Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina.
(CNN Español) – Las elecciones al Parlamento europeo están marcadas por numerosas particularidades y rarezas.
Para mencionar una, se podría señalar que los británicos votarán en medio del proceso de salida de la Unión Europea y que no iban a votar por haber aprobado el brexit. Esto había obligado a modificar la composición de la Eurocámara con sus 751 escaños sin los del Reino Unido, que se volvió a cambiar para que no perdiera sus 73 lugares que se iban a repartir entre los otros países y no se terminarán repartiendo.
Más allá de lo que parece una desprolijidad o anécdota divertida de una compleja alquimia electoral, el asunto refleja la crisis de la Unión Europa. No es solamente el rechazo de la mayoría de la población británica que votó a favor del brexit, ya que no es la primera que se pregunta para qué sirve la Unión Europea.
Cuando Alexis Tsipras fue electo primer ministro de Grecia en enero de 2015, había un debate en su país sobre la posibilidad de salir del euro sin abandonar la Unión Europea, pues varios países no tienen al euro como su moneda. Claro que Grecia no es el Reino Unido. Las presiones fueron tan fuertes que Tsipras asumió el cargo y tuvo que aceptar que no se podía pensar siquiera en abandonar el euro.
El Reino Unido y Grecia son polos opuestos. Un país poderoso que considera que no se beneficia de la Unión y uno débil que siente que no puede crecer atado a las imposiciones del Banco Central Europeo.
Y en los detalles a veces se puede observar quién tiene el poder. En el famoso festival Eurovisión de la canción que se realiza cada año, Alemania, España, Francia, Italia y el Reino Unido pasan directamente a la semifinal por ser sus principales aportantes.
Los partidos de extrema derecha que han crecido -y mucho- en los últimos años reniegan de la Unión Europea y del euro. Conocidos como los “euroescépticos” rechazan las imposiciones centrales y unificadoras que contemplan, además, políticas migratorias con cierta flexibilidad de “corrección política”.
En el libro “Epidemia Ultra” publicado en castellano en Alemania, uno de sus editores, Franco Delle Donne, asegura que las extremas derechas sostienen que la Unión Europea “amenaza la identidad nacional en cada uno de los países” y por eso se apoyan en el chauvinismo nacionalista.
¿Se convertirá el Parlamento europeo, creado para fortalecer la Unión Europea, en el organismo que lleve a su disolución si se fortalecen los partidos nacionalistas de extrema derecha?
Mucho depende del resultado de las próximas elecciones.