(CNN) – Megan Rapinoe y su equipo hicieron lo que Donald Trump les dijo que hicieran: terminaron el trabajo. Ahora la pregunta es, ¿cómo honrará el presidente de Estados Unidos a las ganadoras de la Copa Mundial?
La victoria de EE. UU. sobre Países Bajos en la final de la Copa Mundial en Francia el domingo no solo provocó festejos entre sus fanáticos. También dio validez a las integrantes del equipo como íconos cuya voluntad de ir más allá del fútbol inspiró a los jóvenes, generó críticos irritados con sus políticas y desafiaron la percepción de cómo deberían comportarse los atletas.
Una discusión pública entre Rapinoe y Trump durante el torneo envolvió al equipo en la tormenta política que constantemente se libra alrededor del presidente.
Pero el éxito de la delantera estrella para llevar a su equipo a la gloria fue una declaración que resonó más allá de la política partidista. El equipo de EE. UU. está impulsando la evolución en el fútbol femenino, que carece del apoyo y la atención en Europa y Sudamérica que sí tiene en EE. UU., pero que está empezando a mejorar.
Y en Estados Unidos, el equipo nacional interpuso una demanda para que se les pague lo mismo que a los jugadores de la selección varonil, con lo que se ha vuelto un emblema de un movimiento más amplio para poner fin a la brecha salarial de género.
El triunfo del equipo también se produce cuando otras atletas, como Coco Gauff, de 15 años, en Wimbledon y el equipo de hockey femenino de EE. UU., cinco veces campeón del mundo, rompen sus propias barreras deportivas y confirman la promesa de no discriminación del Título IX para las atletas femeninas.
La franqueza de sus integrantes también se conecta con una era de cambiantes actitudes sociales que condujeron al movimiento #MeToo, que expuso generaciones de acoso sexual en los negocios, los medios de comunicación, las artes y Hollywood, mientras que las aspirantes presidenciales demócratas hacen fila para tener una oportunidad de vencer a Trump en las elecciones de 2020.
A primera vista, las ganadoras de la Copa Mundial deberían ser el tipo de causa que el presidente abrazaría rápidamente, ya que son el epítome de una interpretación de su lema “Estados Unidos Primero”.
Pero mientras que otras figuras políticas clave tuitearon rápidamente para rendir elogios, a Trump le tomó varias horas felicitarlas.
“¡Felicitaciones al equipo de fútbol femenino de EE. UU. por ganar la Copa del Mundo! ¡Genial y emocionante juego! ¡Estados Unidos está orgulloso de todas ustedes!”, tuiteó Trump desde su club de golf en Nueva Jersey.
El presidente no hizo ninguna mención de una invitación a la Casa Blanca para el equipo, la raíz de su enfrentamiento original con Rapinoe, o de la posibilidad de otro homenaje. La delegación enviada por Estados Unidos a la final en Francia también fue vista de poco nivel, dado que era encabezada por Karen Dunn Kelley, subsecretaria de Comercio.
Trump dijo a reporteros el domingo que consideraría una visita del equipo, pero que realmente no había pensado en ello, y luego felicitó nuevamente a los jugadoras.
Después de que Tiger Woods ganó el Masters en abril, su major número 15, Trump, amante del golf, le otorgó rápidamente la Medalla de la Libertad. Recientemente anunció que Jerry West, un exjugador de la NBA, entrenador y gerente general, obtendría el mismo honor.
Trump, arrinconado
Las ganadoras de la Copa Mundial se han negado a que solo sus resultados hablen por ellas.
“No puedes ganar un campeonato sin gays en tu equipo. Nunca se ha hecho antes”, dijo la semana pasada Rapinoe, según varios medios de comunicación, incluido el británico The Guardian.
La confianza de Rapinoe para expresar sus puntos de vista la puso en conflicto con Trump después de que la jugadora dijera que no asistiría a una celebración en la Casa Blanca si el equipo ganaba la Copa del Mundo.
Condujo al extraordinario espectáculo de un presidente en ejercicio que protestaba públicamente contra el capitán de un equipo estadounidense compitendo en un torneo en el extranjero, un episodio que ayuda a resumir los nervios expuestos de la era Trump y que se convirtió en una línea divisoria entre conservadores y opositores en la televisión por cable.
Trump respondió a Rapinoe el 26 de junio de la manera tradicional que reserva para sus críticos.
“¡Megan debería GANAR primero antes de HABLAR! ¡Termina el trabajo!”, tuiteó Trump antes de de decir que invitaba al equipo, ganara o perdiera, a la Casa Blanca.
“Megan nunca debe faltar al respeto a nuestro país, a la Casa Blanca o a nuestra bandera, especialmente porque se ha hecho mucho por ella y por el equipo”, dijo Trump.
La disputa puede parecer un asunto personal, pero las ganadoras de la Copa Mundial capturaron el corazón de Estados Unidos de una manera que sugiere que las antenas políticas del presidente podrían haberle fallado.
“Básicamente se arrinconó a sí mismo por ponerse en contra de Megan Rapinoe”, dijo la columnista Christine Brennan de USA TODAY en “State of the Union”, de CNN.
“Creo que veremos más de esto porque estas mujeres están empoderadas como nunca antes y están hablando en contra de un presidente que no respetan”.
En una conferencia de prensa después de la final de la Copa del Mundo, Rapinoe no puso excusas sobre la disposición de su equipo para hablar de asuntos que van más allá de victorias y derrotas.
“Decimos lo que sentimos. Todas. Sé que mi voz a veces suena más fuerte, pero en el comedor, en conversaciones, todas estamos juntas en esto”, dijo Rapinoe, con su medalla alrededor del cuello. “Somos un grupo de mujeres orgulloso, fuerte y desafiante”.
Melania Trump y Barack Obama celebran la victoria
Figuras políticas destacadas, entre ellas la primera dama Melania Trump, el secretario de Estado Mike Pompeo, la senadora demócrata Elizabeth Warren y el expresidente Barack Obama felicitaron al equipo antes que Trump.
“¡Felicidades a las campeonas de la Copa Mundial Femenina 2019 @TeamUSA!”, escribió la primera dama.
Obama tuiteó rápidamente: “Felicidades al @USWNT, un equipo increíble que rompe récords y que siempre se impulsa a sí mismo, y al resto de nosotros, a ser mejores. Me encanta este equipo”, escribió Obama.
El regaño que Trump tuiteó sobre la naturaleza del patriotismo fue similar a sus comentarios sobre jugadores de la NFL que se arrodillan durante el himno nacional para protestar por los asesinatos de hombres negros relacionados con la policía, un problema social que el presidente ha aprovechado con su base política y se ha convertido en una gran controversia.
Esto llevó a Sue Bird, estrella de la WNBA y compañera de Rapinoe, a defenderña en un artículo en “Player’s Tribune” en el que criticaba al “Hombre grosero en Twitter”.
“No puedes asustar a esa chica. Ella va a hacer lo suyo, a su propia velocidad, a su propio ritmo, y no se va a disculpar con NADIE”, escribió Bird.
Una recepción en la Casa Blanca para los equipos ganadores de campeonatos ha sido, por lo general, uno de los momentos menos controvertidos y unificadores de los presidentes. Sin embargo, durante administraciones anteriores, algunos atletas rechazaron las invitaciones por motivos políticos.
Esto se ha convertido en un problema en aumento desde que Trump es presidente, ya que una creciente lista de invitados, especialmente de minorías, se niegan a aparecer porque no están de acuerdo con las políticas de Trump.
En enero, el entonces equipo campeón de la NBA, Warriors de Golden State, fue a visitar a Obama en lugar de Trump.
El triunfo impulsa la lucha por la igualdad salarial
El comportamiento del equipo de EE. UU. en Francia no ha sido del gusto de todos los fanáticos. Su enfoque agresivo y sus celebraciones fueron vistos como faltas de respeto.
Pero el legado político de las ganadores de la Copa Mundial podría ir más allá de dar a su deporte una nueva credibilidad y de una pelea con el `residente que eventualmente se olvidará.
Antes de que comenzara la Copa Mundial, el equipo presentó una demanda colectiva por discriminación de género contra la Federación de Fútbol de Estados Unidos. Argumentaron que hacían el mismo trabajo que sus homólogos varones pero obtenían salarios más bajos y trabajaban en peores condiciones.
No pudieron haber ofrecido un caso más elocuente pues han hecho más para vender el fútbol internacional en EE. UU. que el equipo nacional varonil, que nunca ha ganado la Copa del Mundo.
Gritos de “Igualdad salarial, Igualdad salarial”, resonaron en el estadio en Lyon, dirigidos a los oficiales de la FIFA, antes de que el equipo de EE. UU. tuviera en sus manos el icónico trofeo de la Copa del Mundo.
“Quiero decir que todas los jugadores dimos … todas los jugadores en esta Copa del Mundo … dimos el espectáculo más increíble que se puede pedir”, dijo Rapinoe. “No podemos hacer más”.
Algunas políticas han abanderado la causa de las jugadoras, incluida la congresista demócrata por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, quien tuiteó el domingo: “En este punto, ni siquiera deberíamos pedir igualdad salarial para el #USWMNT; deberíamos exigir que se les pagará al menos el doble”.
Los defensores del status quo dicen que el fútbol masculino es mucho más popular y genera más ganancias, lo que sugiere que los salarios más altos para las estrellas masculinas están justificados. Trump se refirió a tales argumentos el domingo.
“Me gustaría verlo, pero también hay que mirar los números”, dijo. “Tendríamos que ver cuál es la asistencia para el fútbol femenino el resto del año, más allá del Mundial Femenino. Pero me gustaría verlo”.