Nota del editor: Jhon Cisnero es economista venezolano y trabaja en asesoría financiera en Kapital Consultores. Es profesor de Contabilidad Financiera de la Universidad Católica Andrés Bello, así como articulista de Forbes, Investing.com y UCVEconoticias. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Ecuador accederá a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y se han presentado manifestaciones en contra. ¿En qué consisten estos ajustes? ¿Tendrán estas iniciativas económicas un alto costo político?
Las medidas económicas presentadas. Y posteriormente removidas por el presidente Lenín Moreno movieron los cimientos de la sociedad ecuatoriana ocasionando protestas en la nación. Esta serie de políticas de ajuste eran parte de un acuerdo crediticio alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por más de 4.000 millones de dólares, que entró en vigor este año. Lo que ha impactado a parte de la sociedad es que normalmente el FMI concede créditos a países con graves problemas económicos a cambio de seguir una serie de pautas o ajustes. Ecuador ha mantenido un buen crecimiento económico, sin embargo, se ha venido desacelerando. ¿Requiere el país de este crédito para seguir creciendo?
La deuda de Ecuador actualmente no llega al 50%, esta es una de las razones por la que algunos consideran que no es necesario el crédito por parte del organismo internacional, además asocian este tipo de acuerdos con grandes deudas y medidas que normalmente no son de mucho agrado. Pero ¿en qué consisten?
Una de las acciones que más impactaban era el aumento del precio de la gasolina junto con la eliminación del subsidio a los combustibles, lo que se traducía de forma segura en el incremento del precio del transporte y de las mercancías, y seguidamente, como un efecto dominó, ocasionará inflación. Según las palabras del presidente, la intención era destinar este dinero a los sectores de la salud, educación, vivienda y seguridad social. Otra medida que causó mucha preocupación y polémica fue la reducción de las vacaciones de 30 a 15 días para los trabajadores del sector público y la disminución de los aranceles para la compra de equipamiento, maquinaria y materia prima, tanto industrial como agrícola; es obvio que las acciones que se están implementando no son populares. Normalmente, los planes de ajuste impulsados por el FMI no son nada agradables y esa es la razón por la que en muchas ocasiones este tipo de estrategias ha dado fin a diversos gobiernos.
Apalancarse para crecer no es malo, ahora, se debe considerar que el rendimiento de la inversión debe ser lo suficientemente alto para poder hacerle frente a las obligaciones adquiridas. A pesar de que las medidas que se habían anunciado no son de mucho agrado, si las cosas se hacen bien Ecuador podría tener más riqueza y prosperidad en un futuro, aunque con un nivel de endeudamiento alto.
El representante del FMI para el hemisferio occidental, Alejandro Werner, y la jefa de la misión para Ecuador, Anna Ivanova, señalaron que el plan de reforma está compuesto por cuatro pilares fundamentales. El primero busca impulsar la competitividad y la creación del empleo; el segundo, proteger a los más pobres con aumentos presupuestarios en el gasto social; el tercero, favorecer la sostenibilidad fiscal para hacerla más eficiente; y el cuarto, buscar la estabilidad del banco central ecuatoriano.
El ministro de Economía y Finanzas de Ecuador, Richard Martínez, aseguró en su momento que se seguirán implementando las medidas económicas “porque es lo correcto”, también dijo que “a las empresas públicas se les exigirá una reducción de gasto de 100 millones de dólares y en el caso de la seguridad social, de 50 millones de dólares”. Los despidos son otra posibilidad que se encuentra dentro del cronograma de ajustes.
Aunque la reducción de gastos no es lo único que busca el gobierno de Ecuador, impulsar los ingresos es de gran importancia y por eso decidió abandonar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Implementar políticas económicas de forma correcta normalmente no es del agrado de nadie. Organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas ayudó a mediar en el conflicto propiciando el diálogo. La libertad de expresión es un derecho, pero considero que lo es, siempre que no se transforme en violencia o vandalismo hasta el punto de que la sede de gobierno de Quito se tuvo que trasladar a Guayaquil por motivos de seguridad. A pesar de que esta estrategia no es mala, podría tener un costo político importante en el corto plazo.