Iranian protesters hold a portrait of the commander of the Iranian Revolutionary Guard's Quds Force, Gen. Qassem Soleimani, during a demonstration in the capital Tehran on December 11, 2017, to denounce US President Donald Trump's declaration of Jerusalem as Israel's capital. (Photo by ATTA KENARE / AFP)

Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.

(CNN Español) – ¿Quién ganó con la muerte del general Qassem Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, por medio de un preciso dron disparado por EE.UU.?

Hay otros triunfadores, pero los primeros beneficiarios de la carnicería fueron los miembros de la oposición iraní.

Era muy difícil manifestar su satisfacción por el suceso, pero a las pocas horas hubo una magnífica coartada para salir a las calles a protestar.

El régimen de los ayatolás derribó, sin la menor justificación y alegando un error, un avión comercial ucraniano, matando a docenas de estudiantes iraníes que regresaban a Canadá. Lanzó dos misiles contra la aeronave. El clamor fue estruendoso cuando se supo de la mortal negligencia.

Los latinoamericanos también están de plácemes tras la muerte del general Soleimani. Lo ha escrito María O’Grady en The Wall Street Journal. Al desaparecido militar le imputaban numerosos actos de terrorismo en la región. Su muerte probablemente frene esa sanguinaria tendencia.

No obstante, los ayatolás continuarán tratando de fabricar armas atómicas, lo cual pone al mundo al borde de una catástrofe. Según una información publicada en The Jerusalem Post, en la que citan fuentes de inteligencia israelíes, este año Irán conseguirá reunir suficiente uranio enriquecido para contar con armamento nuclear. Y, de acuerdo con la misma fuente, en otros dos años dispondrá de misiles intercontinentales para montarlos.

Una vez que Irán cuente con armas nucleares no solo se garantizaría la impunidad. A partir de ese hecho no hay forma de detener a Arabia Saudita, a Turquía e incluso a Egipto, de hacer lo mismo, con lo cual el planeta sería mucho más peligroso.

Sin duda, eso solo quiere decir que Washington debe impedir que Irán fabrique armas nucleares. Y debe hacerlo antes de que sea demasiado tarde.