Caracas (CNN) – Óscar Pérez sabía que la muerte se estaba acercando, pero aun así estaba tratando de llegar a un acuerdo.
Durante seis meses, él y un pequeño grupo de sus partidarios habían sido fantasmas: los que se convertirían en rebeldes venezolanos habían sorprendido a Caracas en un helicóptero robado, habían robado un alijo de armas del gobierno, emitido ardientes declaraciones contra el régimen de Maduro en las redes sociales y habían dado entrevistas a periodistas antes de desaparecer nuevamente.
En enero de 2018, un pequeño ejército de fuerzas de seguridad venezolanas los alcanzó, rodeando al grupo en las afueras de Caracas. Pérez publicó videos de sí mismo en medio del tiroteo. Dentro de unas horas, estaría muerto.
Su muerte inició una nueva disputa que ha durado hasta el día de hoy: ¿Murió Pérez luchando? ¿O fue capturado y ejecutado por funcionarios del gobierno que temían que el exagente de policía fuera demasiado peligroso para dejarlo vivir?
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¿De dónde vino Óscar Pérez?
Antes de morir a los 36 años, Pérez había sido un instructor de policía muy respetado, piloto de helicóptero experto y actor en una película de acción venezolana, pero no era conocido fuera de los círculos policiales.
Eso cambió en junio de 2017, cuando Pérez robó un helicóptero de la policía y lanzó granadas de aturdimiento sobre la Corte Suprema y el Ministerio del Interior en el corazón de Caracas. También lanzó un video rodeado de hombres encapuchados y armados, comprometiéndose a derrocar la “tiranía” del gobierno socialista de Venezuela.
“Estamos llevando a cabo un despliegue aéreo y terrestre con el único propósito de devolver el poder democrático al pueblo y garantizar las leyes para establecer el orden constitucional”, dijo, y pidió a los militares venezolanos que se levanten y derroquen al gobierno socialista.
“Venezuela, lucharemos por la libertad”, declaró Pérez.
El asediado presidente de la nación sudamericana, Nicolás Maduro, describió a Pérez y sus partidarios como terroristas y prometió cazarlos.
Que Pérez haya salido aparentemente de la nada y que una alguna vez hubiera servido en la Policía hizo que muchos venezolanos se preguntaran si su llamado a la revolución era real.
Muchos pensaron que era extraño que las fuerzas de seguridad venezolanas nunca intentaran derribar a Pérez mientras rodeaba a Caracas en el helicóptero robado, a pesar de los informes de que el gobierno de Maduro tenía miles de misiles rusos tierra-aire.
Se sumó a sus sospechas el hecho de que los formidables servicios de inteligencia de Venezuela, conocidos por su capacidad para localizar a los opositores del gobierno en la clandestinidad, parecían incapaces de encontrar a Pérez, incluso cuando publicaba en Instagram y se encontraba con periodistas.
Pero cualquier duda sobre el grupo antigubernamental llegó a su fin en enero de 2018, cuando 500 militares, policías y paramilitares descendieron en el distrito montañoso de El Junquito y rodearon la pequeña casa de campo donde Pérez y sus hombres se escondían.
Operación Gedeon, o “La masacre de El Junquito”
Inicialmente, Pérez parecía pensar que un acuerdo podría ser una forma para salvar sus vidas y las de sus hombres, como lo sugieren sus publicaciones en las redes sociales. Un video publicado en Instagram por Pérez lo mostró hablando tranquilamente por la ventana a un funcionario al que se refirió como “mayor”, tratando de arreglar una rendición.
Sin embargo, poco después se inició un tiroteo y las fuerzas del gobierno bombardearon la casa con ametralladoras y granadas propulsadas por cohetes.
El gobierno de Maduro dice que los hombres de Pérez abrieron fuego, matando a dos policías e hiriendo críticamente a otros seis.
Los miembros de la oposición dijeron que los miembros de colectivos, unidades paramilitares pro gubernamentales, fueron enviados para asegurarse de que Pérez no saliera con vida de la casa.
Un líder de un colectivo también fue asesinado en la batalla, informaron los medios de la oposición venezolana. No hay registro de esto en el número oficial de muertos.
En el último video que publicó, con su rostro ensangrentado, Pérez dijo que el gobierno se negó a llevarlo vivo. “No estamos disparando, pero siguen atacando”, dijo Pérez. “Estamos negociando para entregarnos porque hay personas inocentes aquí, hay civiles, pero no quieren que lo hagamos”. El gobierno ha sostenido que todos en la casa eran terroristas.
El tiroteo se extendió por horas hasta que la casa donde Pérez y sus partidarios buscaban refugio apenas estaba en pie. Pérez, cinco hombres y una mujer que habían estado dentro de la casa fueron asesinados.
El gobierno venezolano llamó a la acción Operación Gedeón, pero la batalla se conoció con otro nombre: La masacre de El Junquito.
El gobierno venezolano dijo que Pérez había estado planeando ataques terroristas cuando lo localizaron, y él y sus partidarios eligieron luchar hasta la muerte.
“El que tome el camino del terrorismo y tome las armas contra la república, contra la gente”, dijo Maduro en un discurso televisado a nivel nacional luego de que terminara el asedio de nueve horas. “Recibirá una respuesta oportuna de parte de nuestras fuerzas armadas y la policía. ¡No deberían dudarlo!”.
Ahora, mientras las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela se desvanecen, Pérez ha sido idolatrado por aquellos que intentan obligar a Maduro a abandonar el poder.
“Óscar dio su vida por la libertad de su gente. Todos tenemos esperanzas hoy debido a grandes, grandes personas y patriotas como Oscar”, dijo el presidente de EE.UU., Donald Trump, mientras hablaba en Florida en febrero.
¿Un archivo filtrado de fotos secretas?
Inmediatamente después de la muerte de Pérez, empezaron a circular rumores de que había sido capturado vivo y había sido ejecutado por fuerzas gubernamentales por temor a que continuara amenazando al gobierno desde la prisión.
En marzo, la exfiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, quien ha vivido en el exilio en Colombia desde que rompió con Maduro, dijo que había obtenido pruebas de que Pérez había sido capturado vivo y ejecutado.
Tuiteó dos fotos gráficas, las cuales dijo que mostraban el lado y la espalda de Pérez llenos de heridas de bala. Ella afirma que posee un archivo de más de 300 fotos y documentos policiales sobre el incidente, que dice que las recibió de fuentes dentro de las fuerzas de seguridad y el gobierno venezolano.
“Afortunadamente, algunos hombres y mujeres honestos que están dentro de las fuerzas policiales y no están de acuerdo con estas acciones nos han ayudado, han cooperado para que la investigación avance”, dijo Ortega.
La madre de Pérez, Aminta, ha confirmado públicamente que cree que las imágenes muestran el cuerpo de su hijo. “Las imágenes que circulan hoy de mi hijo son para que el mundo pueda ver el horror que vivimos en nuestro país”, escribió en marzo.
La reacción ante las acusaciones de Ortega se ha dividido en líneas políticas. Los partidarios del gobierno dicen que Pérez era un terrorista que merecía morir, sin importar las circunstancias. Miembros de la oposición venezolana, muchos de los cuales inicialmente se distanciaron de Pérez por usar la violencia, lo han abrazado como mártir.
En enero, Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, pidió un minuto de silencio en la Asamblea Nacional para conmemorar el primer aniversario de la muerte de Pérez.
El gobierno venezolano no respondió a la solicitud de CNN para comentar si Pérez y sus partidarios fueron ejecutados.
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“No estaban armados”, le dijo Ortega a CNN en una entrevista. “Esto se demuestra por las heridas de bala, las heridas defensivas en la palma de sus manos y sus costados y la cantidad de impactos que cada uno de sus cuerpos tiene”.
Los expertos en balística consultados por CNN no pudieron confirmar la afirmación de Ortega basándose en las fotos que ella tuiteó. Peter Diaczuk y Angelique Corthals, de la Escuela de Justicia Penal John Jay, de Nueva York, dijeron que necesitaban ver más fotografías de los cuerpos para decir definitivamente si Pérez y sus hombres fueron ejecutados.
El mundo pronto tendrá la oportunidad de saber definitivamente qué fue lo que ocurrió durante la batalla entre los partidarios de Pérez y las fuerzas gubernamentales.
Ortega le dijo a CNN que se está preparando para enviar el conjunto completo de fotos y documentos a la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya, para investigar las muertes como posibles asesinatos extrajudiciales.
Aunque la CPI no ha comentado públicamente sobre la muerte de Pérez o las acusaciones de Ortega, el tribunal está llevando a cabo investigaciones sobre presuntas violaciones de derechos humanos por parte del gobierno venezolano.