Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Todos conocemos la metáfora de la copa. Unos la ven medio vacía y otros medio llena.
Uno de los grandes debates de nuestro tiempo tiene que ver con la percepción del estado de nuestra sociedad. Los pesimistas piensan que los ricos, cada día que pasa, son más ricos, y los optimistas creen que nunca la humanidad ha estado mejor.
A mi juicio las dos aseveraciones son ciertas. Los ricos son cada vez más ricos, pero eso no implica que la humanidad no progrese exponencialmente.
Cada año que pasa es fácil comprobar que cada vez más personas son sacadas de la pobreza abyecta en que se encontraban, tanto en China como en la India, países cuyas poblaciones en conjunto equivalen, más o menos, al 36% de la humanidad.
Pero ¿qué sucede en el resto del planeta? Hay al menos dos formas objetivas de medir la riqueza: la renta per cápita medida en dólares y la que utiliza la ONU en su Índice anual de Desarrollo Humano.
Para compilar este Índice tienen en cuenta tres elementos: la renta nacional bruta, el nivel de escolaridad y la esperanza de vida. Leandro Prados de la Escosura, catedrático de Economía en una universidad de Madrid, ha medido la desigualdad social entre 1870 y 2015, de acuerdo con estos parámetros, y ha encontrado que, desde el principio del siglo XX, los grupos que más tienen y los que menos tienen han ido acercándose.
Una descripción de este fenómeno se puede hallar en un artículo publicado por el economista Juan Ramón Rallo en elcato.org. Tituló el texto así: “Desigualdad de desarrollo humano: un siglo reduciéndose”. Prados de la Escosura y Rallo ven la copa medio llena. Yo también