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Nota del editor: David Bittan Obadía, es abogado escritor, analista de temas políticos e internacionales, columnista del diario El Universal de Venezuela y colaborador de otros medios de comunicación. Ha participado en el Congreso Judío Mundial y es expresidente de la comunidad Judía de Venezuela.

(CNN Español) – La preocupación de muchos sobre López Obrador toma un descanso ante la posición asumida por él, en relación con la disputa con Trump. México opta por el diálogo y no por la confrontación. Hoy hay que decirle al presidente de México que tomó la mejor opción: mano abierta, lo cual significa “primero México”.

Esta crisis se veía venir; el problema en la frontera y el paso de miles de emigrantes centroamericanos por México, generan la tensión más importante de tiempos recientes entre ambos países, pues no se trata del muro: es el flujo de seres humanos que inunda la zona y genera un colapso. Según las autoridades estadounidenses, 460.000 migrantes han sido detenidos en lo que va de año. Los grandes ganadores: las mafias organizadas.

López Obrador, conociendo las dimensiones de su economía, escoge la mejor alternativa. Recordemos que México tiene una economía muy interesante, compleja y diversificada, que lo posiciona entre las primeras 13 economías del mundo, con una capacidad de exportación que superó en 2018 los US$ 451.000 millones; hasta 2017 tuvo un superávit entre importaciones y exportaciones. La capacidad de compra de México lo hace también un país con más atractivos.

El tema migratorio genera posiciones encontradas en ambos países y consecuencias que afectan a Centroamérica. No estamos en presencia de un capricho de Mr. Trump: esto era algo predecible. El 10 de junio Trump hubiera comenzado a aplicar aranceles a los productos que llegaran de México y ello no ocurrió gracias a las gestiones del gobierno mexicano.

Mientras el presidente de México siga de la mano de los empresarios y actuando como lo hizo en este caso, México no será una preocupación.

Atacar internamente el tema migratorio en México tendrá un gran costo político, pero López Obrador pareciera estar dispuesto a este sacrificio.

Finalmente, el problema fronterizo no se resolverá jamás con muros y deportaciones. En lugar de declararle la guerra en la frontera a gente que solo tiene hambre, sale más barato generar condiciones de vida dignas en los países de origen, pues el emigrante prefiere su terruño.