Messi. Foto de Telam.

(CNN) – “Bring it on” (¡Acepto el reto!). Así el grito de Chris Smalling cuando el defensor del Manchester United fue confrontado con que se vería en la cancha con Lionel Messi en los cuartos de final de la Liga de Campeones del miércoles.

Dado que es probable que Smalling comience en el corazón de la defensa de Ole Gunnar Solskjaer y Messi realice el papel inmortalizado por su fenómeno sin paralelo, al final del juego los dos habrán pasado mucho tiempo juntos. Dejar a Messi desatendido es, en el mejor de los casos, imprudente.

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Mikael Silvestre, ganador de la Liga de Campeones durante su estadía en el Manchester United, reconoció que es la brillantez divina de Messi lo que se interpone en el deseo de su antiguo equipo de llegar hacia las semifinales, algo poco probable.

“Barcelona, excepto ‘Dios’ (Messi), es un equipo que puedes detener en dos partidos”, dijo Silvestre a CNN Sport el mes pasado. “Creo que el United puede detener al Barcelona y avanzar”.

Teniendo en cuenta el estilo de juego del lado catalán y la importancia central de Messi, Silvestre es muy consciente del valor y la buena fortuna necesarios para que su antiguo club permanezca en el torneo el tiempo suficiente como para causar impacto.

“Lo hicieron contra Paris [en la ronda anterior, donde United superó un 2-0 en el partido de ida para ganar en goles fuera de casa]. Terminaron jugando con Mason Greenwood, Tahith Chong, James Garner - los tres jóvenes - en el Parc des Princes. Fue una actuación inspiradora, con esa capacidad mental para permanecer en el juego y creer y nunca rendirse. Está en el ADN del club, esa actitud de nunca rendirse”.

Sin embargo, Messi sigue siendo la clave. Como defensor que acumuló 249 apariciones durante la era Alex Ferguson, Silvestre tiene una advertencia para su exequipo.

“Cuando ustedes tengan el balón es cuando Messi se vuelve más peligroso, porque él va a desaparecer y luego va a reaparecer”, Silvestre explicó la amenaza de Messi.

“Se le puede detener, se ha hecho antes”, señala.”Sabemos cómo hacerlo”. De hecho, el propio Silvestre lo ha logrado cuando entró tarde a un partido como sustituto cuando el United venció a Barcelona por un solo gol en la semifinal de 2008.

Más de una década después, el ícono de Messi ha superado la prueba del tiempo. El hecho de que el argentino no haya sido coronado como el mundo el mejor jugador desde que ganó su quinto título de Balón de Oro en 2015 es, en muchos sentidos, una maniobra de distracción.

Eterna supremacía

Su habilidad única nunca ha disminuido, y sus cifras tampoco han desmejorado: a los 26 goles en la temporada 2015-2016 de la Liga, le siguieron subsecuentemente 37 y 34, y el argentino lleva una estadística grandiosa de 33 goles con siete partidos restantes de la temporada actual, un año dominado por su equipo del Barcelona.

En la Liga de Campeones de este año, las seis apariciones de Messi han traído consigo ocho goles y otras tres asistencias.

Es una carrera que se suma a un récord general ya excepcional en la competencia de clubes más importante de Europa; 108 goles en 131 apariciones le dan una proporción de minutos por gol superior a la de su gran rival Cristiano Ronaldo, aunque el argentino está 16 goles por detrás del delantero del Juventus, que tiene 124.

La larga batalla del dúo por la supremacía futbolística los ha envuelto en una competencia con ellos mismos. El excapitán del Real Madrid, Raúl González, es el rival más cercano de la pareja, pero incluso sus 71 goles lo colocan 37 detrás de Messi.

De los que aún están activos, Karim Benzema es el siguiente más cercano, pero sus 60 goles en la Liga de Campeones están a menos de la mitad de la figura astronómica de Ronaldo.

Sin embargo, junto a la extraordinaria y eterna supremacía de Messi, hay acusación de que ha luchado para alcanzar sus propios estándares cuando se enfrenta a la oposición inglesa.

No obstante, durante casi todo el tiempo que ha existido la teoría, Messi la ha frustrado. Hay, por supuesto, atípicos ocasionales. El récord de Messi ante el Chelsea, por ejemplo, se ubica en solo tres goles en 10 partidos.

Por otro lado, su historia con el Manchester United es diferente. Aunque actualmente solo muestra dos goles en cuatro partidos, esas anotaciones llegaron en las finales de 2009 y 2011. Su actuación en Wembley en 2011 es recordada por su pura majestuosidad, ya que Barcelona se llevó la victoria por 3-1.

Tal vez el registro de Messi en suelo inglés traiga alguna esperanza para los seguidores del Old Trafford.

Aunque no podría clasificarse como una hambruna goleadora, Messi ha anotado ocho veces en 15 partidos en Inglaterra, a diferencia de los 13 de 14 partidos en el Camp Nou. De hecho, tampoco tiene un gol en sus últimos 11 cuartos de final de la Liga de Campeones.

Si eso es un presagio para el lado de Solskjaer —bueno o malo— eso queda por ver esta tarde.