Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina.
(CNN Español) – La muerte de Alan García conmueve al Perú y a toda América Latina. García es una de esas personalidades que deja una marca por su presencia carismática, su oratoria y su gran capacidad intelectual que lo llevaron dos veces a la presidencia del Perú.
Es sabido que en su país hay muchas opiniones contrapuestas respecto a su figura y a las acusaciones de corrupción que lo incriminaban. Un día antes de que la policía fuera a detenerlo, la cadena RPP de noticias lo entrevistó y por enésima vez negó todas las acusaciones en su contra. Durante la conversación se lo veía enojado, respondiendo con solidez y soltura, pero tan divertido en algunos pasajes que costaba imaginar siquiera que horas después tomaría la drástica decisión de quitarse la vida, aunque ya había dicho que no permitiría la humillación pública de que lo vieran con grilletes en las manos.
A diferencia de algunos presidentes actuales que provienen de familias ricas y del mundo de los negocios, García se formó en la política desde su juventud y llegó a la presidencia con apenas 36 años en 1985, mostrando una sólida formación en las ciencias sociales y una gran capacidad para leer los procesos mundiales en general y los latinoamericanos en particular.
Cuando asumió el poder en 1985, uno de los grandes debates continentales era el peso de la deuda externa de varios países. García, no solo no eludió el problema, sino que lo enfrentó en su discurso inaugural como presidente criticando duramente al Fondo Monetario Internacional. Allí explicó que la deuda era injusta y que su pago se hacía a costa del subdesarrollo y “del hambre del pueblo”. Aseguró que destinarían no más del 10% del valor total de sus exportaciones al pago de los servicios de la deuda en vez del 60% que le exigían.
Fidel Castro, desde Cuba, ya hacía años que había propuesto un gran frente continental por el NO pago de la deuda externa y por eso, no fue casual que pocos días después de la asunción de García, en un encuentro sobre la deuda externa de América Latina, mencionara el caso de Perú.
En ese momento, los dichos de García eran novedosos en una región que comenzaba a deshacerse de gobiernos dictatoriales que -entre otras cosas- habían endeudado a sus países, con Argentina como caso emblemático. Y seguramente se sorprendió gratamente durante una visita a este país -agobiado por la deuda externa- cuando aparecieron en las paredes consignas que decían “Patria querida, dame un presidente como Alán García”.
En el Perú, las controversias sobre su figura se mantendrán. Pero en el resto de América Latina, seguramente será recordado como aquel joven presidente que se atrevió a desafiar al Fondo Monetario Internacional diciendo que si se pagaba la deuda era a costa del hambre del pueblo. Y el tema de la deuda externa -en particular en Argentina- está más vigente que nunca.