CNNE 714400 - lanza- asesinato de periodistas es un ataque al derecho al saber de la sociedad
Lanza: Si casos de asesinatos de periodistas en México no se resuelven, se refuerza círculo de violencia
03:46 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Cuarenta y nueve periodistas asesinados, 57 secuestrados, 389 encarcelados. Ese es el balance del más reciente informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF), que destaca la situación de América Latina y, en particular, la de México, con 10 víctimas, el mismo número que en Siria.

Si bien el año 2019 registró una cifra de periodistas asesinados en el cumplimiento de su deber “históricamente baja”, en comparación con el promedio de los últimos años, RSF subraya que esto “refleja esencialmente la disminución del número de periodistas asesinados en conflictos armados como en Siria, Iraq, Yemen y Afganistán”.

No se registraban cifras tan bajas en el mundo desde 2003. Sin embargo, hubo una inversión de tendencia: hubo más muertes en países de paz, el 59%, que en zonas de conflicto.

“Al 63% de los periodistas asesinados los mataron o atacaron de forma deliberada, un 2% más que en 2018”, dice el informe.

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América Latina registró un total de 14 asesinatos: 10 en México, dos en Honduras, uno en Colombia y uno en Haití.

El reporte subraya que la gravedad de la situación puede ser peor de lo que revelan las estadísticas pues aún se están revisando los casos de otros 10 periodistas fueron asesinados en Brasil, México, Honduras, Colombia, Chile y Haití en 2019.

“América Latina se ha convertido en una zona tan letal para los periodistas como el Medio Oriente azotado por sus conflictos fratricidas”, dice RSF.

El caso de México es el más preocupante, pues, como dice RSF, “acumula en solitario otros récords”.

México registra el mayor número de asesinados en 2019 en un país en paz, “tantos como Siria en guerra”. Además, la probabilidad de que los autores de los asesinatos sean juzgados algún día es casi nula, “ya que el país también se distingue por su tasa de impunidad de crímenes cometidos contra periodistas, que supera el 90%”.

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Reporteros Sin Fronteras resalta en especial los casos de asesinatos que son “sintomáticos de la ineficiencia de las autoridades mexicanas a la hora de frenar esta espiral de violencia contra la prensa”.

El informe destaca el caso de la periodista Norma Garabia Sarduza en el estado mexicano de Tabasco, “que había reclamado sin éxito protección tras recibir amenazas por una serie de artículos sobre corrupción policial local”.

Y también el de su colega Francisco Romero Díaz, “que se beneficiaba de las medidas de seguridad del Mecanismo de Protección Federal y disponía de escolta y un ‘botón de pánico’”.

En Honduras, dice RSF, dos periodistas “fueron asesinados a sangre fría a plena luz del día”, en un país “igualmente superado por la corrupción y el crimen organizado”.

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Por el lado de Colombia, Reporteros Sin Fronteras dice que “vuelve a enfrentarse a sus viejos demonios”. El regreso de grupos armados y la reanudación de enfrentamientos en zonas rurales “contribuyen a crear zonas silenciadas, agujeros negros de información”. Y resalta el caso del realizador y documentalista Mauricio Lezama, quien fue asesinado mientras grababa un documental sobre las víctimas del conflicto armado.

Haití “lleva en estado de crisis desde el verano de 2018”, según RSF. El reportero Néhémie Joseph, abiertamente crítico con el Gobierno, fue asesinado mientras se multiplicaban las protestas contra el presidente, Jovenel Moïse.

Natalie Southwick, coordinadora del programa de Centro y Suramérica para la ONG con sede en Nueva York, el Comité para la Protección de los Periodistas, dijo a CNN Business que, si bien la región no es una zona de guerra activa típica, “la tasa de violencia es equivalente”.

Centro y Suramérica es “una región donde hay niveles realmente altos de violencia endémica en todos los ámbitos, en muchos países, a pesar de que no son una zona de conflicto”, dijo Southwick.

“Gran parte de lo que están enfrentando son amenazas del crimen organizado”, agregó. “La cosa cambió. El Estado, históricamente, ha sido uno de los principales agresores, principales perpetradores contra periodistas… pero estamos viendo, especialmente en lugares donde el Estado no está realmente presente, [que] hay una presencia mucho más fuerte del crimen organizado que se está convirtiendo en la principal amenaza”.

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Los reporteros que se centran en problemas ambientales en la región, como los incendios de la Amazonía, también se ven cada vez más atrapados en situaciones peligrosas, dijo Southwick. “Los periodistas que informan sobre esos temas y sobre los activistas están siendo atrapados en el mismo tipo de amenazas que los mismos activistas”, agregó.

Southwick dijo que era esencial que los gobiernos rechazaran el crimen organizado y la impunidad. “Ellos [las pandillas del crimen organizado] ven que no hay consecuencias por matar periodistas, eso envía un mensaje de que pueden seguir saliéndose con la suya”.