(CNN Español) – La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas de Colombia (UBPD) recibió información por parte de la FARC, ahora partido político tras ser un grupo guerrillero por más de 50 años, de 276 casos para la búsqueda, localización e identificación de personas que fueron dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado de Colombia.
De esos 276 casos recolectados por la FARC, la UBPD dijo que el 64% pertenecen a miembros de grupos armados al margen de la ley; el 28% a civiles y el 1% integrantes de la fuerza pública, dijo Luz Marina Monzón, directora de la UBPD este martes en una rueda de prensa en Bogotá.
Esta labor, dice la UBPD, busca ayudar “humanitariamente a aliviar el sufrimiento de miles de personas que necesitan saber qué pasó y dónde están sus seres queridos”.
Jaime Alberto Parra, representante de Partido FARC que coordina la comisión de búsqueda por parte de la exguerrilla, dijo que en coordinación con el Instituto Nacional de Medicina Legal y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) documentaron 354 casos, de los que entregaron 276.
Este es solo un primer paso en la tarea que tiene la unidad de búsqueda —un mecanismo creado tras la firma de los acuerdos de paz de La Habana en 2016, con los que Gobierno y la guerrilla de las FARC pusieron fin a más de 50 años de conflicto armado en el país— pues con esta información el proceso apenas comienza.
“No es que vamos a encontrar los desaparecidos a partir de esta información”, dijo Monzón a periodistas en Bogotá. “La información aporta, pero tenemos que ponerla en un proceso que es poder completar la información, poder contrastarla, organizarla y cruzarla con otras fuentes, y esas otras fuentes son por ejemplo la información que proviene de las organizaciones de víctimas”.
Monzón dijo que de esos 276 casos, solo en el 6% (15 aproximadamente) hay algún tipo de información sobre el posible lugar de ubicación de restos de desaparecidos. Del resto de casos hay información distinta como las identidades de personas dadas por desaparecidas, información sobre sus familiares, el último contacto que se tuvo con ellas, la época y el lugar donde se tuvo ese contacto, explicó la directora de la UBDP.
En los casos recolectados por la FARC, el periodo en el que más desapariciones se registraron fue entre 1996 y 2007, casi el 60% de los casos, según información de la UBPD. Y la región del país de donde más casos se tiene referencia es en la región oriental (43%) y sur (23%).
Una tarea de memoria
A Colombia, la desaparición forzada se le convirtió en tragedia: 82.998 personas fueron víctimas de este delito entre finales de la década de 1950 y 2017, según un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) de 2018. El CNMH estableció que Colombia, en un periodo de democracia continua, acumuló más que las que ocasionaron sumadas las dictaduras de Chile, Argentina y Uruguay juntas: 3.500 casos documentados en el primero, 10.000 en el segundo con una proyección de 30.000 casos y 192 en el último, según reportes oficiales.
“La desaparición forzada es, tal vez, una de las prácticas represivas más atroces utilizadas por los actores del conflicto para imponer su control”, dice el CNMH.
Según Luz Marina Monzón, citando cifras del CNMH, además de las más de 82.000 personas desaparecidas, hubo más de 30.000 personas secuestradas y más de 17.000 personas reclutadas.
“Por fuera de esos números, que dan más de 100.000 personas, están todos los combatientes que no figuran en ninguna lista. Entonces la gran tarea que tiene la unidad… es determinar cuál es el universo de las personas desparecidas en el contexto del conflicto armado”, dijo ella.
Pero según el Registro Único de Víctimas (RUV) de la Unidad para las Víctimas ha contabilizado en el conflicto 47.259 víctimas directas de desapariciones forzadas y más de 120.000 indirectas.
Así que la lista de casi 300 personas desaparecidas que entregó la FARC esta semana es solo el inicio de una labor que según Parra dice “debe perdurar en el tiempo”. Y el proceso puede que sea difícil, pues todo depende de un ejercicio de memoria.
“Nosotros vamos a hacer la identificación de todos los cuerpos que nosotros (todas nuestras unidades, nuestros compañeros) recordemos y que ellos tienen conocimiento de dónde están los restos de personas de todos los niveles, de todos los ámbitos”, dijo Parra.
Por eso, este proceso de recolección de información debe hacerse “lo más pronto posible”, según dijo Mulan Giovannini, representante del CICR en Colombia.
La información de los desaparecidos viene de “los datos que los excombatientes tienen en su memoria, que es mucho más difícil recolectar de manera sistemática y de utilizar esta información para seguir la búsqueda de estas personas dadas por desaparecidas”, dice Giovannini.
Además, las FARC no son las únicas responsables de desaparecidos en Colombia. Según el CNMH, solo se tiene conocimiento de los perpetradores del 52% de las desapariciones en el país. De esas el 62,3% (26.475 casos) es responsabilidad de los paramilitares; el 24,3% (10.360), de guerrillas en general; 6,5% (2.764), de grupos posdesmovilización, y un 5,8% (2.484) de agentes del Estado.
Entre la información que entregó la FARC, están datos sobre varios cementerios de donde ya se han recuperado varios cuerpos. Parra, el representante de la FARC, dice que algunos de ellos están referenciados, “más organizados” y están en proceso de entregar la ubicación para la búsqueda de desaparecidos.
Visibilizar a las víctimas de las desapariciones
La UBPD lanzó una campaña en redes sociales llamada #ReconocemosSuBúsqueda en la que se les pide a los usuarios subir un video leyendo un fragmento de alguna de las seis cartas que escribieron mujeres que han dedicado gran parte de su vida en buscar a un familiar desaparecido.
Así sigue la búsqueda en un país que durante años ha visto a su gente desaparecer, y que aún conserva la esperanza de encontrar a algunos de ellos con vida.
“Nosotros aspiramos encontrar personas desaparecidas también vivas, no solamente muertas. Y espero que podamos encontrarlas y podamos devolverlas a los familiares y aliviar el sufrimiento que es el sentido humanitario de este mecanismo del sistema integral de verdad, justicia y reparación”, concluye Luz Marina Monzón.