(CNN) – El presidente Donald Trump desautorizó a un par de sus principales asesores económicos al decidir seguir adelante con su amenaza arancelaria contra México por la inmigración. Y cuando se enfrentó a una caída en el mercado de valores y al oprobio de senadores republicanos clave el viernes, el presidente se mantuvo firme y tuiteó: “¡Es hora!”.
La drástica amenaza arancelaria de Trump provocó olas de conmoción en Washington, lo que generó preocupaciones dentro de la Casa Blanca y en el Capitolio de que una nueva ofensiva comercial obstaculizaría los esfuerzos para ratificar un reemplazo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y arrastraría hacia abajo a la economía de EE.UU., que depende en gran medida de automóviles, máquinas y alimentos producidos en México, justo cuando la campaña de 2020 está despegando.
Pero indignado por un aumento en los migrantes que cruzaron ilegalmente a Estados Unidos esta semana, el presidente ignoró las advertencias del representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, y sel secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, con su decisión de seguir adelante el jueves con la promesa de imponer derechos de importación a todos los productos procedentes de México hasta que se tomen medidas para frenar el flujo de migrantes.
Lighthizer, quien ha estado trabajando para obtener apoyo para el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA) en el Congreso, advirtió a Trump que la medida dificultaría la ratificación del acuerdo comercial, mientras que Mnuchin advirtió a Trump que la acción afectaría el mercado bursátil, dijeron varias fuentes a CNN.
Y cuando el anuncio se produjo el jueves, el vicepresidente Mike Pence estaba en el avión Air Force Two regresando de un viaje a Canadá para asegurarle al primer ministro que el gobierno estaba totalmente en pro del acuerdo comercial.
Las deliberaciones enfrentaron a Lighthizer y Mnuchin contra un trío de asesores presidenciales influyentes: el asesor principal de políticas Stephen Miller, el asesor comercial Peter Navarro y el secretario general de la presidencia interino, Mick Mulvaney, quienes apoyaron la táctica arancelaria de Trump, dijeron las fuentes.
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En una entrevista en CNBC el viernes por la mañana, Navarro, quien le dijo a Trump que la medida llamaría la atención de México, calificó de “brillantes” los aranceles mientras que un gráfico mostraba la caída del mercado de valores.
Pero la reprimenda de legisladores clave en el propio partido del presidente dejó en claro que las preocupaciones sobre el destino del USMCA a raíz de la acción de Trump no eran infundadas.
En una aplastante declaración, el senador republicano Chuck Grassley, presidente de la Comisión Financiera del Senado, calificó la decisión de Trump de “un mal uso de la autoridad arancelaria presidencial” y advirtió que seguirla “pondría en grave peligro la aprobación del USMCA”.
Las preocupaciones se hicieron eco dentro de la Casa Blanca.
“Nos estamos disparando en el pie”, dijo un funcionario de la Casa Blanca.
Los demócratas de la Cámara de Representantes se habían estado convenciendo lentamente con el nuevo acuerdo comercial y algunos funcionarios del gobierno creyeron que el acuerdo podría ganar el paso hacia el final del verano. Ahora, la amenaza arancelaria está complicando los esfuerzos del gobierno ya de por sí difíciles para lograr la aprobación del USMCA, y varios funcionarios del gobierno ahora ponen en duda las perspectivas de ratificación a corto plazo.
Y la amenaza arancelaria de Trump aterrizó en la Ciudad de México sin previo aviso, el mismo día que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador envió al USMCA al Senado mexicano para su aprobación. A partir del viernes por la mañana, Trump y López Obrador aún no habían hablado directamente.
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Mulvaney, el jefe de personal de la Casa Blanca, descartó la idea de que la acción de Trump pondría en peligro el paso del USMCA.
“Los dos no están absolutamente vinculados”, dijo Mulvaney. “Estos no son aranceles como parte de una disputa comercial. Son aranceles como parte de un problema de inmigración”.
Aun cuando la Casa Blanca trabajó para evaluar las consecuencias de la decisión de Trump el viernes, algunos funcionarios señalaron que Trump podría, en última instancia, retrasar la imposición de los aranceles.
Un alto funcionario del gobierno dijo que si bien Trump es “muy sincero” con respecto a su amenaza, todavía hay un “camino” para que Trump se abstenga de imponerlos.
“El camino para no ponerlos es si México se esfuerza por reducir la inmigración ilegal en la frontera”, dijo el funcionario, señalando que lo que implica ese camino era dejado “intencionalmente” ambiguo, lo que le da al presidente un “amplio espacio” de acciones de México que podría considerar satisfactorias.
Pero, el funcionario dijo: “No creo que sepamos” si Trump finalmente impondrá los aranceles.
Parte de esa incertidumbre fue impulsada por el apresurado despliegue de la política, que impondría un arancel del 5% a las importaciones de México el 10 de junio, aumentando a 15%, 20% y 25% si México no actúa sobre las demandas de Trump para agosto, septiembre y octubre, respectivamente.
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Durante una llamada el miércoles por la mañana para discutir la decisión de Trump de seguir adelante con su amenaza arancelaria, los funcionarios de la Casa Blanca deliberaron sobre cuándo anunciar la política. En lugar de una implementación más suave y más calculada, los funcionarios decidieron acelerar la línea de tiempo a un lanzamiento en la noche del jueves para evitar que los detalles lleguen a los reporteros.
El despliegue no ha sido tan fácil, con el presidente ganándose una reprimenda de senadores republicanos clave que expresaron su alarma ante la decisión del jueves y viernes, y algunos instaron a Trump a reconsiderar.
“Apoyo casi todas las políticas de inmigración del presidente Trump, pero esta no es una de ellas”, dijo Grassley, presidente de la Comisión Financiera del Senado. “Insto al presidente a considerar otras opciones”.
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El senador republicano de Iowa Joni Ernst también instó a Trump a “reconsiderar”, argumentando que “los medios de vida de los agricultores y productores de Iowa están en juego”, así como la aprobación del renovado acuerdo comercial de América del Norte.
El líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell destacó la naturaleza “vital” de la relación comercial entre México y Estados Unidos y dijo que “cualquier propuesta que afecte esta relación merece un examen serio”.
Aunque que la Casa Blanca informó a algunos legisladores republicanos sobre los planes arancelarios del presidente, la medida aterrizó como un golpe sordo, dejando a los principales republicanos rascándose la cabeza.
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Pero la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, rechazó la noción de que el movimiento había tomado por sorpresa a los republicanos.
“El presidente no dejó de lado a su propio partido. Si los republicanos no estaban al tanto, entonces no han prestado atención”, dijo Sanders el viernes. “Cualquier persona en este país o francamente en el mundo que diga que está sorprendido por esto ha estado viviendo bajo una roca y sin prestar atención. El presidente ha sido muy claro que tenemos que tomar medidas, tenemos que dar un paso adelante, tenemos que hacer más, y tenemos que asegurar nuestras fronteras”.