El expresidente de Francia Jacques Chirac, en una fotografía de 2007.

París (CNN) – El expresidente de Francia Jacques Chirac, conocido por su imagen de “hombre común” cuidadosamente elaborada, pero cuyos años posteriores fueron perseguidos por acusaciones de corrupción, murió a la edad de 86 años.

La noticia de su muerte fue reportada por BFM, afiliada de CNN.

En los últimos años, Chirac había sufrido pérdida de memoria y rara vez era visto en público, pero el dos veces presidente será recordado por su destreza política y su estilo cultivado de hombre del pueblo.

Chirac nació y estudió en París, pero desarrolló una afinidad por la región natal de su familia en la Francia rural y nunca perdió su contacto con el país o el hombre común.

Como presidente, claramente disfrutaba mezclarse con las multitudes, probar un bocado de esto o un vaso de aquello, y a menudo asistía a ferias agrícolas.

Aunque se graduó de las mejores escuelas, Chirac trabajó como marinero en algún momento e incluso tuvo un breve trabajo en Estados Unidos.

“Trabajé también en una fábrica en St. Louis, una fábrica de Anheuser-Busch”, dijo a Larry King de CNN en 1995.

Chirac se ofreció como voluntario para el ejército francés en 1956 durante la guerra de Argelia. Pero lo impulsaba un interés en la política, y a los 35 años se convirtió en uno de los ministros de gobierno más jóvenes en Francia bajo el presidente Charles de Gaulle.

Ocupó una serie de trabajos nacionales y luego, en 1977, se convirtió en el primer alcalde electo de París, puesto que hasta ese momento había sido designado.

Chirac entendió claramente el valor político en el trabajo: ser alcalde de la capital fue un trampolín perfecto para el escenario nacional. A través de su popularidad, algunos dirían destreza, Chirac pudo servir dos veces como primer ministro, incluso mientras conservaba el cargo de alcalde de París.

En 1995 su carrera estaba volando alto. Se postuló para presidente y ganó. Pero casi desde el comienzo de su mandato, se enfrentó a disturbios laborales por sus planes de austeridad. Al final de su primer año, los sindicatos casi pusieron de rodillas al país con huelgas que paralizaron el sector del transporte. El gobierno tuvo que dar una vergonzosa vuelta en “u”.

Todavía con la esperanza, más de un año después, de promulgar sus planes, Chirac ordenó nuevas elecciones, pero la apuesta fracasó y la Asamblea Nacional y el gobierno se desplazaron hacia la izquierda. Su rival para la presidencia se convirtió en el primer ministro. Fue quizás uno de los mayores errores de cálculo político de Chirac.

Los años que siguieron fueron difíciles, pero la popularidad de Chirac aumentó a medida que cayó el primer ministro socialista. En 2002, fue elegido para un segundo mandato.

Si bien hubo pocas iniciativas dramáticas durante su segundo periodo en el cargo, una se destacó: envió a su ministro de Relaciones Exteriores a las Naciones Unidas para declarar públicamente que Francia se opondría a la guerra liderada por Estados Unidos en Iraq.

La medida fue ciertamente un punto bajo en las relaciones francoestadounidenses, pero como Chirac le dijo a CNN en ese momento, no había vuelta atrás.

“Que cualquier país pueda ir a la guerra, o librar una guerra por sí solo, es impensable, nadie lo está considerando. Así que no hay otra solución al multilateralismo. Es la conciencia y la efectividad del mundo, como se expresó en la ONU”.

Mientras se desarrollaba su segundo mandato, la popularidad de Chirac entró en caída libre. Incluso cuando sufrió un derrame cerebral leve en 2005 había poca simpatía por el presidente, claramente envejecido. Al final de su mandato, en 2007, menos de una persona de cada cinco aprobó su presidencia, un mínimo histórico.

Pero el final de su carrera política no terminó con sus problemas. Durante años, fue perseguido por cargos de corrupción que se remontan a décadas de su época en el Ayuntamiento de París.

Tenía inmunidad de los cargos mientras era presidente, pero cuando dejó el cargo, el fiscal siguió adelante. Chirac fue juzgado y condenado por poner a sus trabajadores del partido político en la nómina de la ciudad y recibió una sentencia suspendida de dos años.

Aún así, a través de todos los altibajos de su carrera de casi 40 años en política, Chirac siguió siendo una de las figuras públicas más populares en Francia. Pero esa popularidad, sugieren los biógrafos, puede deberse a la percepción que se tenía de él como un “hombre común”, más que a un logro en particular.