Nota del editor: James Holland es historiador, escritor y locutor; entre sus libros se encuentran Fortress Malta, Battle of Britain y Dam Busters. Ha escrito y presentado en la BBC documentales seleccionados por la Academia Británica de Artes Cinematográficas y Televisivas y actualmente trabaja en una cinta que trata sobre Normandía en 1944. Es socio de la Royal Historical Society y cofundador del festival de Historia de Chalke Valley; varias de sus entrevistas sobre la Segunda Guerra Mundial están disponibles en griffonmerlin.com.
(CNN) — Este 6 de junio marca el aniversario número 75 del Desembarco en Normandía y la campaña subsiguiente en el norte de Francia. Los aniversarios son buenos momentos para hacer una pausa y reflexionar. También es una oportunidad para analizar el pasado y preguntarnos cuánto de lo que creemos saber es cierto y cuánto es un mito bien arraigado. No solo es más interesante, sino que también es de mayor valor mientras planeamos el futuro y rezamos porque nunca vuelva a haber un conflicto como la Segunda Guerra Mundial.
MITO 1: El Desembarco de Normandía fue una operación predominantemente estadounidense
REALIDAD: Para muchas personas, el día del desembarco se definió con la masacre de Omaha —nombre clave de una de las cinco playas en las que desembarcaron los aliados— y la llegada de los paracaidistas estadounidenses. Incluso en Alemania se cree que el Día D fue un acontecimiento mayormente estadounidense; en Generation War, una miniserie alemana que se transmitió hace poco, se hizo referencia a “los desembarcos de los estadounidenses” en Francia.
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A pesar de Band of Brothers, de Salvando al Soldado Ryan; a pesar de esas 11 fotografías que Robert Capa tomó en el punto más álgido de esa mañana del 6 de junio de 1944, el Día D no fue un esfuerzo predominantemente estadounidense. Fue un esfuerzo de los aliados que Gran Bretaña encabezó. Cierto es que el general Dwight D. Eisenhower —el comandante supremo de los aliados— era estadounidense, pero su segundo al mando, el mariscal Sir Arthur Tedder, era británico, al igual que los tres jefes de las fuerzas. El mariscal Sir Arthur Mary Coningham, comandante de la fuerza aérea táctica, también era británico.
El general Bernard Montgomery, comandante de las fuerzas terrestres, concibió en gran parte el plan de la Operación Overlord, nombre clave del Día D. La Armada Real británica era responsable de la Operación Neptuno, el plan naval. De los 1.213 buques de guerra que participaron, 200 eran estadounidenses y 892 eran británicos; de las 4.126 naves que se usaron para desembarcar, 805 eran estadounidenses y 3.261 eran británicas.
De hecho, el 31% de los suministros que se usaron el Día D llegaron directamente desde Gran Bretaña y dos terceras partes de las 12.000 aeronaves que participaron también eran británicas, al igual que las dos terceras partes de las que aterrizaron en la Francia ocupada. A pesar de la masacre inicial en Omaha, las bajas fueron casi iguales en las playas donde desembarcaron británicos y estadounidenses. Esto no tiene como objetivo minimizar el esfuerzo estadounidense, sino dar un contexto y un panorama más amplio. La Historia debe enseñar y entretener.
MITO 2: Las fuerzas estadounidenses estaban mal preparadas
REALIDAD: Para cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tenía las mejores fuerzas armadas del mundo. La campaña de 77 días en Normandía ayudó en gran medida a que llegaran a este punto.
El norte de Francia era un escaparate para la flexibilidad táctica y operativa de Estados Unidos. Al principio de la campaña, los estadounidenses se encontraron luchando a través de la bocagenormanda, una zona de campos pequeños bordeados con setos altos y densos y caminos estrechos y hundidos. No estaban entrenados para esto; esperaban que los alemanes se retiraran rápidamente tras el exitoso desembarco de los aliados.
Para los alemanes, la bocage brindó protección y oportunidades para que los escuadrones, armados con morteros y las ametralladoras, tendieran emboscadas. Ni siquiera los tanques estadounidenses Sherman de 30 toneladas podían pasar esos setos. Entonces, a un sargento estadounidense se le ocurrió una ingeniosa solución para instalar una herramienta para podar esos setos, hecha con las barricadas que los alemanes habían levantado en las playas. El general Omar Bradley, primer comandante del Ejército estadounidense, quedó impresionado. A la mañana siguiente habían montado el dispositivo en el 60% de los Sherman que había en Normandía.
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Esto es tan solo un ejemplo. Durante la campaña se lograron enormes avances en el apoyo aéreo cercano y en la coordinación entre infantería, artillería y caballería blindada. Los servicios médicos avanzaron tanto que uno de cada cuatro heridos regresó al campo de batalla tras recibir tratamiento, algo notable para 1944.
MITO 3: Los aliados se enredaron en Normandía
REALIDAD: En los cálculos previos a la invasión en la campaña de Normandía, los aliados esperaban haber avanzado 80 kilómetros tierra adentro tras 17 días con base en las retiradas en el norte de África e Italia. Sin embargo, Adolf Hitler ordenó a sus fuerzas que lucharan tan cerca de la costa francesa como pudieran y que no cedieran ni un centímetro.
En teoría parecía que los aliados no avanzaban mucho, pero en realidad la estrategia alemana benefició a los aliados que atacaban sin cesar al enemigo desde el mar. Para 1944 los aliados ya habían entendido que las tácticas alemanas —que tenían más de 100 años de antigüedad— eran rígidamente predecibles. Contraatacar cuando el enemigo se hubiera retrasado en su avance era algo básico en el ADN alemán de la Segunda Guerra Mundial. Los aliados pronto se dieron cuenta de que esta tendencia a contraatacar significaba que tarde o temprano los alemanes quedarían en un terreno abierto y terminarían derrotados.
Para cuando terminó la campaña de Normandía, los alemanes habían perdido grandes cantidades de hombres y máquinas y dos de sus batallones estaban totalmente destruidos. Ciertamente un puñado de alemanes escaparon cuando se rodeó a las tropas en las cercanías de Falaise, pero de todas formas fue una victoria aliada apabullante. El avance subsecuente fue veloz y los aliados se movían más rápido de lo que los alemanes lo hicieron cuatro años antes, cuando invadieron Francia.
MITO 4: Los soldados alemanes estaban mejor entrenados que los aliados
REALIDAD: Al principio de la Segunda Guerra Mundial, las mejores unidades alemanas eran un rival más que digno para sus oponentes aliados, pero para 1944 eso había cambiado radicalmente. Había unas cuantas excepciones como la división Panzer-Lehr, pero cuando llegó el Día D, la mayoría de las unidades alemanas no estaban tan bien entrenadas como las aliadas.
Algunas de las unidades de los aliados se habían preparado para esta campaña durante cuatro años. En comparación, muchos de los soldados alemanes se enteraron de la operación unas semanas antes. Se considera que los grupos de batalla especializados alemanes, conocidos como kampfgruppen, demostraban una gran flexibilidad táctica, pero incluso ellos padecían de la escasez extrema y estaban desesperados casi al final de la guerra.
Se sabía que los paracaidistas alemanes, conocidos comofallschirmjäger, eran de los mejores de las fuerzas armadas, aunque uno de los veteranos a los que entrevisté recuerda que tuvo muy poco entrenamiento fuera de unas cuantas caminatas y algo de práctica en instalar minas. Nunca aprendió a manejar un tanque, no tuvo transporte y tuvo que marchar más de 300 kilómetros cuando lo enviaron al frente desde Bretaña. Su caso no era raro: se esperaba que todas las divisiones de infantería que estaban en Normandía se trasladaran ya fuera a pie o en carreta. El veterano con quien hablé llegó el 12 de junio a Saint-Lô, una importante ciudad normanda, con una compañía de 120 hombres. Cuando lo capturaron, el 19 de agosto, era uno de los nueve hombres que quedaban vivos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes seguían una doctrina llamada auftragstaktik, que se puede describir como la capacidad de usar la iniciativa y se presumía que era lo que distinguía a sus soldados. Sin embargo, el paracaidista con quien hablé no sabía nada de eso. En ese punto de la guerra, el entrenamiento de los alemanes era tan precario que era imposible de implementar.
MITO 5: Los alemanes eran mejores estrategas
REALIDAD: La determinación a toda prueba de los alemanes en la batalla durante el Día D a menudo se confunde con habilidad táctica y no debería ser así. La mejor analogía se puede encontrar en los conflictos recientes en Afganistán e incluso en Vietnam, en donde las fuerzas de Occidente tenían mejor entrenamiento y equipo y sin embargo les costó derrotar a un enemigo muy inferior. Como lo demostró el Talibán, es muy difícil derrotar totalmente a tu enemigo si no quiere que lo derrotes. La única forma de lograrlo es matándolos a todos.
Esta es la razón por la que tomó tanto tiempo derrotar a los alemanes en Normandía y, a pesar de la falta de entrenamiento, por la que fueron un enemigo aún peligroso y letal con abundantes armas poderosas y una determinación feroz a seguir luchando. Esto se debe a varias razones: el adoctrinamiento nazi, un profundo sentido del deber y la amenaza de ejecución que se cernía sobre los desertores. En la Primera Guerra Mundial, los alemanes ejecutaron a 48 hombres por haber desertado; durante la Segunda Guerra Mundial, esa cifra aumentó a 30,000.
MITO 6: A Estados Unidos y Gran Bretaña no les fue tan mal en la Segunda Guerra Mundial
REALIDAD: Las tropas aliadas que lucharon en el frente sufrieron horriblemente durante la Segunda Guerra Mundial. Los países democráticos como Gran Bretaña y Estados Unidos trataron de lograr la victoria con la menor cantidad posible de bajas. En general lo lograron con bastante éxito al proteger las vidas con tecnología y maquinaria en donde les era posible.
Sin embargo, la infantería, los tanques y la artillería tenían que conquistar distancias cortas. Aunque la tecnología implicaba que los aliados necesitaban menos soldados que antes, quienes estaban en la línea de fuego fueron muy desafortunados. Las bajas en los batallones del frente fueron proporcionalmente peores durante los 77 días de la campaña de Normandía que durante las principales batallas del Frente Occidental en la Primera Guerra Mundial.