(CNN) – Hizo que Estados Unidos volviera a ser grande.
Ese es el mensaje que resonó en el discurso del Estado de la Unión pronunciado por Donald Trump este martes: también es el plan para su campaña de reelección. El presidente de Estados Unidos proclamó un “gran regreso estadounidense” de rugiente prosperidad, venciendo a China, brillantes acuerdos comerciales, nuevas fábricas y líderes terroristas eliminados de la faz de la Tierra.
“Estamos avanzando a un ritmo inimaginable hace poco tiempo, ¡y nunca volveremos atrás!”, afirmó. Y eso no suena a un presidente que está avergonzado tras luego de ser acusado en un juicio político y que necesita a los senadores republicanos para mantenerlo en el cargo durante una votación este miércoles.
Trump también presidió la presentación de un preciado ritual estadounidense. El exprotagonista de un programa de reality, en plena televisión en vivo, reunió a un soldado estadounidense que participó en una guerra fuera de casa con su esposa e hijos. Casi todos los invitados que mencionó durante su discurso eran de minorías étnicas, en una aparente apuesta por ocultar la realidad de una presidencia que a menudo ha hecho de la retórica racial su arma. El mandatario que niega el cambio climático incluso se comprometió a plantar un billón de árboles.
- MIRA: Momento histórico en el SOTU: Pelosi rompe copia del discurso del estado de la Unión de Trump
El estado amargamente polarizado de la política estadounidense estuvo capturado por dos momentos destacados: después de ingresar al reciento, Trump le dio la espalda a su anfitriona, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y la dejó con la mano extendida sin estrechársela. Luego, al final de uno de los discursos del Estado de la Unión más politizados de la historia, Pelosi rompió ostensiblemente su copia del discurso.
Los seguidores de Trump ven a un aliado cultural en la Oficina Oval y a un acérrimo defensor de las políticas sobre armas, religión, aborto e inmigración. Y es probable que vuelvan a votar por él en noviembre con números superiores a los de 2016.
Pero la pregunta en las próximas elecciones es si el autoproclamado milagro económico de Trump puede convencer a un número suficiente de estadounidenses para que aguanten su enfoque de tierra arrasada durante cuatro años más.