(CNN) – Se puede enseñar a las ratas a jugar a las escondidas, y los científicos han descubierto que chillan de alegría cuando ganan.
Se sabe que tanto los animales salvajes como los domesticados juegan, pero los neurocientíficos de la Universidad Humboldt de Berlín querían saber más sobre el tema después de escuchar a los dueños de mascotas y veterinarios decir que las ratas parecían participar en formas de juego más complejas.
“Hace mucho tiempo que se sabe que las ratas participan en formas simples de juego, como volteretas y caídas, pero queríamos saber si podían hacer juegos más complejos, como el escondite”, dijo a CNN el neurobiólogo Michael Brecht, autor del estudio publicado en la revista Science.
Encerrado en un laboratorio con las ratas y una selección de cajas controladas a distancia, un equipo de científicos jugó una versión del juego infantil con los roedores, enseñándoles cómo esconderse y encontrar a los investigadores.
Durante un período de algunas semanas, descubrieron que las ratas rápidamente aprendieron a esconderse y buscar, e incluso comenzaron a desarrollar tácticas y estrategias para el juego.
En lugar de darles comida, a las ratas se les hizo cosquillas como recompensa por esconderse y encontrar a los investigadores.
Pero después de ser descubiertas, las ratas a veces se “volvían a esconder”, incluso si eso significaba un retraso en recibir su recompensa; eso es una prueba, según creen los científicos, de que las ratas estaban jugando solo por diversión.
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Aunque calladas cuando se escondían, los investigadores dijeron que las ratas “chillaron de alegría” cuando descubrieron a los científicos, algo que los investigadores creen que muestra una comprensión de las reglas del juego.
“Parece que se están divirtiendo, vienen corriendo”, dijo Brecht a CNN. “Son muy vocales, llaman todo el tiempo porque están entusiasmadas con eso. Pero luego se esconden y están bastante silenciosas”, dijo.
Brecht también dijo que su equipo ofreció a los animales escondites “estúpidos”, como cajas transparentes, pero los animales jugaron estratégicamente, optando por “escondites inteligentes”, cajas opacas, que proporcionaron una mejor cobertura.
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El equipo estudió la actividad neuronal en la corteza prefrontal de las ratas mientras jugaban, y descubrió que varias células en la región del cerebro respondían a ciertos aspectos del juego.
La investigación podría ofrecer más información sobre el vínculo entre el juego y las habilidades cognitivas, cree Brecht.