Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina. Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor.
(CNN Español) – Con la aparición del coronavirus, una especie de histeria colectiva se instaló en los medios de comunicación fuera de la República Popular China, como si este virus fuera a inundar el planeta.
Ya que una alerta emitida por la Organización Mundial de la Salud siempre es un toque de atención, parece, sin embargo, que en este caso hay muchas otras cosas en juego y cuesta creer que no sobrevuela la disputa económica entre Washington y Beijing.
El presidente Donald Trump suele decir que China se ha aprovechado durante décadas de su país y lo reiteró durante su discurso del estado de la Unión el 4 de febrero.
En sintonía con este pensamiento y sin delicadeza, el secretario de Comercio de EE.UU., Wilbur Ross, dijo que a raíz de la aparición del coronavirus muchos empleos volverían a su país. Como era de esperarse, este comentario no fue bien recibido en China y la agencia de noticias oficial Xinhua, que suele transmitir la voz del gobierno, lo calificó de “insensible”.
No deja de ser curioso que la posible, aunque incierta, expansión de este nuevo virus genere ahora tanto pánico en el mundo cuando existen numerosas enfermedades contagiosas que han afectado a más personas. Especialmente en Estados Unidos, la mismísima primera potencia mundial, donde el virus de la influenza en esta temporada afectó a más de 19 millones de personas, causando la muerte de al menos 10.000, aunque Trump ni siquiera lo mencionó en su discurso cuando se refirió a la protección de la salud de la ciudadanía.
¿Y cuánta gente recuerda que en el año 2009 solo en Estados Unidos la epidemia del virus H1N1 afectó a más de 50 millones de personas y mató a más de 12.000?
A pesar de estos datos, que son públicos, no hubo ni hay una campaña internacional para no pisar suelo estadounidense.
Tal vez algunas personas deberían recordar que ya en el Nuevo Testamento se alertaba de mirar tanto la paja en el ojo ajeno teniendo una viga en el propio.