(CNN) – Colombia cerró sus fronteras antes de un paro nacional apoyado por una amplia coalición de movimientos sociales, en la que fueron lanzados gases lacrimógenos en la capital, Bogotá, y se ordenó el toque de queda en la ciudad de Cali.
El presidente Iván Duque, un conservador social, llegó al poder en agosto de 2018 y ahora enfrenta un descontento generalizado por el aumento del desempleo, las reformas económicas y el deterioro de la situación de seguridad.
Ecuador, Chile y Bolivia ya han experimentado grandes disturbios sociales este año, en un momento en que los gobiernos de la región luchan para lidiar con las quejas populares por el estancamiento económico, corrupción, desigualdad y problemas nacionales más específicos.
Las protestas fueron descritas como pacíficas en general y bajo control por parte del director de la Policía Nacional de Colombia, el general Óscar Atehortua, y la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez.
En Bogotá se realizaron 13 marchas y 27 concentraciones. A pesar de algunos bloqueos, el transporte público continúa funcionando normalmente, dijeron durante una conferencia de prensa el jueves.
Mientras que otras ciudades vieron incidentes menores, la mayor parte de la violencia se informó en la ciudad occidental de Cali, donde los manifestantes atacaron a un equipo local de noticias, quemando la mayor parte de su equipo, dijo la Policía.
Hay una investigación en curso y no se han realizado detenciones, agregó Atehortua.
Los manifestantes en Cali también se enfrentaron con la Policía de la Universidad del Valle y 11 vehículos de transporte público fueron destrozados, pero las autoridades no informaron de heridos.
Hombres encapuchados interceptaron un tanque blindado de la Policía en Cali con dispositivos explosivos improvisados, dijo Atehortua. Tres personas no identificadas fueron detenidas.
El alcalde de la ciudad, Maurice Armitage, impuso un toque de queda a partir de las 7 p.m. ET hasta el viernes por la mañana debido a la violencia. “Las personas que estén por fuera en este lapso, serán detenidas por las autoridades”, escribió Maurice Armitage, alcalde de Cali, en Twitter.
Hacia el final de la noche, después de las multitudinarias marchas en todo el país, y de algunos enfrentamientos, un cacerolazo espontáneo se dio en muchos sectores de Bogotá para manifestar su rechazo al gobierno.
Cierres fronterizos
Cierres fronterizos significan que cualquier entrada por tierra o mar desde Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela estará restringida, según el director de la Agencia de Migración de Colombia, Christian Krüger Sarmiento.
Los cierres comenzaron el miércoles a la medianoche y estuvieron vigentes hasta el viernes a las 5 am, según las autoridades de inmigración.
El gobierno también dio permiso a las autoridades locales para imponer medidas excepcionales como toques de queda, restricciones a la libertad de movimiento y prohibiciones a la venta de bebidas alcohólicas, según un comunicado de Presidencia.
En una serie de videos publicados en Twitter, Duque dijo que reconocía la protesta pacífica como una expresión de democracia y que Colombia enfrenta múltiples desafíos.
Duque habló en contra de los que, dijo, veían las protestas como una oportunidad de “agitación” y pidió a los manifestantes que marcharan pacíficamente.
“Garantizaremos el orden público y defenderemos, con todas las herramientas que nuestra constitución nos brinda, el derecho de los colombianos a vivir en paz”, dijo.
El jueves en la noche, Duque condenó los hechos violentos y dijo que lo que ocurrió tras la movilización fue “vandalismo puro y no obedecen a una expresión de la voluntad popular”.
“Hoy hablaron los colombianos. Los estamos escuchando”, dijo el mandatario.
Grupos de estudiantes y sindicatos llamaron al paro citando un paquete de reformas económicas que han bautizado como el “Paquetazo”. Duque ha negado que su gobierno esté planeando reformas laborales o de pensiones significativas.
Marta Lagos, directora de la firma de encuestas Latinobarómetro, trazó paralelos con otras naciones sudamericanas donde las frustraciones por la desigualdad se han desvanecido.
Lagos dijo que aunque las cosas están mejorando para algunas personas, las tensiones han surgido debido a la velocidad a la que avanzan los diferentes grupos de la sociedad.
Se desploma la popularidad de Duque
“Mientras que algunos de ellos alcanzan el final del túnel muy rápidamente, los otros que quedan piensan que nunca llegarán al final y esta es una de las razones que desencadenan las protestas”, dijo Lagos.
El presidente también se ha enfrentado a grandes críticas por su manejo del proceso de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC, y su ministro de defensa se vio obligado a renunciar a principios de noviembre por la muerte de al menos ocho niños durante una operación del ejército que tuvo lugar en agosto.
La líder indígena Aida Quilcué le dijo a CNN que los ataques violentos contra grupos indígenas han aumentado bajo el gobierno de Duque, y que está preocupada por la minería, la violencia contra los líderes sociales y el aumento de la militarización, incluida la presencia de grupos paramilitares.
Quilcué dijo que los grupos indígenas decidieron unirse a la huelga nacional y agregar sus demandas a las protestas más amplias debido a lo que ella llamó ataques crecientes contra los derechos humanos.
“Se han olvidado de la gente”, dijo. “Creo que hay problemas estructurales que nos obligan a defender nuestros derechos”.
La popularidad de Duque se ha desplomado desde que llegó al poder hace más de un año.
Según una encuesta realizada en agosto de 2019 por Gallup, el 64% de los encuestados desaprobó su gobierno y solo el 29% dijo que estaba haciendo un buen trabajo.
– Tatiana Arias de CNN contribuyó a este informe.