(CNN) – ¿Qué tan seguido comes carne? ¿Una vez por semana? ¿Todos los días?
Si tu respuesta fue la última, tu dieta está teniendo un gran impacto en el planeta.
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Probablemente hayas escuchado que la mejor manera de combatir el cambio climático es reducir tu consumo de carne, pero si no estás listo para volverte vegano, un nuevo estudio descubrió que puedes reducir las emisiones contaminantes al cambiar tu filete por órganos de animales.
La industria de la carne representa 14,5% del total de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, más que la producción directa de carbono del sector del transporte.
Los productos de ganado son particularmente dañinos, porque las vacas producen enormes cantidades de metano nocivo cuando eructan o producen gases por su digestión. Este gas de efecto invernadero es 25 veces más potente que el dióxido de carbono.
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A pesar de la creciente conciencia de sus impactos ambientales negativos, estamos produciendo y comiendo más carne que nunca.
Comiendo de “nariz a cola”
Pero incluso los amantes de la carne pueden ayudar a reducir las emisiones al reducir el desperdicio de carne y adoptar una dieta “de la nariz a la cola”, que apunta a utilizar cada parte del animal.
Según un estudio publicado en la revista Environmental Science and Technology, el intercambio de costillas de res y chuletas de cerdo por despojos, órganos internos y pezuñas de cerdos, podría llevar a una drástica reducción de las emisiones.
El estudio sobre la cadena de suministro de carne de Alemania descubrió que si bien la reducción del consumo total de carne podría reducir las emisiones en 32%, comer más despojos en lugar de cortes populares también podría llevar a una reducción significativa.
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Si 50% menos de despojos se tiraran durante el proceso de sacrificio y se consumieran como alimentos, las emisiones podrían disminuir en un 14%, según el profesor Gang Liu, de la Universidad del Sur de Dinamarca, quien fue el autor principal del estudio.
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Hay “un enorme potencial [para reducir las emisiones] al comer más subproductos y reducir los desperdicios a lo largo de la cadena de suministro”, dijo Liu.
Además, cuenta que la dieta de la nariz a la cola era una estrategia de mitigación más efectiva que la de “convertir a la población global en vegetariana”.
“De esta manera se podría usar la carne de manera más eficiente”, dijo, y agregó que en muchos países asiáticos el consumo de subproductos cárnicos, como tripas y pulmones, es común.
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Trevor Gulliver, quien cofundó el primer restaurante tipo nariz a cola, St. John, en Londres, dijo que los países occidentales “desperdician cantidades horrendas de alimentos con todos los efectos potencialmente catastróficos de eso”.
“Los despojos abren el sentido de todo el animal al mundo occidental, dan mayor valor a esos recortes y devuelven mayores habilidades a nuestras cocinas”, dijo.