(CNN) – Objetivamente, esta ha sido una semana horrible en Estados Unidos.
Lejos de un final soñoliento para el verano, el país se está recuperando de los tiroteos masivos que se cobraron 31 vidas en Texas y Ohio, sin prestar la suficiente atención a un verano extremadamente mortal por la violencia en Chicago, teniendo conversaciones dolorosas y no particularmente productivas sobre el control de armas y sobre el racismo, y el gobierno está deteniendo a inmigrantes indocumentados de una manera que deja a sus hijos llorando en los estacionamientos en el primer día de clases.
Los opositores a Donald Trump no pueden defender que sea algo bueno que el presidente de Estados Unidos sea acusado de racista. Los partidarios de una postura más dura sobre la inmigración no pueden defender que los niños deberían irse a casa después del primer día de clases sin estar seguros de si sus padres volverán. Absolutamente nadie puede defender que es bueno que ISIS pueda estar resurgiendo en Siria después de una retirada de las tropas estadounidenses. Es aún peor que la semana pasada Trump haya dicho: “Hemos derrotado al califato de ISIS”.
El domingo se cumplen dos años del inicio de una manifestación nacionalista blanca en Charlottesville, Virginia. La violencia que mató a una manifestante opositora al día siguiente y la defensa del presidente de algunos de los manifestantes blancos contribuyeron a uno de los momentos bajos de la era Trump.
Pero esto se siente peor.
Al límite
La gente está al límite por la violencia. El estruendo de una motocicleta en Times Square causó pánico el miércoles y las oficinas de USA Today en el norte de Virginia fueron evacuadas el mismo día después de un informe falso sobre un hombre armado.
La comunidad de inmigrantes indocumentados debe estar al límite respecto a ir a trabajar después de que el Departamento de Seguridad Nacional allanó plantas de procesamiento de alimentos en Mississippi y detuvo a casi 700 personas.
Es un recordatorio de que los inmigrantes indocumentados juegan un papel importante en el suministro de alimentos de la nación y en las comunidades estadounidenses.
CNN informó que los niños fueron separados de sus familias y en la oscuridad durante horas después de la escuela y temían que sus padres fueran enviados a centros de detención.
“Necesito a mi papá … No es un criminal”, le dijo una niña a la afiliada de CNN WJTV mientras lloraba fuera del gimnasio donde procesaron a los arrestados por las autoridades de inmigración.
Las autoridades, que habían planeado la redada durante meses, estaban orgullosas de su trabajo.
“Hoy, a través del arduo trabajo de estos hombres y mujeres, una vez más estamos siendoen una nación de leyes”, dijo Mike Hurst, fiscal federal del Distrito Sur de Mississippi, al anunciar las redadas y arrestos.
Insensibles a los tiroteos masivos
Ahora se necesitan no uno sino dos o más tiroteos masivos para que en el país surjan nuevos llamados a la acción sobre el control de armas. Y la presión política comienza casi en el momento en que termina un tiroteo.
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La mayoría de los candidatos presidenciales demócratas calificaron a Trump de una versión de supremacista blanco o racista después de que el tirador de El Paso publicara un manifiesto racista con un lenguaje similar al del presidente. El presidente leyó una condena del odio desde un teleapuntador, pero en Twitter siguió con el mismo viejo resentimiento.
Hay indicios de que la Casa Blanca había hecho a un lado la amenaza terrorista interna a favor de centrarse en la internacional en una evaluación oficial de amenazas.
Y el jueves, el presidente tuiteó que la número dos de inteligencia renunciaría. Normalmente, Sue Gordon se habría convertido en directora interina después de que el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats, se retire este mes. Pero dos fuentes le dijeron a CNN que Gordon no era vista por algunos en la administración como la persona políticamente leal que Trump quería en el cargo.
Trump inicialmente sugirió que estaría abierto a nuevas medidas de control de armas, como un sistema renovado de verificación de antecedentes impulsado por los demócratas, pero solo en conjunto con la legislación de inmigración por la que ha presionado durante mucho tiempo.
Sin embargo, eso probablemente resultó ser solo una reflexión en Twitter. Según reportes, la Asociación Nacional del Rifle le dijo a Trump que a sus partidarios no les gustaría una verificación de antecedentes universal, y él dejó de mencionar posibles vínculos con las medidas de inmigración.
Si bien los republicanos han dicho que buscarán un sistema de verificación de antecedentes que no incluya todas las ventas de armas, es poco probable que eso satisfaga a los demócratas. Lo que significa que a pesar de la sorprendente promesa del líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, de estudiar una nueva legislación sobre armas, es difícil saber cómo acordarán algo los dos bandos.
Trump y su intento de consuelo
Trump insistió en viajar a El Paso y Dayton para consolar a las personas que estaban de duelo. Y mientras que sí lo hizo en privado, en un video en un hospital son sobrevivientes del tiroteo, aparece él presumiendo sobre el tamaño de la multitud que convocó hace tres meses en comparación con la del demócrata Beto O’Rourke.
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Una persona informada sobre el asunto confirmó a Jake Tapper de CNN un informe de The Washington Post sobre que ninguno de los ocho pacientes que todavía estaban siendo atendidos en el Centro Médico Universitario quería reunirse con el presidente, por lo que los administradores llevaron a dos pacientes que ya habían sido dados de alta y que habían expresado su intención de encontrarse con él.
Un funcionario del hospital familiarizado con el viaje del presidente advirtió que algunos de esos pacientes no querían reunirse con nadie debido a sus condiciones. El funcionario añadió que hubo una evaluación general de que había “ausencia de empatía” por parte de Trump.
Entre sus visitas a Dayton y El Paso, Trump vio en la televisión cómo Joe Biden daba un discurso sobre la amenaza del racismo. El presidente tuiteó que estaba aburrido y le dirigió algunos insultos a su potencial rival para 2020.
Los demócratas dicen que Trump es un supremacista blanco racista
O’Rourke fue el primer candidato presidencial demócrata en culpar al alarmismo de Trump sobre la inmigración del tiroteo en El Paso, que se cobró 22 vidas en un Walmart.
A partir de allí, ha sido como una carrera entre los candidatos para ver quién puede llamar a Trump racista de la manera más impactante.
La ventaja es para O’Rourke, quien habló con pesar después de los tiroteos en El Paso. Pero Cory Booker pronunció un reflexivo discurso sobre el racismo en Estados Unidos y cómo este es demostrado no solo por los extremistas durante los tiroteos masivos sino también en la vida cotidiana. Joe Biden, Kamala Harris, Julián Castro, Elizabeth Warren y otros hicieron eco sobre el tema.
Su argumento colectivo más amplio es que un racista no debería estar en la Casa Blanca. Pero se hizo inmediatamente después de un tiroteo trágico y mientras compiten por la nominación demócrata.
Trump, en tanto, ignoró en gran medida el tema del extremismo blanco. Prefirió criticar a los medios de comunicación por no dedicar más tiempo al tirador de Dayton, cuyas redes sociales incluían algunos retuits de izquierda y de Antifa.
El presentador de Fox News, Tucker Carlson, dijo que el extremismo blanco es un “engaño” y luego, ante las críticas, se fue de vacaciones.
Trump también descansará de la Casa Blanca e irá a su club de golf en Nueva Jersey.
Un clima político envenenado
A todos nos vendría bien un descanso de este clima político.
La ira hacia Trump por el racismo se está apoderando de toda la conversación política. El inversionista multimillonario propietario de SoulCycle, Equinox y los Miami Dolphins fue objeto de un boicot por organizar una recaudación de fondos para Trump.
Pero el dolor financiero que podría sentir Stephen Ross no es nada comparado con el de un niño de Montana que fue trasladado en avión a un hospital desde un rodeo con sangre que salía de sus oídos y un cráneo fracturado, según una declaración jurada de la policía. El niño de 13 años no se quitó el sombrero mientras el Himno Nacional sonaba antes del rodeo y entonces fue atacado por un veterano del Ejército, según la policía.
Según el abogado del hombre de Montana, aunque estaba arrepentido de haber lastimado al niño, dijo que pensaba que Trump, quien se ha propuesto defender el himno frente a los jugadores de fútbol que se arrodillan cuando suena, habría querido que “se asegurara de que la gente fuera patriota”.