Se cree que la pintura, que data de hace 400 años, y que fue encontrada por accidente en 2014 en un ático de una casa en Toulouse, pertenece al maestro italiano Caravaggio.

(CNN) – En 2014, el subastador francés Marc Labarbe recibió una llamada de un amigo. En el ático de su casa en Toulouse habían hecho un descubrimiento sorprendente: una pintura, cubierta de polvo y manchada por una fuga de agua, que parecía ser algo de valor.

Labarbe se acercó cautelosamente, limpiando con algodón y agua una de las caras pintadas. Envió una foto al evaluador de arte Eric Turquin, que vivía en París, y luego esperó.

Cinco años después, Turquin se sentó frente a la pintura en Colnaghi, una galería de Londres, mientras el personal se ocupaba de la iluminación: los focos se reflejaban en el barniz de la obra de arte, que tenía 1,5 metros de altura y 1,8 metros de ancho, oscureciendo ese detalle desde ciertos ángulos.

Turquin lo identificó como una obra perdida del maestro italiano Caravaggio: “Judith y Holofernes”, que se cree que se pintó en 1607. En una conferencia de prensa en Colnaghi el jueves le anunció al mundo que el 27 de junio, Labarbe lo subastará en Toulouse, donde se espera que se venda en hasta 150 millones de euros (US$ 171 millones).

“Esta es la pintura más maravillosa que he encontrado”, dijo Turquin. “Es muy violenta. Es casi insoportable. Pero es un artista que encarna el texto, hace que el texto sea vívido”.

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El texto en cuestión es el Libro de Judith, que se encuentra en las versiones católica romana y ortodoxa oriental del Antiguo Testamento. Judith era una viuda de la ciudad de Bethulia, asediada por el ejército del general asirio Holofernes. Para salvar su ciudad, ella sedujo al general en su carpa antes de decapitarlo, como muestra visceralmente la pintura de Caravaggio.

Según Turquin, la pintura tiene una historia complicada. Creada después de que Caravaggio huyera de Roma acusado de asesinato, refleja el marcado cambio de estilo que el artista desarrolló mientras se encontraba exiliado en Nápoles.

“Caravaggio se estaba volviendo más oscuro, más sombrío hacia el final de su vida. Se estaba volviendo más extremo”, dijo Turquin.

Cuatro documentos respaldan su procedencia: dos cartas de 1607 al Duque de Mantua, que describen la pintura; el testamento de 1617 del artista y pintor Louis Finson; y un inventario del patrimonio de Abraham Vinck, socio de Finson, realizado en Amberes en 1619.

Después de 1619, el destino de la pintura se torna más turbio, aunque según la galería Colnaghi, podría haberse exhibido en Amberes en 1689. “No sabemos a dónde va después de 1689”, dijo Turquin.

Antes del descubrimiento en Toulouse, solo una copia meticulosa de “Judith y Holofernes”, pintada por Louis Finson, indicaba la existencia del original.

La pintura fue hallada en un ático en Tolouse.

La copia de Finson, por supuesto, plantea un problema: ¿Cómo podemos estar seguros de que la pintura de Toulouse es la original, y no solo otra réplica? Para Turquin, dos aspectos de la obra demostraron su autenticidad. El primero, su vivacidad: “Una copia es seca y carece de energía”, explicó.

También hay una evidencia más tangible: la presencia de pentimenti, o rastros de alteraciones, debajo de la pintura. “Una copiadora simplemente reproduce exactamente lo que está frente a él”, dijo Turquin, “pero un pintor cambia de opinión mientras pinta”.

La elevada valoración del trabajo no sorprendió a Turquin. “Hay un resurgimiento de los Maestros Antiguos, eso está claro”, dijo, citando la venta de 2017 en Christie’s de “Salvator Mundi” de Leonardo Da Vinci por 450,3 millones de dólares, incluidos impuestos.

Luego está la condición de la obra de arte, inusualmente bien conservada para su edad.

“Incluso las personas que no están de acuerdo con la atribución a Caravaggio están de acuerdo con la calidad de la pintura”, dijo Turquin. “Muchas de las últimas pinturas fueron dañadas. La gente trató de limpiarlas porque son oscuras”.

No existen registros de este Caravaggio desde 1689.

Tanto Turquin como Marc Labarbe dijeron que les gustaría ver el “Judith y Holofernes” en exhibición pública. “Preferiría que fuera a un museo. Me gustaría que fuera conocido”, dijo Turquin.

“Si tienes un Caravaggio en tu museo, tienes el mejor”, dijo Labarbe.

Labarbe todavía se maravilla de que la pintura haya sido descubierta. “Sólo hay 65 de sus pinturas en el mundo, y encontré la pintura número 66 en un ático”, dijo. “Es increíble, pero es verdad”.