Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina.
(CNN Español) – Los triunfos electorales de Mauricio Macri en Argentina en 2015 y de Jair Bolsonaro en Brasil en 2018 han reconfigurado el mapa político de América del Sur con un fuerte giro a lo que comúnmente se denomina la “derecha”, después de una década hegemonizada por gobiernos de “progresistas” o de “izquierda”.
Sin embargo, la integración regional excede el sur de las Américas como quedó demostrado con organismos que vinculan el sur con el norte, sea la Celac —la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe— o la Alianza del Pacífico integrada por Chile, Perú, Colombia y México.
Y fue justamente en este país, un gigante en todo sentido, donde el 1 de diciembre de 2018 asumió como nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, un hombre de izquierda.
Por esta razón, no es casual que la ciudad de Puebla y su gobernador electo, Miguel Barbosa, del partido del presidente, fueran anfitriones el 13 y 14 de julio del Encuentro de Líderes Progresistas Latinoamericanos que constituyó el “Grupo de Puebla”, motorizado por Marco Enríquez Ominami, tres veces candidato presidencial en Chile. Su objetivo explícito es claro: darle un nuevo impulso al progresismo latinoamericano golpeado por el avance de los gobiernos de derecha. Del evento participaron Ernesto Samper, expresidente de Colombia, Fernando Hadad, excandidato presidencial por el Partido de los Trabajadores en las últimas elecciones brasileñas y José Miguel Insulza —quien fuera secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) entre 2005 y 2015— además de excancilleres y legisladores de varios países.
Lo novedoso del llamado “Grupo de Puebla” es que intenta mantener una postura equidistante sobre la situación en Venezuela, entre quienes apoyan al Gobierno de Maduro y quienes lo desconocen y apoyan a la oposición.
En octubre de este año hay elecciones presidenciales en Argentina, Uruguay y Bolivia, de suma importancia para el contexto regional enmarcado en esta disputa entre “derechas” e “izquierdas”, términos tal vez cuestionados o desdibujados en el siglo XXI, pero que todavía forman parte del lenguaje político en una disputa regional que ya no conoce fronteras.