Frontis de la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo de Argentina, en Buenos Aires.

Nota del editor: Daniel Zovatto es director regional para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional, Non Resident Senior Fellow de la Brookings Institution y miembro del Consejo Asesor del programa para América Latina del Woodrow Wilson International Center for Scholars (ambos de Estados Unidos). Asimismo, es miembro del Consejo Editorial de la Revista Foreign Affairs en Español, analista y conferencista internacional. Es autor de 40 libros (como autor, coautor, editor, coordinador o compilador) y de más de 100 artículos sobre elecciones, derechos humanos, democracia y gobernabilidad en América Latina. En 2014 EsGlobal de España lo incluyó en su lista de los 50 intelectuales Iberoamericanos más influyentes. Es colaborador frecuente de diversos periódicos latinoamericanos al igual que de CNN en Español. Síguelo en Twitter en @zovatto55. 

(CNN Español) – La economía argentina vivió esta semana una montaña rusa a consecuencia de dos factores: uno, la creciente falta de confianza que afecta al gobierno de Macri y, dos, el temor ante un posible retorno de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) a la presidencia.

Entre el miércoles 24 y el viernes 26, los mercados estuvieron al rojo vivo: el dólar y el riesgo país experimentaron un sube y baja no apto para cardíacos. Las múltiples medidas tomadas por el Gobierno, incluida un alza de las tasas al 70%, lograron controlar la situación solo parcialmente. Consecuencia de ello, al finalizar la semana, el dólar volvió a subir cotizándose a 46,90 pesos, mientras el riesgo país también experimentó un alza cerrando en 968 puntos, uno de los más altos del mundo.

La combinación explosiva de estos factores, en una sociedad crispada y altamente polarizada (la llamada grieta), genera mucha tensión, incertidumbre y volatilidad. Según The Financial Times “Argentina is on the brink”, mientras que para El País de España “Argentina se asoma al abismo”.

Las acusaciones mutuas no se hicieron esperar. Para Macri, lo que está ocurriendo se debe al temor que los mercados tienen ante un posible regreso de CFK al poder. Desde el kirchnerismo salieron a responderle de inmediato: los mercados no desconfían de CFK, sino del Gobierno; el problema –apuntaron– no es CFK, el problema es Macri.

Más polarización, más ataques, más grieta

Este complejo escenario constituye la antesala del proceso electoral presidencial y legislativo que tendrá lugar el próximo 27 de octubre, respecto del cual aún no existe certeza plena sobre quiénes serán los principales candidatos.

A la fecha, únicamente el presidente Macri ha confirmado su candidatura. Pese a ello, existen fuertes rumores (que el gobierno desmiente a diario) que sugieren la posibilidad de que si la economía continuase empeorando, el presidente podría verse obligado a poner en marcha el llamado “Plan V”: ceder su candidatura en favor de María Eugenia Vidal, la actual gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, quien actualmente es la figura política que mejor mide en las encuestas dentro del oficialismo, incluso con mejor imagen e intención de voto que la del propio Macri.

Por otra parte, CFK todavía mantiene en vilo a sus seguidores. Todo pareciera indicar que sí será candidata, sobre todo ahora que pasó a liderar la gran mayoría de las encuestas. Pero en su caso también se especula con la posibilidad de que podría hacer un “renunciamiento histórico” con el objetivo de favorecer la unificación del peronismo y el armado de un frente opositor, lo suficientemente amplio, como para garantizar un triunfo frente a Cambiemos.

Tampoco está claro si el proceso electoral de octubre será una competencia altamente polarizada entre Macri y CFK o si por el contrario habrá espacio para un tercer candidato más moderado, como podría ser el exministro de economía, Roberto Lavagna, o el líder del Frente Renovador Sergio Massa. Este último es un escenario que actualmente no reflejan las encuestas pero que no hay que descartar por completo.

En mi opinión, Macri por jugar con fuego podría llegar a terminar quemado. Su estrategia electoral lo obliga a polarizar con CFK, para infundir miedo en la sociedad respecto de una vuelta al pasado. Pero ese miedo, que aparentemente lo beneficiaría en lo electoral, (cada vez menos por cierto, según las últimas encuestas), le está complicando el frente económico. Pese a este riesgo, el oficialismo sigue apostando a una competencia entre Macri y CFK, basado en una premisa que acaba de expresar con brutal sinceridad el gurú electoral de Macri: “En el concurso de los menos malos, claramente ganamos”. Para decirlo de manera directa, la competencia de octubre no será para elegir al mejor sino al menos malo.

Resumiendo: Macri, un presidente débil, con bajos niveles de popularidad y de confianza, busca su reelección en una sociedad altamente polarizada y con una economía plagada de malas noticias. En estas condiciones, y sobre todo si la inflación se mantiene alta y la economía sigue deteriorándose, sus posibilidades de ser reelecto van a ser cada vez menores.

Pero aún faltan seis meses para las elecciones y la experiencia aconseja ser prudentes con la capacidad predictiva de las encuestas con tanta antelación. Las encuestas, como bien expresa Alejandro Catterberg de Poliarquía, “no son bolas de cristal que dicen lo que va a pasar en octubre”, por lo que aconseja, recomendación que comparto, “leerlas de una forma más pragmática y menos ideologizada”.

En este contexto de tormenta perfecta, caracterizada por una elevada incertidumbre política y una alta volatilidad económica, con más del 40% de electores aún indecisos, todos los escenarios están abiertos.