Un grupo de varios exguerrilleros y miembros de la comunidad de Miravalle, Caquetá, crearon un grupo de rafting en un lugar que fue el corazón del conflicto armado en Colombia.

(CNN Español) – Una región que durante años fue el corazón del conflicto armado en Colombia se ha transformado en un lugar de construcción de paz. Un grupo de exguerrilleros —y miembros de la comunidad de Miravalle, en San Vicente del Caguán— cambiaron sus armas por remos y llegaron al Mundial de Rafting en Tully, Australia.

“Estamos tratando de apostarle a la paz para salir adelante”, dice Duberney Moreno, un excombatiente de las FARC que durante años estuvo a cargo de manejar los explosivos en la Columna Móvil Teófilo Forero de las FARC, según la ONU, que apoya este proyecto.

Moreno, durante años de la guerra solía transitar los ríos de Colombia, y hoy, después de la guerra, fue certificado en rafting y es uno de los creadores de un proyecto de ecoturismo en la región de San Vicente del Caguán conocido como Caguán Expeditions.

“Durante el tiempo de mi guerra anduve en muchos ríos iguales de buenos a este (al río Pato), pero nunca sabía qué era rafting y no me interesaba por eso. Los utilizaba (los ríos) para otras cosas y no para rafting”, dijo Moreno en una entrevista con el diario colombiano El Espectador.

San Vicente del Caguán, en el departamento de Caquetá, en el sur de Colombia, es una región que durante décadas fue el corazón del conflicto armado colombiano. Fue durante años un lugar de fuerte prominencia de las FARC, y fue allí donde se llevaron a cabo los fallidos diálogos de paz entre el gobierno del presidente Andrés Pastrana (1998-2002) y las FARC, que fracasaron cuando el entonces líder de la guerrilla alias Manuel Marulanda no se presentó a la instalación de la mesa de diálogos, dejando la que se conoció en Colombia como la “silla vacía”.

Para 2002, en el departamento del Caquetá se llegó una cifra máxima de 2.204 homicidios, y después de los fallidos diálogos, ese año fue uno de los “más fuertes de la violencia paramilitar”, según un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Rafael Gallo, presidente honorario de la Federación Internacional de Rafting, y entrenador del grupo, explicó que el proceso de creación de este grupo inició con varios participantes de la comunidad con entrenamientos en diferentes técnicas de este deporte. Los integrantes de este grupo tuvieron inicialmente un entrenamiento por cinco semanas, y más adelante, ya conformado el grupo oficial, un entrenamiento adicional por un año y medio.

“Miles de combatientes de han bajado sus armas y están tratando de reintegrarse una sociedad de la cual han estado separados por años o, en algunos casos, por toda su vida”, agregó Gallo en un comunicado en la página de Ríos Tropicales, una empresa con más de 30 años de experiencia en rafting que apoyó el proyecto con los excombatientes.

“La idea es promover la reconciliación y ayudar a las personas a adaptarse después de un muy prolongado conflicto, mediante la creación de nuevas fuentes de ingreso de como medio de vida”, agregó Gallo.

Tras la capacitación, por la que se les otorgó certificaciones oficiales como guías de rafting, este grupo creó el proyecto de ecoturismo de aventura en el Río Pato, un lugar que hace algunos años “solo conocía de balas y el sonido sonido de las bombas”, pero que hoy es el lugar donde se desarrolla este proyecto productivo, liderado por excombatientes de las FARC y de la comunidad de Miravalle, según reseña la ONU.

Jessica Faieta, jefa adjunta de la Misión de Verificación de la ONU, que respalda este proyecto, dice que este tipo de transición de las armas a la paz, le da confianza al proceso de paz que firmó el Gobierno de Colombia con la guerrilla de las FARC en noviembre de 2016.

“Esto da confianza en el proceso de paz, no solo a los excombatientes que han dejado sus armas para tener otras oportunidades y otro espacio y medios de vida, sino además da confianza a los colombianos sobre que el proceso que (se) está adelantando”, dijo Faieta en un video de El Espectador.

Este proyecto cuenta con el apoyo de la compañía costarricense Ríos Tropicales, varios entes gubernamentales de Colombia y de la Misión de Verificación para el proceso de paz de la ONU en Colombia.

El proyecto ha generado aplausos por parte de muchos en Colombia, que ven, como dice Faieta, cómo el acuerdo de paz con las FARC está dando frutos, pues los miembros del equipo de rafting cambiaron, literalmente, sus armas por remos.