Tokio (CNN) – El repentino choque de un caza furtivo japonés F-35 en el Océano Pacífico en abril de este año probablemente fue causado por la “desorientación espacial” de su piloto, dijo el lunes el ministro de Defensa del país.
El avión de la Fuerza de Autodefensa Aérea de Japón, uno de los aviones más sofisticados del mundo, desapareció del radar mientras se encontraba en una misión de entrenamiento con otros tres F-35 frente al norte de Japón el 9 de abril. El piloto del avión, el mayor Akinori Hosomi, no indicó ningún problema con la aeronave antes de perder el contacto.
El Ministerio de Defensa dijo el lunes que Hosomi, de 41 años y con 3.200 horas de experiencia en vuelo, esencialmente voló al caza furtivo directamente al océano durante la misión de entrenamiento nocturno.
La desorientación espacial se define como “una situación en la que un piloto no puede detectar correctamente la posición, la actitud, la altitud o el movimiento de un avión”, según un estudio realizado en 2009 sobre la Fuerza de Autodefensa Aérea de Japón en la revista Medicina Militar.
Los efectos son peores en la noche, según el estudio, que dijo en ese momento que el 12% de los accidentes aéreos militares japoneses fueron causados por desorientación espacial.
Hosomi, cuyos restos fueron recuperados la semana pasada, se estaba comunicando con calma con los controladores de tierra hasta unos segundos antes del accidente, dijo el lunes el Ministerio de Defensa. En ese momento, el avión de combate descendía a una altura de unos 9.000 metros (29.500 pies) a una velocidad de 1.000 kph (621 mph), dijo el ministerio.
Alrededor de 15 segundos transcurrieron entre la última comunicación del piloto y la pérdida de contacto con el avión, dijo.
Se cree que el piloto perdió el rumbo durante el descenso a alta velocidad y ni siquiera era consciente de ello, dijo el Ministerio de Defensa.
Los pilotos japoneses recibirán capacitación extendida sobre cómo lidiar con la desorientación espacial, dijo el ministerio.
El F-35 perdido era una de las 13 unidades en activo en la fuerza aérea de Japón en el momento del accidente. Los otros 12 han sido dejados en tierra desde entonces.
El resto de los aviones recibirá inspecciones adicionales de su sistema mecánico y eléctrico, dijo el lunes el ministro de Defensa, Takeshi Iwaya. Probablemente serán devueltos al servicio una vez que se haya obtenido el consentimiento de las comunidades locales y se hayan completado las inspecciones y la capacitación, dijo.
Cuando el F-35, diseñado por EE. UU., se estrelló, surgió el temor de que la tecnología estadounidense pudiera caer en manos rusas o chinas si se recuperaba del fondo del océano.
Se recuperó partes de la cola del avión poco después del accidente y, a principios de mayo, se levantaron del fondo oceánico las piezas de su registrador de vuelo y el dosel de la cabina del piloto.
Sin embargo, no se ha encontrado la mayor parte de los restos, pero tanto los funcionarios estadounidenses como los japoneses han rechazado la idea de que podría caer y que podría ser recuperado por Rusia o China.
Japón ya ordenó 147 de los F-35 de más de 100 millones de dólares y planea que los aviones sean el pilar de sus fuerzas aéreas en las próximas décadas. Desde el incidente, funcionarios aseguran que su fe en el programa no ha flaqueado.
Estados Unidos tiene cientos de aviones en sus flotas, así como pedidos. Las operaciones de los F-35 de EE. UU. no se vieron afectadas por el accidente, dijeron las autoridades.