Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.
(CNN Español) – Comienzo por la inevitable declaración: soy un exiliado cubano que, desde la adolescencia, me he opuesto a las dictaduras de izquierda y de derecha.
A su paso por Canadá, Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, se entrevistó con el primer ministro Justin Trudeau. Fue en su visita oficial a ese país que el presidente Guaidó le dijo a la prensa que esperaba que Canadá hiciera valer sus buenas relaciones con Cuba para que la isla desempeñe un rol positivo en la evolución hacia la democracia que se espera en Venezuela.
El secretario de Estado adjunto interino de Estados Unidos para el hemisferio occidental, Mike Kozak, le respondió a Guaidó, sin mencionarlo, con un certero tuit: Cuba pertenece al problema, no a la solución de la crisis venezolana. Si Cuba quisiera solucionar el asunto debería retirar a sus torturadores y a las fuerzas de contrainteligencia que operan en el país. Kozak conoce bien al régimen cubano: estuvo a cargo de la Sección de Intereses de EE.UU. en Cuba durante tres años.
Guaidó, a mi juicio, sabe perfectamente que Cuba continuará apoyando a Maduro hasta el final. Entonces, ¿por qué dijo algo que le hizo parecer como un ingenuo novato? Lo hizo porque el apoyo de los canadienses es vital para la Venezuela que él representa, y seguramente Trudeau sí tiene vanas esperanzas en el cambio de la política en relación con Venezuela.
A lo largo de más de 60 años, el régimen cubano ha cambiado sus alianzas solo en una oportunidad. Fue durante la guerra entre Somalia y Etiopía por el territorio desértico de Ogadén, ocurrida entre 1977 y 1978.
Salvo ese caso, y porque la Isla no se iba a oponer a Moscú, que aportó la dirección de la guerra, el historial de Cuba es de apego terco a sus pactos, como si la divisa de la isla fuera el viejo dictum español “Sostenerla y no enmendarla”.
Cuba, pues, seguirá siendo parte del problema, no de la solución, como dijo Kozak y como, in pectore, no ignora Guaidó.