Nota del editor: Rocío Vélez es abogada con más de 15 años de experiencia en mercadeo internacional, desarrollo empresarial y defensora de asuntos ambientales. Estratega republicana. Graduada en la Pontificia Universidad de Puerto Rico con un postgrado en Ciencias de la Historia y Política de la Universidad Point Park de Pittsburgh.
(CNN Español) – El último debate llevado a cabo por los distintos candidatos del Partido Demócrata a la contienda presidencial nos dejó meridianamente claro que de aquí en adelante todos irán gravitando hacia el centro. Los primeros debates estuvieron cargados de distintas ofertas, regalos, condonación de deudas y préstamos estudiantiles y la panacea de la salud universal para todos, incluso para las personas que viven ilegalmente en Estados Unidos.
En este último debate, aunque no podía faltar la habitual promesa que ha caracterizado a políticos por igual, Andrew Yang intentó capturar a la audiencia con una subvención de US$1.000 por doce meses a 10 familias, a ser pagado por Yang al visitar su página web. Admito que es una ingeniosa táctica para atraer seguidores, pero aquí recae el problema con la estrategia utilizada por los demócratas desde el comienzo de esta campaña de primarias. Todo tiene un precio. Lo que hoy creemos disfrutar gratis, mañana lo pagaremos con creces.
Los planes de seguro de Medicare y de cobertura gratuita para todos que vienen anunciando los candidatos más progresistas del ala de izquierda del Partido Demócrata, ya van tomando una forma menos fantasiosa. El vicepresidente Joe Biden y otros candidatos más moderados como Amy Klobuchar y Pete Buttigieg ni de casualidad dejan fuera una opción que incluya a las aseguradoras privadas y que pueda afectar el seguro médico privado que tienen miles de sus más allegados en los distintos gremios y sindicatos.
Por su parte, la senadora Elizabeth Warren se ha distanciado de la idea de su homólogo Bernie Sanders de condonar toda la deuda estudiantil, y recomienda que solo se aplique esta regla a un 95% de los estudiantes y que la deuda se condone hasta los US$ 50.000 por alumno, para así evitar que los más adinerados se beneficien de dicho plan. Con el furor de la campaña y en medio de debates, es práctica común prometer sin medida, pero mientras más nos vamos acercando a la eliminatoria de candidatos que no llenen los requisitos establecidos por el Partido Demócrata, los principales contendientes, que en estos momentos son Biden, Sanders y Warren, necesitarán más sustancia con planes específicos para entrar en acción. Tendrán que contestar la pregunta de cuántos impuestos se aumentarán a la clase media para costear las propuestas presentadas por cada uno. Vendrán obligados a contestar cómo lograrán pasar dichos planes, promesas o medidas sin contar con una mayoría en el Senado.
Este último debate gozó de mayor estructura por la reducción en el número de participantes y porque el tiempo para contestar las preguntas fue mayor. Con la pregunta de la resilencia, los moderadores permitieron que se conocieran los datos personales de algunos candidatos que, en su inmensa mayoría, aún son desconocidos. Lamentablemente, los moderadores no hicieron preguntas dirigidas a asuntos de la economía y este es un punto medular para atraer votos independientes y capturar la atención de seguidores en estados como Wisconsin, el talón de Aquiles de Hillary Clinton en la pasada elección. Quizás esta omisión fue a propósito para evitar desafiar las medidas económicas tomadas por el gobierno del presidente Trump. Después de todo, los candidatos demócratas tendrían que asegurarle al pueblo norteamericano, que actualmente goza de una tasa de desempleo baja y de una economía robusta, que cualquiera de ellos, al llegar a la presidencia, podrá sostener o superar estas tendencias positivas. Por lo pronto ya veremos cómo se perfilan los próximos debates y quienes seguirán gravitando hacia el centro.