Nota del editor: Samantha Vinograd es analista de seguridad nacional de CNN. Es consejera sénior del Instituto Biden de la Universidad de Delaware, no afiliado a la campaña de Joe Biden. Vinograd trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama de 2009 a 2013 y en el Departamento del Tesoro durante el gobierno del presidente George W. Bush. Sígala en @sam_vinograd. Las opiniones expresadas en este artículo son propias de la autora.
(CNN) – La Cámara de Representantes votó para formalizar el trámite de juicio político el jueves, y tiene una abultada lista de testigos para que declaren esta semana. Sin embargo, el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara, Adam Schiff, indicó que publicará las transcripciones de las declaraciones de los testigos hechas a puertas cerradas, lo que significa que el país y el resto del mundo podrán ver de cerca cómo funciona nuestro gobierno por dentro.
Esto ocurre después de que el presidente Donald Trump y sus seguidores ridiculizaran a los demócratas en la Cámara por no hacer su trabajo de investigación públicamente. Pero quizás deban cuidarse de sus anhelos. Aunque esta novedosa transparencia forma parte importante del trámite de juicio político, no está exenta de costos. De hecho, acarrea riesgos de seguridad adicionales, dado que nuestros enemigos probablemente seguirán los acontecimientos con la esperanza de cosechar algún que otro conocimiento sobre las posibles debilidades de la Casa Blanca.
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A la luz pública
Nuestros enemigos ya saben mucho sobre la denuncia del informante, las declaraciones escritas y las filtraciones que surgieron de los testimonios a puertas cerradas. Se revelaron detalles confidenciales sobre cómo funciona el gobierno de EE.UU., entre ellos quién trabaja en la lectura de datos, quién escucha las llamadas telefónicas secretas de presidencia, cómo se usan los servidores secretos para almacenar y transmitir información, y cuán desestructurada se tornó la burocracia estadounidense con este presidente.
Agreguemos a la mezcla las audiencias públicas y la publicación de las transcripciones de los testimonios, los riesgos adicionales son considerables. Piénselo de este modo: no es que tengamos funcionarios del Kremlin testificando sobre cómo funcionan las comunicaciones del presidente de Rusia, Vladimir Putin, ni a qué asesores o individuos de su plantilla les ordena implementar sus trabajos sucios.
La nueva información que será revelada al público en el transcurso de los trámites de juicio político será la comidilla principal que manipularán las potencias extranjeras. La comunidad de inteligencia de EE.UU. determinó que Rusia tiene la intención de usar la guerra de la información para socavar la credibilidad de nuestros organismos, posiblemente la presidencia entre otras. Los informes detallados que podrían revelar cómo el presidente, o quizás su equipo, hizo uso indebido de su cargo añadirán leña al fuego que Rusia, y posiblemente otros rivales, tiene la intención de atizar mediante los ejércitos de bots, troles e identidades falsas. Trump sigue negando haber hecho algo ilegal.
Acciones legales
Si bien las transcripciones de testimonios pasados podrían salir a la luz esta misma semana y las audiencias públicas podrían comenzar la semana próxima, los testimonios de esta semana seguirán siendo a puertas cerradas. Y el cronograma de testimonios está abarrotado de funcionarios de la Casa Blanca y personal de la Oficina de Administración del Presupuesto que podrían tener vivencias de primera mano para compartir sobre las intenciones y motivaciones del presidente respecto de Ucrania.
También están citados funcionarios del Departamento de Estado (tanto el funcionario de carrera y subsecretario David Hale como el abogado y designado político T. Ulrich Brechbuhl). Pero no queda claro quién acudirá realmente.
El secretario de Energía Rick Perry ya dijo que eludirá su convocatoria a testificar y el ex viceasesor nacional de seguridad Charles Kupperman respondió a la citación de la Comisión de Inteligencia de la Cámara con una demanda contra la Cámara y su presidente, para que los tribunales decidan cómo debe proceder. Su exjefe, John Bolton, está convocado a declarar el jueves y aunque su declaración podría ampliar significativamente el alcance de la investigación, su abogado dijo que no se presentará a rendir testimonio de manera voluntaria. No queda claro si se presentará aun si fuera citado.
Algunas de las declaraciones más valiosas podrían ser las del abogado del Consejo de Seguridad Nacional, John Eisenberg, cuyo testimonio está previsto para el lunes. El teniente coronel Alexander S. Vindman, quien declaró la semana pasada, dijo que había escuchado la ignominiosa llamada telefónica entre Trump y Zelensky el 25 de julio, y que había compartido sus resquemores con Eisenberg, quien le dijo que no hablara sobre la llamada, según le contó a CNN una fuente familiarizada con su testimonio. De manera que, Eisenberg y otros abogados del Consejo de Seguridad Nacional decidieron que la redacción de la llamada debía ser trasladada a un servidor con contraseña.
Los abogados del Consejo de Seguridad Nacional responden a los abogados de la Casa Blanca y normalmente reciben órdenes del asesor de seguridad nacional. Si bien John Bolton, el asesor de seguridad nacional al momento de la llamada, ya no está en la Casa Blanca, el abogado de la Casa Blanca Paul Cipollone sigue allí. Cipollone está al frente del equipo de Trump que lidia con la investigación de juicio político y es el autor de la carta al liderazgo de la Cámara de Representantes que señalaba que el presidente no acataría la investigación.
Si bien los abogados del Consejo de Seguridad Nacional podrían tratar de señalar que no encontraron nada malo en lo que él dijo en la llamada ni en pedirle al embajador de EE.UU. en la Unión Europea, Gordon Sondland, que les dijera a los ucranianos que investigaran a Biden y su hijo, probablemente serán presionados sobre cuál de los abogados de la Casa Blanca sabía de sus intenciones y si compartieron su preocupación o hablaron directamente con el presidente.
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Dilaciones en público
Si bien es importante descubrir si Trump abusó de su cargo y retuvo ayuda destinada a Ucrania a cambio de colaboración extranjera en las elecciones, los trámites de juicio político constituyen un enorme malgasto de recursos para los empleados del gobierno que tienen que concentrarse en responder a la investigación en lugar de hacer su trabajo diario. Esto ofrece a nuestros rivales una oportunidad para atacar mientras la coyuntura de juicio político está candente y para tratar de imponer sus propios planes.
Y la percepción de que el equipo de seguridad nacional está distraído se ha ido reforzando recientemente. El testimonio de Tim Morrison, ex asesor sénior del Consejo de Seguridad Nacional, indicó que en lugar de hacer su trabajo ocupó su tiempo verificando datos de las afirmaciones de Sondland sobre los deseos del presidente y luego renunció. Vindman dijo que lo excluyeron de trabajos importantes sobre Ucrania y otros países en su cartera desde que comenzó la indagación del juicio político.
Muchos otros funcionarios que trabajan en temas relacionados con Ucrania han debido testificar o tienen que pasar tiempo con los abogados buscando la manera de evitar presentarse o entregar documentos.
Cuando se trata de un país como Ucrania esto podría tener graves consecuencias negativas. Rusia y Ucrania siguen trabadas en un conflicto armado, ni qué decir de las polémicas negociaciones sobre energía. Nuestro representante especial para las negociaciones con Ucrania, el embajador Kurt Volker, renunció nada más comenzar el trámite de juicio político. Y, en cuanto a los ucranianos, probablemente den por sentado que todo trabajo que hagan con los funcionarios estadounidenses podría terminar siendo parte de una declaración o audiencia pública en el futuro.
En resumen, mientras el equipo de seguridad nacional de EE.UU. tiene que lidiar con las consecuencias de las acciones de Trump, otros países pueden seguir trabajando como si no hubiera ocurrido nada.
Nuestra distracción es la oportunidad para nuestros enemigos.
(Traducción de Mariana Campos)