Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.
(CNN Español) – Perú profundiza su crisis política. Se va haciendo ingobernable en la medida que se debilitan, hunden y hasta desaparecen los partidos. No se puede encarcelar a tantos expresidentes (la orden de arresto de uno de ellos, Alan García, culminó en su suicidio) acusados de corrupción y esperar que eso no tenga graves consecuencias. Lo que está ocurriendo era inevitable. En algún punto tenía que comenzar la cura y ese momento es ahora. Bajo la infección venía el pus.
El último episodio es el adelanto de las elecciones planteado por el presidente Martín Vizcarra, quien heredó el poder y el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), hoy en arresto domiciliario. Vizcarra quiere que se celebren elecciones generales en 2020 para terminar con el control del Congreso con mayoría fujimorista que cuenta con el apoyo de los apristas, pero para ello sería necesaria una reforma de la Constitución que acaso le cueste la curul a unos congresistas acusados de corrupción.
¿Por qué el ingeniero Vizcarra prefiere acortar su mandato un año? Porque advierte que no puede tramitar sus reformas en el Congreso, y ni siquiera logró conseguir que su candidato, Daniel Salaverry, presidiera el órgano legislativo. El 27 de julio los parlamentarios eligieron al economista Pedro Olaechea como presidente del Congreso. Esa no es la causa, pero sí fue el detonante.
Afortunadamente, esta crisis no conlleva ruido de sables. Los militares ni vienen ni se les espera. La última aventura militar, la del autogolpe dado por Alberto Fujimori en 1992 con la ayuda de Vladimiro Montesinos, al cabo de unos años se saldó malamente con generales presos y las fuerzas armadas totalmente desmoralizadas.
Todo es lastimoso. El país iba muy bien en el orden económico, pese a los tropiezos de los últimos tiempos. Perú crecía en torno al 5% y parecía que pronto emularía a Chile, pero la falta de estabilidad ya se está viendo en la caída de las inversiones. En la época del virreinato se decía “vale un Perú” para significar que algo era muy rico. Ya hasta la metáfora se ha devaluado.