(CNN Español) – Pasaron 4 años, un mes y 12 días desde que el 9 de diciembre de 2015 Cristina Fernández de Kirchner dejó la presidencia de Argentina. Ese día, y ante una multitud que la despedía, decía sarcásticamente: “A las 12 me convierto en calabaza”.
Pero lejos de ese presagio, este martes, y a raíz del primer viaje internacional del presidente Alberto Fernández, la ahora vicepresidenta volvió a ocupar la primera magistratura del país.
Será temporalmente, hasta el sábado, cuando el mandatario regrese de Israel, donde participará del Foro Internacional de Líderes en Conmemoración del Día Internacional de Recordación del Holocausto y la Lucha contra el Antisemitismo, que se realizará en Jerusalén.
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Pero más allá de la cuestión meramente legal y formal, ya que el artículo 88 de la Constitución Nacional indica que la vicepresidenta deberá ejercer el mando del Poder Ejecutivo en ausencia del presidente, para muchos tiene un fuerte simbolismo.
Dueña de un gran caudal político, desde fines de 2018 se especulaba con su candidatura a la presidencia para disputarle el puesto a Mauricio Macri. Finalmente decidió competir, pero como vicepresidenta, cambiando todo el escenario político.
“Le he pedido a Alberto Fernández que encabece la formula que integraremos juntos. Él como candidato a presidente y yo como candidata a vice”, sostenía la entonces senadora y expresidenta en un video que demostraba un gesto inédito en la política argentina: un candidato a vicepresidente proclamaba quien sería su candidato a presidente.
Algunos de sus partidarios explicaban esta decisión aduciendo que Fernández de Kirchner era necesaria para poder ganarle a Macri, pero que solo con ella no alcanzaba y que por eso buscaba ampliar su base política.
En aquel momento, ella solo se limitó a decir en el mismo video del anuncio que creía que la ambición personal tenía que estar “subordinada al interés general”.
Pero como a lo largo de su larga carrera política Fernández de Kirchner ha despertado pasiones encontradas, ante esta “novedad” no faltaron los críticos que sostenían que ella sería quien realmente gobernara en caso de ganar las elecciones.
Quizás para acallar esos comentarios o por las mismas razones que argumentó en ese video, durante la campaña la entonces exmandataria se mantuvo bastante al margen, participando de muy pocos actos y dándole protagonismo a Fernández.
Tras las elecciones y la toma de posesión, la vicepresidenta sigue manteniendo ese perfil bajo en los últimos meses.
Y por más que temporalmente vuelva a ocupar la presidencia del país, en estos cuatro días no hay prevista ninguna actividad oficial, informaron desde la Presidencia.
Firmó el traspaso de mando en sus oficinas del Instituto Patria, su usina política, e incluso ni siquiera está previsto que acuda a la Casa Rosada, que visitó por última vez el 10 de diciembre, día de su asunción.
Sin embargo, desde la mañana del martes, en redes sociales fue tendencia la etiqueta #CristinaPresidenta.