(CNN) – Cuando Eric Wagner compró el “Amén” hace seis años, no tenía forma de saber que el bote sería la respuesta real a las oraciones de dos adolescentes de Florida.
Wagner y su equipo estaban navegando en el yate de 53 pies desde Delray Beach, Florida, a Nueva Jersey el mes pasado cuando escucharon “un grito desesperado” por encima de los motores, el viento y las olas agitadas.
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Estaban a unas 3,2 kilómetros de la costa, así que Wagner no le creyó a sus oídos al principio.
Luego vieron un brazo agitándose en el agua detrás de ellos.
“Fue algo sorprendente que los escucháramos. Especialmente cuando estaban a 130 m de distancia”, dijo. “Pero definitivamente fue el grito que escuchamos, y es por eso que miramos a nuestro alrededor”.
Giraron el bote y corrieron para acercarse lo suficiente como para lanzar chalecos salvavidas y una línea.
“Se sintió como una eternidad”, dijo.
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Tyler Smith y Heather Brown temblaban incontrolablemente y apenas podían hablar.
Smith y Brown le dijeron a WJAX, afiliada de CNN, que habían estado en el agua durante casi dos horas antes de ser rescatados.
Los jóvenes de 17 años se habían ido a nadar a la playa de Vilano, cerca de St. Augustine, para celebrar un día libre de escuela y terminaron atrapados en una corriente que los alejó cada vez más lejos de tierra.
Se estaban debilitando y temían que no lo lograrían, así que comenzaron a rezar.
“Yo grité, ‘si realmente tienes un plan para nosotros, por favor, ven. Sólo tráenos algo’”, dijo Smith a WJAX.
Ahí fue cuando vieron el “Amén”.
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“Las primeras palabras que salieron de mi boca [cuando me llevaron a bordo] fueron: ‘Dios es real’”, dijo Brown a WJAX.
Wagner dijo que pensaban que los adolescentes podrían tener hipotermia, así que los cubrieron con toallas, mantas y edredones y les dio vasos de agua para que bebieran.
“A los 10 minutos de subirlos al bote, volvieron a la normalidad y hablaron normalmente”, dijo. Llamaron a la Guardia Costera y pudieron llevar a Brown y Smith a un bote de rescate después de 30 o 40 minutos.
Wagner dijo que el rescate ha fortalecido su fe.
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“Hubo demasiadas coincidencias, en mi opinión, como para que esto sea una coincidencia”, dijo. “Realmente creo que fue una intervención divina. No tuvo nada que ver conmigo. Simplemente me pusieron en el lugar correcto en el momento adecuado e hice lo mismo que cualquier otra persona hubiera hecho, los subí a bordo”.
Wagner dijo que planea restaurar el barco, y había estado pensando en cambiar el nombre, pero eso ya no está en la mesa.
“Definitivamente no, mantendré ese nombre, ‘Amén’, para siempre”, dijo.