales debajo de la casa de seguridad.
Las autoridades habían hecho un reconocimiento en el hogar y sabían sobre el túnel, que estaba lleno de agua en ese momento. Siguieron a Guzmán, pero ahora, muchos tenían que quedarse para luchar y capturar a los miembros del destacamento de seguridad del capo, entre ello algunos de los asesinos más peligrosos de México.
Se agota el tiempo
Mientras tanto, Guzmán huía con su sicario más despiadado junto a él: Cholo Ivan.
Iván robó su vehículo a un taxista a punta de pistola y se fue a toda velocidad. El conductor llamó a un colega taxista y momentos después, las fuerzas del orden oyeron al conductor decirle a otros por radio que le acababan de robar el vehículo.
Guzmán e Iván decidieron abandonar el taxi antes de que la policía se diera cuenta de quiénes eran y encontrar un nuevo vehículo de escape. Eligieron un automóvil conducido por una anciana y su nieto, que también robaron a punta de pistola. Pero antes de que pudieran huir, se dieron cuenta de que el motor estaba humeando y que el automóvil no funcionaría. Para entonces era demasiado tarde.
La policía federal mexicana, que vio el segundo robo de vehículos, se acercó rápidamente y los capturó.
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Los marinos mexicanos, que también escucharon el altercado en sus radios, corrieron al lugar pero no encontraron a nadie. Un conductor de una grúa los guió a un motel cercano, donde encontraron a la policía federal y a Guzmán e Iván bajo custodia en una de las habitaciones.
“Saltamos de alegría”, dijo Donovan, quien dirigía la operación desde el cuartel general en Washington. “Todos estaban felices. Imagínense cómo fue cuando se escapó. Habíamos sido derrotados, perdimos confianza, sentimos que habíamos perdido, habíamos puesto tanto esfuerzo en ello”.
Donovan dijo que Guzmán era el cerebro y el músculo detrás del cartel de Sinaloa. Y aunque hay otros también en su lista, Guzmán fue quien quiso ir a la guerra con los otros cárteles, luchando por el control de las rutas de drogas hacia Estados Unidos.
También dijo que Guzmán fue quien presionó para mezclar la heroína con fentanilo, un opioide sintético que es común en las sobredosis de drogas, según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Guzmán le dijo a sus distribuidores que ofrecieran la droga altamente adictiva para enganchar a la gente.
“Hay personas malvadas en este mundo, y luego está el Chapo Guzmán”, dijo Donovan. “Hay personas que toman malas decisiones y hacen cosas malas. Y luego hay personas que destruyen las vidas de miles y miles de personas”.