(CNN) – Hong Kong enfrenta una gran crisis política mientras se dirige a la undécima semana de manifestaciones multitudinarias. Lo que comenzó como un movimiento contra un controvertido proyecto de ley se ha expandido a algo mucho más grande.
En los últimos meses, la protesta ha evolucionado desde los millones de manifestantes que marcharon por las calles, hasta grupos de manifestantes con sombrero amarillo que irrumpieron en la sede del gobierno y ahora cerraron el aeropuerto internacional de la ciudad. Si bien la mayoría de las manifestaciones han sido pacíficas, la frustración se está acumulando en todos los bandos.
Los manifestantes exigen ahora más democracia y una investigación sobre la presunta brutalidad policial durante las manifestaciones pasadas. Los multimillonarios de Hong Kong han pedido orden. Y a medida que se intensifica el desorden, el tono de Beijing se eleva cada vez más.
Esto es lo que debes saber:
¿Cuál es la historia aquí?
Hong Kong pertenece a China, pero tiene su propia moneda, sistema político e identidad cultural. Muchos residentes de Hong Kong no se ven a sí mismos como chinos, sino más bien como hongkoneses.
Esa diferencia se remonta a generaciones: la ciudad fue una colonia y territorio británico durante más de 150 años, hasta que fue devuelta a China en 1997. Hoy, el sistema legal de Hong Kong todavía refleja el modelo británico, valorando la transparencia y el debido proceso.
La constitución de facto de Hong Kong, la Ley Básica de Hong Kong, consagra esta singularidad. Garantiza libertades que no están disponibles en el territorio continental chino, como el derecho a protestar, el derecho a una prensa libre y la libertad de expresión.
Uno de los principios de la Ley Básica es que Hong Kong tiene derecho a desarrollar su propia democracia y, en el pasado, funcionarios chinos prometieron que el gobierno central de Beijing no interferiría. Pero en los últimos años, Beijing ha reinterpretado la Ley Básica y ahora dice que tiene “jurisdicción completa” sobre Hong Kong.
La Ley Básica establece que Hong Kong “salvaguardará los derechos y libertades de los residentes” durante 50 años después de la entrega. Pero muchos residentes dicen que China continental ya está comenzando a entrometerse en esos derechos.
Esta amenaza percibida para el Estado de Derecho de Hong Kong ha llevado a enfrentamientos regulares que han terminado con la detención de cientos de manifestantes hasta ahora.
¿Cómo son los manifestantes?
El verano de Hong Kong ha sido testigo de todo tipo de protestas: multitudinarias marchas pacíficas, huelgas generalizadas de diferentes sectores profesionales y acciones de grupos más pequeños que terminaron con enfrentamientos y vandalismo, incluida la colocación de una pancarta en la sede del gobierno que decía “No hay manifestantes, solo hay tiranía”.
El martes, brotes violentos en el aeropuerto de Hong Kong establecieron un nuevo tono combativo, con manifestantes que atacaron y detuvieron temporalmente a dos personas.
Las protestas estallaron en julio por la oposición generalizada a un proyecto de ley de extradición ahora archivado, pero desde entonces se han expandido a demandas de democracia plena y responsabilidad policial.
Los manifestantes también se han irritado por las recientes denuncias de brutalidad policial. Después de que una mujer manifestante resultara herida en un ojo durante enfrentamientos con la policía que intentaba dispersar a las multitudes, el lunes, los manifestantes en el aeropuerto usaron parches en los ojos en referencia a la lesión de la mujer.
En la línea del frente de protesta, los manifestantes se han confrontado con la policía y han sido objetivo de hombres vestidos de blanco con palos, a quienes algunos acusan de colaborar con el gobierno. Pero si bien muchos hongkoneses se han visto incomodados por el cierre del transporte y otras interrupciones de viaje, hay poca sensación de peligro en el resto de la ciudad.
¿Por qué los manifestantes apuntan al aeropuerto?
Muchos activistas consideran el aeropuerto internacional de Hong Kong como un lugar seguro para protestar lejos de las calles, donde los enfrentamientos entre manifestantes y policías se han convertido en algo común.
Pero eso podría haber cambiado el martes por la noche, después de que la policía hizo su primera aparición importante en el aeropuerto desde que comenzaron las protestas allí hace cinco días.
El aeropuerto, que es uno de los más activos de Asia, se ha convertido en un objetivo clave de protesta, ya que los manifestantes antigubernamentales buscan llevar su mensaje directamente a la comunidad internacional.
Durante el fin de semana, en el aeropuerto se entregaron folletos en chino, inglés, francés, coreano, japonés y otros idiomas a los visitantes internacionales que llegaban, en los que se explican las causas de los disturbios – según los manifestantes– y las demandas del movimiento de oposición.
Con el diseño elegante que ha caracterizado las protestas, otros panfletos y carteles también anunciaban manifestaciones planeadas como “nuevos lugares turísticos” y aconsejaban a los turistas qué hacer si los atrapaban en las protestas durante su visita.
El lunes, se cancelaron casi 200 vuelos desde y hacia Hong Kong. Varios más fueron cancelados el martes cuando el cierre entró en su segundo día.
¿Qué significa esto para la economía de Hong Kong?
Si bien China continental es el socio comercial más importante de Hong Kong, la ciudad es un centro comercial y financiero internacional, y la economía ya muestra señales de afectaciones como resultado de las protestas.
Las compañías ya han informado de “graves consecuencias por la interrupción”, incluida la pérdida de ingresos, la interrupción de cadenas de suministro y la postergación de inversiones, dijo la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Hong Kong el mes pasado.
Empresas en Hong Kong, tanto internacionales como locales, también han enfrentado presiones y acusaciones de actuar junto con los manifestantes o simpatizar con ellos. Las autoridades de aviación chinas le ordenaron a Cathay Pacific, la aerolínea insignia de Hong Kong y un importante empleador local, que prohíba viajar a China a su personal que participa en las protestas.
La cancelación de vuelos es una pésima noticia para las compañías que operan en el centro financiero. Más de 74 millones de pasajeros viajaron hacia y desde el aeropuerto el año pasado. Maneja 1.100 vuelos de pasajeros y carga cada día y sirve a unos 200 destinos en todo el mundo.
El aeropuerto contribuye con el 5% del PIB de Hong Kong, directa e indirectamente, dijo Frank Chan, secretario de transporte de Hong Kong, en mayo.
Los expertos temen que los viajeros eviten Hong Kong. “Este es un desastre para Hong Kong que costará decenas de millones de dólares”, dijo Geoffrey Thomas, editor en jefe y director gerente de AirlineRatings.com, un sitio web que monitorea las aerolíneas.
¿Qué dice el gobierno?
Funcionarios en Hong Kong y Beijing son cada vez más críticos con las protestas.
En un comunicado emitido el miércoles por la mañana, la policía de Hong Kong denunció los “actos radicales y violentos de los manifestantes” en el aeropuerto, y un portavoz del gobierno describió lo que sucedió en la termina aérea como rebasar “el último límite de una sociedad civilizada”.
En China, la cobertura de las protestas ha pasado de la censura a centrarse en los enfrentamientos y el desorden, y los manifestantes han sido etiquetados como “turbas violentas” y “criminales”. El lunes, Yang Guang, portavoz de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao, el principal órgano de China encargado de los asuntos en la ciudad, dijo que las protestas mostraban “indicios de terrorismo” y sugirieron que eran una verdadera amenaza al Estado de Derecho.
“Los manifestantes radicales de Hong Kong han atacado repetidamente a los agentes de policía con herramientas extremadamente peligrosas”, dijo. “Ya han constituido delitos violentos graves y han comenzado a mostrar indicios de terrorismo. Es una grave violación del Estado de Derecho y el orden social en Hong Kong, que pone en peligro la vida y la seguridad de los ciudadanos de Hong Kong”.
La retórica en aumento ha generado temores de que China podría estar considerando una intervención de fuerza.
En una entrevista con CNN, Max Baucus, exembajador de EE. UU. en China, describió el desafío que los manifestantes plantean al gobierno central de China.
“Si Beijing cree que puede obligar a los manifestantes a aceptar una solución, eso no va a funcionar, y creo que lo saben y están tratando de encontrar una salida”, dijo.
“No lo olvides. China es muy conservadora. Es difícil para China lidiar con asuntos como este, están acostumbrados a salirse con la suya. Esto ha sido difícil para ellos. No son expertos. No tienen un gran núcleo diplomático como Estados Unidos, por ejemplo. Esto es difícil para ellos”.
¿Qué dicen otros países?
El martes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió calma en Twitter. Afirmó que la inteligencia estadounidense indica que “el gobierno chino está trasladando soldados a la frontera con Hong Kong. ¡Todos deben estar tranquilos y seguros!”. China ya mantiene regularmente una presencia de soldados cerca de la frontera con Hong Kong.
Mientras tanto, los parlamentarios británicos han expresado su preocupación por la situación. El legislador Tom Tugendhat, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes, dijo el martes que Gran Bretaña debería considerar extender “los derechos de ciudadanía plenos a los chinos de Hong Kong”.
“Esto debería haberse hecho en 1997 y es un error que debe corregirse”, escribió Tugendhat en Twitter.
El secretario de Relaciones Exteriores británico, Dominic Raab, dijo el martes que está preocupado por “lo que sucede en Hong Kong y las inquietantes imágenes de enfrentamientos entre la policía y los manifestantes en el aeropuerto”.
“Como le dije a Carrie Lam en una llamada la semana pasada, condenamos la violencia y alentamos el diálogo constructivo para encontrar un camino pacífico”, tuiteó Raab.
Jill Disis, Sherisse Pham, Laura He, Doug Criss, Sarah Dean, Ben Westcott, Julia Hollingsworth, James Griffiths y Helen Regan contribuyeron a este informe.