(CNN Español) – “Yo no nací negra. A mí me hicieron ver que yo era negra”, dice Jennifer Parker.
Nacida en la provincia de San Luis, en el noroeste de la Argentina, el padre de Jennifer fue un jugador de baloncesto de Estados Unidos quien viajó para jugar en los clubes locales, allí se enamoró y tuvo una hija. Unos pocos años después de que Jennifer naciera, él volvió a Estados Unidos.
Para Jennifer, cantante de una banda country liderada por la estrella Vane Ruth, nacer negra en Argentina no le fue fácil al crecer. El racismo lo conoció desde muy pequeña, dice. “Era bastante duro crecer en una provincia tan chica porque la gente era muy cerrada”, dice Jennifer quien asegura que había un rechazo a las personas de raza negra y una visión de “supremacía blanca”.
De pequeña siempre se peleaba con todos, explica, porque tenía que defenderse de los ataques racistas. “Creces pensando que está mal ser una persona negra. Me he quemado el pelo tratando de plancharme mis rulos para parecer más blanca”, recuerda Jennifer.
Pero eso no era lo único que Jennifer sentía que tenía que hacer. Buscaba todas las formas de pasar desapercibida, incluso buscó la sombra. “Cuando era chica tomaba sombra para ser blanca, algo que era imposible”, explica, enfatizando la palabra imposible.
¿País racista?
Uno de los problemas de la sociedad Argentina, según Jennifer, es que muchos dicen no ser racistas pero su experiencia le dice lo contrario.
“Yo creo que Argentina es un país racista y también clasista, es homofóbico y para cambiar esto primero hay que aceptarlo”, dice y agrega: “A mí me pasa que la mayoría de la gente que me dice que Argentina no es racista es gente blanca. No lo vas a saber porque no lo vivís, no lo sufrís, entonces no lo vas a ver”, explica.
Julio Croci, director nacional de Pluralismo e Interculturalidad, unidad del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en Argentina, bajo el gobierno de Mauricio Macri, explica que han hecho una prioridad la visibilización de la comunidad afrodescendientes. Croci declaró a CNN que Argentina no es un país racista. Señala que es un país de inmigración. Sin embargo, reconoce que hay una narrativa equivocada en Argentina y que muchos no creen que existe una comunidad de afrodescendiente porque piensan que todos murieron en las guerras de independencia o en la fiebre amarilla de 1871. “Eso no es real. La comunidad afrodescendiente está presente en nuestro país y muy fuertemente en nuestra identidad y en nuestras culturas” dice Croci.
La falta de educación sobre las razas negras en Argentina es unas de las razones por la cual Jennifer dice que los argentinos no le creen que ella es argentina. “A veces siento que me miran por el hecho de ser negra nada más. Cuando uso mi pelo suelto, que es afro, siento que todas las miradas van hacia mí como si fuese algo raro, algo nuevo, cuando no es tan así. No soy algo raro, ni algo exótico, ni algo nuevo. Soy algo que has visto todo tu vida, pero has decidido ignorar”, dice Jennifer.
Croci profundiza en la falta de conocimiento sobre las comunidades afrodescendientes en Argentina, explicando que desde el siglo XVIII no se incorporó la pregunta de autorreconocimiento sobre afrodescendencia en el censo general, hasta que en el año 2010 se hizo una pregunta que arrojó que hay 150.000 personas de origen afrodescendiente.
Mientras tanto, hay organizaciones de sociedad civil que estiman que son 1,5 millones los afrodescendientes que viven en la Argentina, pero esa cifra no se puede tomar —explicó Croci a CNN— porque no hay datos que la avalen.
Justamente, la falta de conocimiento sobre la población afrodescendiente es lo que ha impulsado al gobierno de Macri a cambiar la percepción de que no hay afrodescendientes en Argentina. El gobierno ha puesto varias metas para lograrlo. Entre esos objetivos están organizar periódicamente mesas de diálogo entre diferentes áreas del Estado Nacional y organizaciones sociales de afrodescendientes, trabajar con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para la visibilización estadística de la comunidad afro, brindar cursos virtuales en Derechos Humanos (“Argentina Raíces Afro”) y otras acciones y actividades de reconocimiento de la cultura y el aporte afro, orientados al público en general.
Otro de los objetivos del gobierno es trabajar con expertos de la ONU, que recientemente visitaron Buenos Aires para abordar la problemática de la invisibilidad de larga data y la discriminación estructural.
¿Discriminación en Argentina?
Esa discriminación a la que se refiere la ONU explica la alienación que dice sentir Jennifer en Argentina por el color de su piel. “Generalmente muchas personas quieren tocar mi pelo cuando lo suelto, pero no los dejo porque es un falta de respeto, yo no soy un muñeco”, explica Jennifer, quien describe las vivencias de una niñez solitaria. Una vez, cuenta Jennifer, escuchó a un chico decir que tenía que limpiar la piscina con lavandina después de que ella se bañó.
A raíz de esa soledad que conoció como niña, dice que se ha propuesto ayudar a cambiar las formas que piensan los argentinos y en particular a ayudar a las niñas que sufren de ese mismo racismo. “Me sentí muy sola y no quiero que más niñas sufran lo mismo que yo”, dice. Esa fue una de las razones que la motivó a unirse a un grupo afroargentino llamado Comisión 8N (8 de noviembre día elegido para celebrar el Día Nacional de los afro argentinos), que concientiza a los argentinos sobre la población negra en el país y ayuda a las niñas que sufren del racismo.
“Yo siempre estoy buscando mujeres negras porque faltan mujeres negras. Cuando era chica no tenía mujeres negras para ver. Entonces lo que quiero lograr es que haya suficiente mujeres negras como para que las niñas afro de ahora, no se sientan tan solas como yo me sentí”, agrega.
Croci, por su parte, explica que por la narrativa que se creó en Argentina de una visión eurocéntrica, es importante para el país reconocer las figuras que formaron parte del proceso independentista del país y que fueron borradas de la historia.
“Nosotros partimos de una invisibilisación que ha tenido la comunidad afrodescendiente en Argentina y que de a poco el estado empieza a trabajar para visibilizar y reconocer la presencia de afrodescendientes”, dice Croci.
Jennifer está de acuerdo: asegura que hay que bajar de las estatuas aquellas figuras históricas que han tratado de borrar la influencia negra de Argentina. En la escuela, subraya, nunca le enseñaron sobre los protagonistas negros de la historia del país. Por eso mantiene que “es necesario contar esa parte de la historia argentina, para terminar con ese racismo que dice está muy presente en el país, señala que parte de la solución es deconstruir el racismo, después empezar a construir. Hacer una reivindicación histórica y empezar a dar paso a la gente afro”, dice Jennifer.
“Para mi Argentina es un país construido por esclavizados que después fueron borrados de la historia”, concluye.
Jennifer dice que desde que empezó su reivindicación por su identidad se siente bien, pero que esa lucha le ha costado porque ha tenido que trabajar en su amor propio para lograr sentirse bien con ella misma. “No hay nada que ame más que ser negra”, dice, explicando que ignora a aquellos que la miraban como si fuese “E.T o un animalito de zoológico”. Y siempre está buscando cada oportunidad que se le presenta para saludar a las niñas negras que encuentra.