(CNN) – Como tantas buenas historias, esta comenzó con una noche memorable.
Rino Dubokovic, un estudiante universitario en Zagreb, estaba disfrutando de una bebida con sus amigos cuando comenzaron a intercambiar sus historias más divertidas sobre la resaca.
De repente, se le ocurrió una idea: “Una especie de colección donde todos estos objetos de historias de borrachos se expondrían junto con sus historias”.
Seis meses después, en el edificio al lado de donde había tenido lugar la noche borracha, allí estaba: el Museo de las Resacas.
Las exhibición incluyen objetos que las personas encontraron inexplicablemente la mañana después de una noche de borrachera, una habitación donde los visitantes pueden probar sus reflejos después de ponerse las “gafas de cerveza” y una sección interactiva donde pueden compartir sus mejores y peores experiencias de resaca.
La tienda de regalos también es irónica, y vende un juego de mesa de “borrachera” y actividades de bar, como dardos.
Dubokovic, quien es originario de la isla de Hvar y estudia ciencias de computación, le dijo a CNN Travel que el objetivo del museo no es glorificar la indulgencia excesiva. Más bien, es una representación física de los tipos de conversaciones que tuvo con sus amigos, donde todos compartieron historias y los unió cosas que hicieron en el pasado.
“En el futuro, queremos que las personas tomen conciencia de las cosas malas relacionadas con el alcohol”, agrega.
El museo, que abrió el 1 de diciembre, sigue siendo lo que Dubokovic llama un “concepto de prueba”. Como la reacción ha sido positiva hasta ahora, espera obtener fondos adicionales para convertir el Museo de la Resaca en un establecimiento más grande y permanente.
Este no es el primer museo no ortodoxo que se abre en Zagreb.
En 2010, la capital croata dio la bienvenida al Museo de las Relaciones Rotas, fundado por una expareja que alentó a los visitantes a donar objetos relacionados con sus propias rupturas románticas.
La colección creció hasta incluir todo, desde recibos arrugados hasta un vestido de novia abandonado. Finalmente tuvo tanto éxito que se abrió una segunda ubicación en Los Ángeles seis años después.
En cuanto a Dubokovic, su propio Museo personal de resacas definitivamente incluiría un menú de una aplicación de entrega de alimentos.
“Pido pizza cuando tengo resaca porque soy demasiado vago para hacer algo”, dice.
Lo bueno es que no tenía resaca cuando llegó el momento de hacer el trabajo de crear un museo.
El Museo de las resacas está ubicado en la calle Preradovićeva 8, 10000 Zagreb, Croacia.