(CNN) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmará este miércoles la “primera fase” del acuerdo comercial con China, pero lo pactado —que ha estado en proceso durante casi dos años— no suspenderá los aranceles que el mandatario le ha impuesto a los bienes fabricados en el país asiático.
Se espera que el acuerdo mantenga los impuestos sobre unos 370.000 millones de dólares en bienes, o casi dos tercios de lo que Estados Unidos importa de China. Los aranceles han elevado el precio de artículos como gorras de béisbol, equipajes, bicicletas, televisores, zapatos deportivos y una variedad de materiales utilizados por los fabricantes estadounidenses.
Trump utilizó los aranceles como una estrategia de negociación, destinada a lastimar la economía de China y presionar a Beijing para que aceptara un nuevo acuerdo comercial que aborde las prácticas comerciales desleales, tales como el robo de propiedad intelectual y las transferencias tecnológicas forzadas. Esa es una meta con la que están de acuerdo líderes empresariales a lo largo del país y legisladores de los dos partidos.
Pero los impuesto han perjudicado también a los estadounidenses. Se han reducido los resultados de las empresas del país, obligando a los propietarios a tomar decisiones sobre recortes en los empleos y aumentos de los precios a los consumidores. Además, la incertidumbre sobre cuánto tiempo estarán vigentes los aranceles y si Trump incrementará la tasa –algo que hizo en mayo pasado con apenas unos días de anticipación– desalienta a las empresas a realizar inversiones a largo plazo, lo que potencialmente costaría algo del crecimiento de Estados Unidos.
Estas son la cifras clave que ha dejado la guerra comercial.
300.000 empleos perdidos
Un informe de Moody’s Analytics indica que la guerra comercial con China, que empezó a principios de 2018, tuvo un costo de 300.000 empleos perdidos hasta septiembre pasado, según una simulación económica.
Pero, incluso con esa pérdida, el crecimiento de los puestos de trabajo en Estados Unidos sigue siendo fuerte. El país agregó 2,1 millones de empleos en 2019, aunque a un ritmo más lento que el año anterior cuando se crearon 2,7 millones de vacantes.
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Aunque es difícil saber exactamente cuántos empleos perdidos se pueden atribuir a las tensiones comerciales, el informe de Moody’s no es el único que sugiere que los aranceles están teniendo un efecto en los trabajadores estadounidenses.
Una encuesta de empresas, realizada por la firma de personal Challenger, Gray & Christmas, encontró que las dificultades comerciales fueron citadas como la razón principal para el recorte de más de 10.000 trabajos solo en agosto. Y un análisis de Tax Foundation también sugiere que la guerra comercial tendrá como resultado la pérdida de empleos a largo plazo.
Importadores estadounidenses pagaron 46.000 millones de dólares adicionales en aranceles
Trump se equivoca cuando afirma que China está pagando los aranceles.
El costo del impuesto proviene directamente de la cuenta bancaria de un importador estadounidense cuando los bienes llegan al puerto.
Las compañías estadounidenses han pagado 46.000 millones de dólares más en aranceles de lo que hubieran desembolsado sin los impuestos de Trump, según un análisis de datos del gobierno realizado por la coalición de libre comercio Tariffs Hurt the Heartland. Los importadores estadounidenses pueden optar por asumir el costo del arancel o trasladarle parte de él –incluso la totalidad– al consumidor.
Ahora, también es posible que algunos fabricantes chinos hayan bajado sus precios para mantenerse competitivos en el mercado estadounidense. Sin embargo, al menos dos documentos publicados el año pasado sugieren que las empresas y los consumidores de EE.UU. se llevan la peor parte por el costo de los aranceles.
Los impuestos le cuestan a los consumidores de EE.UU.
Múltiples estudios muestran que los aranceles terminan costándoles a las familias estadounidenses. JPMorgan Chase señaló que los impuestos aplicados en 2018 le generaron a los hogares promedio un costo de 600 dólares al año.
Un informe distinto, realizado por la Fed de Nueva York y las universidades de Princeton y Columbia, calculó que esos aranceles le costarían a los hogares aún más dinero: 831 dólares al año. Su investigación también consideró el precio de cambiar las cadenas de suministro para evitar pagar los impuestos.
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Pero esas estimaciones no tienen en cuenta los aranceles aplicados en septiembre, que afectaron bienes de consumo como juguetes, televisores y ropa. Las rondas anteriores de impuestos fueron para los productos industriales y tenían menos probabilidades de aumentar directamente el costo a los compradores.
A pesar de esos aumentos, los consumidores no están viendo grandes incrementos en los precios de los bienes de todos los espectros. La inflación ha oscilado alrededor del 2% desde que comenzó la guerra comercial y, aunque el sentimiento de los compradores ha fluctuado de mes a mes, tampoco ha cambiado mucho desde principios de 2018.
La producción recibe una paliza
Trump ha argumentado frecuentemente que sus aranceles están impulsando el sector manufacturero estadounidense, pero la industria atraviesa una caída. En diciembre, una medida de la actividad productiva disminuyó a su punto más bajo en más de una década. Los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) muestran que solo se sumaron 46.000 empleos netos de manufactura en 2019, un aumento de menos del 0,5%.
Si bien es probable que haya muchos factores en juego, un reciente documento de economistas de la Reserva Federal mostró que los aranceles ciertamente están arrastrando al sector.
Es cierto que algunas empresas se benefician cuando los impuestos de Trump llevan a que los bienes de un competidor extranjero sean más costosos. Sin embargo, muchos fabricantes necesitan importar materiales para ensamblar sus productos a nivel nacional. Los aranceles han afectado a artículos clave como el acero, los motores y las piezas de bicicletas.
Cualquier beneficio de los aranceles ha sido compensado por el aumento en el precio de los materiales de entrada y el efecto de los impuestos que China aplicó como represalia a los productos fabricados en Estados Unidos, señala el documento de la Reserva Federal. Además sostuvo que esos factores condujeron a una reducción en los empleos manufactureros.
Los agricultores están sufriendo. Pero el paquete de asistencia de Trump ayudó
China apuntó a los agricultores estadounidenses aplicando aranceles de represalia a los productos agrícolas, como la soja, el trigo y el maíz.
Sin embargo, pesar de que los agricultores perdieron uno de sus mayores mercados de exportación, una encuesta reciente encontró que el sentimiento de los granjeros es el más alto desde 2016 y el Departamento de Agricultura de EE.UU. proyectó que los ingresos agrícolas aumentarán un 10% este año, su mayor nivel desde 2014.
Eso se debe en gran parte a un auxilio financiero de Trump. Su gobierno ha entregado alrededor de 28.000 millones de dólares –aproximadamente el doble del rescate automotor en 2009– a los agricultores afectados por los aranceles chinos. Los pagos no están destinados a compensar las pérdidas totales, pero sí ayudan a cerrar la brecha.
Sin la asistencia del gobierno, que se espera aumente un 64% en 2019, los ingresos agrícolas en realidad se habrían reducido.
Ahora, los pagos de ayuda de Trump no los están salvando a todos. Las bancarrotas agrícolas aumentaron un 24% en comparación con el año anterior, según American Farm Bureau.
El crecimiento de China se desacelera, mientras la economía de EE.UU. sigue fuerte
El crecimiento económico de China se desaceleró a su nivel más bajo en casi tres décadas el año pasado, al menos en parte debido al efecto de la guerra comercial. Algunos importadores estadounidenses han cambiado sus cadenas de suministro, comprando a fabricantes de otros países asiáticos para evitar pagar el arancel.
Por otro lado, si bien el mercado laboral estadounidense continúa siendo resistente y la economía sigue creciendo, se desaceleró en el transcurso de 2019.
Es difícil saber cuánto de eso se debió a la guerra comercial, que desaceleró la economía de China y tuvo otros efectos globales. Pero las amenazas arancelarias de Trump continúan fomentando un ambiente empresarial incierto. Además de China, ha aplicado impuestos al acero extranjero y a los vinos y quesos europeos. Actualmente, su gobierno está evaluando el aumento de los aranceles europeos y la imposición de nuevos impuestos a una variedad de productos y bienes de fabricación francesa, una medida que ha provocado fuertes protestas de los importadores de vino y restaurantes.