Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.
(CNN Español) – La gran ironía es que Donald Trump y Vladimir Putin están condenados a enfrentarse, pese a la buena relación personal que tienen ambos mandatarios.
Una de las razones radica en la expansión de la OTAN. Como se trata de una alianza de 29 países, con gran respaldo popular e institucional, Trump no puede evitar que se sumen otras naciones europeas.
El próximo episodio de tensiones será la futura adhesión de Macedonia del Norte a la OTAN.
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La República de Macedonia del Norte es una reducida nación al norte de Grecia, esencialmente rural, de apenas 25.000 kilómetros cuadrados y 2 millones de habitantes, que formaba parte de la desaparecida Yugoslavia.
La única distinción especial de Macedonia es que se trata de la patria de Alejandro Magno y dio origen al helenismo.
Ya el Senado de Estados Unidos le dio su abrumadora aprobación a la admisión de Macedonia en la OTAN.
Ocurrirá lo mismo que sucedió con la incorporación de Montenegro a la OTAN en el 2017. Rusia protestará, dirá que la OTAN continúa con una mentalidad de Guerra Fría, pero no hará nada.
Montenegro es también una minúscula nación rural surgida de la disolución de Yugoslavia, pero aún con una población más reducida, de apenas 620.000 habitantes.
El argumento de Trump de que los países de Europa se aprovechan de la buena voluntad de Estados Unidos y no cumplen con su responsabilidad económica no es justo ni exacto.
Lo cierto es que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial no ha habido conflictos planetarios, Washington se transformó en la cabeza del “mundo libre” y el dólar en la divisa preferida por casi todo el mundo.
Eso, que ha favorecido inmensamente a Estados Unidos, se debe, en gran medida, a la existencia de la OTAN, aunque al presidente Donald Trump le cueste admitirlo.