Cine Yara, anteriormente Teatro Warner Radiocentro, La Habana — En el transcurso de cuatro años, la fotógrafa Carolina Sandretto documentó la opulencia arquitectónica de los cines cubanos.

(CNN) – A la fotógrafa Carolina Sandretto le llevó cuatro años y tres viajes de ida y vuelta a Cuba elaborar un libro completo sobre la opulencia arquitectónica de sus salas de cine.

Durante la década de 1950, la economía de Cuba, entonces dominada por estadounidenses, era lo suficientemente próspera como para dar lugar a cientos de cines bellamente coloridos financiados por compañías de producción conocidas: 20th Century Fox, Columbia Pictures y Metro-Goldwyn-Mayer.

Justo antes de la Revolución cubana, el número de salas de cine en el país había crecido a un grupo respetable de 511: en comparación, La Habana tenía más cines que París o Nueva York en ese momento. A raíz de la victoria de Fidel Castro, este número aumentó a 600.

Cine Teatro Karl Marx, anteriormente Blanquita, La Habana, fotografiado por Carolina Sandretto.

“La cantidad de salas de cine per cápita en La Habana es una prueba incuestionable de la importancia que tuvo el ‘séptimo arte’”, escribió el artista cubano Carlos Garaicoa en la introducción del libro de Sandretto.

Más de medio siglo después de la revolución, el glamour de estas gemas arquitectónicas se ha desvanecido. Solo 19 cines permanecen activos en todo el país. Algunos han sido usados para otros fines, como eventos de baile locales, mientras que otros se cerraron cuando la carga financiera se volvió demasiado difícil de manejar.

“Su deterioro responde fundamentalmente a dos causas, la crisis económica que ha afectado al país durante 60 años, obviamente agravada en la década de 1990, con la caída del Muro de Berlín”, escribió Garaicoa, “y en parte, al fracaso de la cultura política, que habrían revivido cualquiera de esos edificios con la vitalidad de las actividades de la comunidad”.

Cine Nieves, Majagua, fotografiado por Carolina Sandretto.

Sandretto logró fotografiar más de 300 cines durante sus viajes.

“Fue difícil determinar cuántos cines había e identificar sus ubicaciones en la isla”, escribió. “No había información sobre ninguno de los cines en línea, y Google no está disponible en Cuba. Así que obtuve mi información a la antigua usanza”.