Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.
(CNN Español) – Debo hacer lo que en inglés llaman un “full disclosure”, una revelación total. Soy un exiliado cubano, condición que inevitablemente matiza este comentario.
Este noviembre se cumplen 500 años de la fundación de La Habana. Cuando me fui de Cuba, en septiembre de 1961, era una de las ciudades más bellas y armónicas del planeta.
Hoy, tras algo más de 60 años de revolución comunista y descuido, sigue siendo muy hermosa, pero su belleza hay que adivinarla entre los edificios apuntalados para evitar los derrumbes, la falta crónica de pintura y la desgana de sus habitantes.
Eusebio Leal, el mejor funcionario que ha dado ese “gobierno de difuntos y flores”, como dice la canción de Silvio Rodríguez, ha tratado de atajar ese creciente deterioro, pero un hombre solo no puede con semejante desastre.
¿Qué sucedió en esa ciudad? Ocurrió lo que ya advirtió Aristóteles en su obra Política hace unos dos mil quinientos años: cuando todo es de todos nada es de nadie y se inicia la decadencia.
En La Habana todo era de alguien, y esa persona o grupo se ocupaba de mantener sus bienes lo mejor posible. Había, literalmente, decenas de miles de propietarios que cuidaban de sus casas y edificios. Ni mi familia inmediata ni yo, por cierto, estábamos entre ellos.
Esa es la diferencia. Esto ya lo reconocen los funcionarios cubanos en privado, y comienzan a hacer tímidas reformas que poco a poco van demoliendo la utopía comunista, aunque todavía rechazan el pluralismo político y la existencia de derechos humanos.
Cuando se restauren totalmente los derechos de propiedad y, como ha ocurrido en casi todos los países que abandonaron el comunismo, incluyan alguna forma de satisfacción material a los antiguos dueños o a sus descendientes, comenzará el nuevo ciclo de La Habana. Será de nuevo una ciudad esplendorosa. Seguro.